tag:blogger.com,1999:blog-119951702024-03-07T18:15:52.370-03:00WALDERBLOG - "El desvío de lo real""Cuando tratamos de preservar la auténtica esfera íntima de la privacidad contra el intercambio público "alienado", la privacidad misma se transforma en una esfera mercantilizada y objetivizada. Contra este tipo de privacidad la única forma de romper con las limitaciones de la alienación es inventar una nueva colectividad". (Slavoj Zizek)Paul Walderhttp://www.blogger.com/profile/12625215054086126725noreply@blogger.comBlogger157125tag:blogger.com,1999:blog-11995170.post-72629091069774342402011-06-24T16:33:00.002-04:002011-06-24T18:38:58.987-04:00La Polar y El Teorema de la Parte Maldita<a href="http://www.topnews.in/files/Retail_Sales.jpg"><img style="MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 399px; FLOAT: left; HEIGHT: 300px; CURSOR: hand" border="0" alt="" src="http://www.topnews.in/files/Retail_Sales.jpg" /></a><br /><br /><br /><div align="justify"><span style="font-family:verdana;font-size:85%;">“Llegar y llevar”, el lema de La Polar, puede extenderse a todo el retail, el sistema financiero y otros varios servicios. El capitalismo en su más alta fase, que es un capitalismo a lo Rey Midas, convierte la basura en oro, las deudas incobrables en inversiones rentables, los activos tóxicos en riqueza. Hablamos de La Polar, pero también de Goldman Sachs, de Lehman Brothers y de toda la casta de los nuevos emblemas del capital, que sólo sabe de crecimiento, rentabilidad, utilidades. De acumulación de riqueza. De aquel capital amparado bajo la anomia normativa mercantil, que no conocía límites en la creación de fortunas.<br /><br />El gran capital y las grandes corporaciones, con la ayuda de los organismos financieros internacionales y los gobiernos de turno, prepararon el terreno para la gran escena final. El paroxismo neoliberal incluía en su teorema el crecimiento y las ganancias perpetuas. Un proceso de crecimiento, pero inorgánico, enfermo. Crecer, expandirse, pero como un tumor, a costa del cliente, de los mercados, de los inversionistas. Los activos tóxicos de las subprimes circulando como una metástasis financiera por todo el planeta, las deudas incobrables de La Polar, repactadas, recicladas, remozadas y amplificadas, atrayendo a pequeños inversionistas y a fondos de pensiones. El Rey Midas sucumbió bajo su exceso, bajo su obsesión y ambición, pero sin duda por su figurado triunfo. Cuando parece que todo ha sido dominado, cuando hasta las pérdidas han mutado en riqueza, la bazofia en oro, no estamos en la gloria del capital, sino en su ruina.<br /><br />La Polar, Falabella, Cencosud, Ripley, han conocido este crecimiento perpetuo, que les llevó a buscar nuevas fronteras en su aventura latinoamericana. Conquista de mercados, acumulación de ganancias, nuevas marcas en los ranking empresariales. Falabella y Cencosud, sobre la base de la fruición por el consumo, que ha sido también la nueva utopía de políticos y oficiantes del mercado, han pasado a encabezar los primeros lugares de los grupos económicos chilenos. Y lo han hecho sobre el mercadeo, sobre la publicidad, sobre el crédito y otras ilusiones. Han levantado sus prodigios financieros sobre lo superfluo, lo inútil. Sobre el accesorio improductivo, sobre el tumor socioeconómico.<br /><br />El consumo sin freno es el alimento del retail y su obesidad: una despensa compuesta de cándidos pero hoy ya debilitados consumidores. Aquella supuesta disciplina de pago del consumidor chileno se ha estrellado con la realidad, que es empobrecimiento, carestía, insolvencia. El cumplimiento del mito neoliberal del crecimiento sin límites de las ganancias ha llevado adosada también su perversión, que ha sido faenar y despostar aquel mercado. Si esta política extrema vale para el retail y los servicios financieros, también calza con la industria productiva: su psicosis por la ganancia conduce a la desolación, como sucede con los recursos naturales y con el medio ambiente.<br /><br />La concentración excesiva de la riqueza es un proceso que conduce a la destrucción social y económica. Como un agujero negro, que ya ha absorbido todo su entorno y finalmente hace implosión: colapsa hacia su interior. Lo que queda es la ruina, el vacío, el mal.<br /><br />El filósofo Jean Baudrillard escribió un visionario ensayo hacia comienzos de los años noventa sobre los fenómenos extremos titulado La Transparencia del Mal. Y en uno de sus pasajes, se refiere al Teorema de la Parte Maldita, que es la consecuencia terrorífica de la producción ininterrumpida de positividad. Porque si la negatividad engendra la crisis y la crítica, la positividad hiperbólica engendra la catástrofe. Los cataclismos financieros de los últimos años y el actual son la consecuencia de aquel síndrome del crecimiento perpetuo, de la riqueza infinita. Es el efecto de una obsesión mantenida de manera enfermiza por la ambición. Un trastorno ansioso, compulsivo y colectivo.<br /><br />La Parte Maldita surge cuando no hay ni dosis, ni freno, ni crisis. Es la exageración de todos los procesos, es la obsesión del triunfo, elevado cual único paradigma del mercado. La gran corporación ya no dosifica, ya no vislumbra límites y obstáculos porque los ha vencido todos. Y allí está su destrucción. Igual que un cuerpo biológico que ha eliminado sus parásitos, gérmenes y de todos sus enemigos biológicos, que colapsa por su inmunodeficiencia.<br /><br />Cualquier intento de redención de la parte maldita, dice Baudrillard, de redención del principio del Mal, sólo puede instaurar paraísos artificiales, los paraísos artificiales del consenso que sí son un autentico principio de muerte.<br /><br />PAUL WALDER<br /></div></span><div class="blogger-post-footer">Paul Walder.Periodista chileno, que vive en Chile, licenciado en la Universidad Aut?noma de Barcelona. He trabajado en numerosos medios, escrito innumerables textos, columnas, art?culos y reportajes. </div>Paul Walderhttp://www.blogger.com/profile/12625215054086126725noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-11995170.post-66625162057271262112011-03-05T15:31:00.002-03:002011-03-05T15:33:05.710-03:00Alimentos y petróleo, más combustible para la movilización social<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXt6e_irttjlZ6GxhZBcEQ1HAC3lP4y50Zpj0jK_iUo2jGDUjLIM0o5xherDTTUFj9sx3ShG_ZW5gJ6_guceCFiYqU0V-yhRlskUj_0gNgkgSZfZLIZtGd9lVy_wxHInkhz8uU/s1600/protestas.jpg"><img style="MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 340px; FLOAT: left; HEIGHT: 254px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5580665550819631122" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXt6e_irttjlZ6GxhZBcEQ1HAC3lP4y50Zpj0jK_iUo2jGDUjLIM0o5xherDTTUFj9sx3ShG_ZW5gJ6_guceCFiYqU0V-yhRlskUj_0gNgkgSZfZLIZtGd9lVy_wxHInkhz8uU/s200/protestas.jpg" /></a><br /><div align="justify"><span style="font-family:verdana;font-size:85%;">Durante los primeros meses del año el precio internacional de los principales alimentos registró en promedio una marca histórica, lo que generó inquietud en todos los organismos y agencias internacionales por las consecuencias que tendrán estas alzas globales en los precios internos de los alimentos de los países pobres y emergentes. La última gran alza mundial de los alimentos había ocurrido el 2008 tras la explosión de la crisis financiera mundial, oportunidad en la que esta inflación estuvo principalmente impulsada por la especulación de los mercados.<br /><br />Esta nueva tendencia al alza está reforzada por dos principales factores. Existe la especulación, que además se expresa en otras materias primas, como el cobre, el oro y, por cierto, el petróleo, pero también por el cambio climático, fenómeno que ha tenido consecuencias desastrosas en las cosechas por una ola mundial de sequías.<br /><br />Desde comienzos de año estos organismos internacionales se han caracterizado por sus severas advertencias en fotos mundiales por los efectos sociales y políticos de las alzas. Entre esas voces vibró la del presidente del Banco Mundial, el estadounidense Robert Zoellick, que llamaba a los países del G-20, grupo formado por las principales economías del mundo, a colocar la alimentación entre sus prioridades. Lo que viene, según los estudios y previsiones del organismo multilateral, tiene matices oscuros: la tendencia alcista que ya se ha observado en las materias primas, como los minerales, se traspasará a los alimentos, por lo que será un año muy duro, dijo el alto funcionario, para los más pobres y aquellos en los límites de la desnutrición.<br /><br />Un informe de este mismo organismo da una idea de la proporción de estas alzas de las materias primas durante los últimos meses. El maíz, la soya y el aceite de palma registraron aumentos de más de siete por ciento por mes durante el periodo de septiembre a noviembre de 2010. Al tomar como referencia el año 2009, el precio internacional de alimentos ha subido en promedio 30 por ciento y, en particular, los bienes agrícolas lo han hecho 65 por ciento. Durante el mismo periodo, el precio de los metales y el petróleo han repuntado en alrededor de un cien por ciento.<br /><br />El alza en los precios de los alimentos no sólo hundirá en la pobreza y la desnutrición a decenas de millones de personas en los países más pobres, sino que creará una mayor inestabilidad social en un escenario ya de por sí muy inestables. Durante las alzas del 2008 hubo revueltas en varios países, entre ellos en Haití y Filipinas, las que se repetirán casi con seguridad durante los próximos meses. Evo Morales ya enfrenta una situación delicada por la inflación de los precios de los alimentos, en tanto durante la última semana de febrero hubo masivas marchas en la India empujadas por los mismo reclamos. La revolución en Oriente medio tiene también un fuerte componente económico: no pocos analistas han atribuido el origen de las revueltas a un malestar por la carestía de vida y las profundas desigualdades en la distribución de los ingresos.<br /><br />Hay otro factor que ha impulsado al alza el precio de los granos es el uso de los alimentos para la obtención de biocombustibles. Durante los meses posteriores al crack de finales del 2008 hubo también una importante alza en el precio del petróleo, variación que derivó en la reactivación de varios proyectos de biocombustibles con su consecuente impacto en los precios de sus insumos. Un informe publicado enero pasado por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos indicó que el inventario de maíz en el mundo cayó el último mes al punto más bajo en los últimos 15 años. Esto ocurre mientras la demanda del grano para elaborar biocombustibles y edulcorantes sigue en aumento. Aquel mes, el inventario de maíz en Estados Unidos era apenas superior en cinco por ciento a la demanda del grano, el punto más bajo desde 1995. En 2005 el inventario superaba en 25 por ciento la demanda, de acuerdo con el Departamento de Agricultura.<br />Hace muy poco Jacques Diouf, director general de la FAO, escribió sobre los motivos en la actual crisis alimentaria. “Ante todo tenemos la cuestión de la inversión: la participación de la agricultura en la asistencia oficial para el desarrollo (AOD) se redujo de 19 por ciento en 1980 a 3 por ciento en 2006 y ahora se sitúa en torno a 5 por ciento; debería alcanzar los 44 mil millones de dólares por año y volver al nivel inicial que permitió, en el decenio de 1970, evitar la hambruna en Asia y América Latina”.<br />El otro factor está relacionado con el comercio internacional de productos agrícolas, que no es ni libre ni justo. “Los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) proporcionan un apoyo equivalente a unos 365 mil millones de dólares anuales a sus agricultores, mientras que las subvenciones y protecciones arancelarias a favor de los biocombustibles tienen el efecto de desviar unos 120 millones de toneladas de cereales del consumo humano al sector del transporte. Las medidas sanitarias y fitosanitarias unilaterales, así como los obstáculos técnicos al comercio, suponen un freno para las exportaciones y, en particular, para los países en desarrollo”.<br />Por último, está la desmedida especulación por las medidas de liberalización de los mercados de futuros de productos agrícolas en un contexto de crisis económica y financiera. “Estas nuevas condiciones han permitido la transformación de los instrumentos de arbitraje del riesgo en productos financieros especulativos que sustituyen a otras inversiones menos rentables”.<br />Ganancias para las grandes corporaciones<br /><br />Si suben los precios de las materias primas habría también beneficiados, dicen desde las tribunas oficiales de los organismos económicos. El Banco Mundial habla de “oportunidades” para muchos de los países exportadores de materias primas, como es también Chile, beneficiado principalmente por el aumento en el precio del cobre. Pero se trata de una moneda de dos caras muy dispares.<br />La última semana de febrero el ex ministro de hacienda de Ricardo Lagos y actual alto funcionario del FMI, Nicolás Eyzaguirre, expuso en Washington su visión sobre la economía mundial y consideró de forma muy destacada este factor. La recuperación económica mundial será en múltiples velocidades, dijo. Una de las altas velocidades las gozará el mundo emergente. Asia, América del Sur y el Africa Subsahariana se han desacoplado de las economías desarrolladas, afirmó Eyzaguirre. Las economías que ahora son la locomotora del mundo, dijo, como China, son muy demandantes de materias primas, lo que ha dado un impulso muy grande a los países productores de commodities en el Africa subsahariana y América del sur. El caso del cobre chileno, hoy a más de cuatro dólares la libra, es una muestra evidente de este fenómeno.<br />El punto de vista del establishment económico mundial no considera otros aspectos básicos de la economía mundial, como es la propiedad de los medios de producción, ni las estructuras económicas y sociales de estos países emergentes. Porque los beneficios que obtienen las grandes mineras transnacionales, ya sea en Chile o en Zambia, no llega al resto de la población. Chile tiene hoy en día un 20 por ciento de su población bajo la línea de la pobreza, en tanto en Zambia un 86 por ciento de sus habitantes vive en esa condición. En el otro extremo, sí que hay beneficios: las empresas mineras privadas que operan en Chile, tanto nacionales como internacionales, exportaron cerca de 40 mil millones de toneladas de cobre y obtuvieron utilidades por unos diez mil millones de dólares. Si hay oportunidades, como expresa el Banco Mundial, éstas están acotadas a las grandes corporaciones.<br />Hacia comienzos de febrero el director de la FAO, Jacques Diouf, dio una conferencia de prensa en París y alertó sobre posibles “motines de hambre” en distintas partes del mundo. La advertencia de Diouf no consideraba aún otra variable de aún mayor peso: la violenta escalada en los precios del petróleo derivada de las revueltas en el norte de Africa y Medio Oriente. La tendencia que siguieron los precios de los alimentos el 2008 y 2009 estuvo directamente relacionada con la del petróleo. Durante las próximas semanas la combinación sequía-especulación-petróleo será una mezcla explosiva sobre un tejido social mundial a punto de reventar. La actual inestabilidad mundial, desde Oriente Medio a Atenas, desde los déficit estadounidenses y las políticas de recortes de las ayudas sociales a los trabajadores de la India que viven con cuatro mil dólares al año, la población mundial, desde sus propias subjetividades a través de los trabajadores, desempleados, estudiantes, pensionados, se muestra dispuesta a salir a las calles y expresar su ira.<br />Chile, ¿otra vez “blindado”?<br />Chile, afirma con poca creatividad el establishment local, está otra vez blindado. Si hay un impacto en los precios de los alimentos, dicen, éste se expresará en unos tres meses más y será menor al del 2008. En declaraciones a La Tercera, una ejecutiva de la patronal Sociedad Nacional de Agricultura (SNA) afirmaba en febrero que “es probable que estas alzas no se traspasen a nivel local de forma inmediata ni completamente por varias razones. En el caso de los granos, las cosechas que están desarrollándose en este momento permiten cubrir unos seis a ocho meses del consumo interno, y se han pagado a precios más bajos que la paridad de importación”. Pero más adelante, deja abierta la duda. El traspaso de estas alzas a los precios internos dependerá de cuánto duren estas condiciones, dice, y de cómo sean las presiones internas de los precios de los combustibles.<br />Hacia la última semana de febrero el precio internacional del petróleo ya había rozado los máximos del 2008. El crudo de Texas había llegado a los cien dólares, en tanto el petróleo Brent del Mar del Norte a 114 dólares el barril. En julio del año pasado estaba en 73 dólares, lo que implica un alza superior al 50 por ciento en sólo siete meses. "Es la situación más parecida a la Guerra del Golfo allá por 1990-1991. Si Libia y Argelia paralizan la producción de crudo de forma simultanea, los precios podrían dispararse por encima de los 220 dólares y las reservas de la OPEP podrían verse reducidas a los mismos niveles de aquellos años", señalaba ese informe.<br />A diferencia de los alimentos, el aumento en el precio del petróleo ya ha comenzado a sentirse en la economía nacional, con crecientes impactos en diversos servicios y productos. De persistir el precio del crudo en cien dólares, estiman economistas, la inflación del 2011 tenderá a subir para marcar a diciembre sobre el cuatro y aun cinco por ciento. Pero los impactos no son sólo en la macroeconomía: sectores como el transporte, o los mismos alimentos, registrarán fuertes presiones que se traspasarán a los consumidortes.<br />Los recientes precios del petróleo han tenido efectos inmediatos en el diesel y las gasolinas. Para las primeras semanas de marzo se prevén alzas de aproximadamente un diez por ciento en el actual precio de las gasolinas, advirtió Enap, lo que llevará al precio de los combustibles a rozar los 800 pesos por cada litro. Este cálculo no considera las variaciones en el precio del dólar, que durante finales de febrero registró una tendencia al alza, por lo que las gasolinas podrían elevarse aún más.<br />Al observar el aumento global de los precios de las materias primas y alimentos, los analistas internacionales han comenzado nuevamente a instalar en la agenda el concepto de estanflación, que es una mezcla de estancamiento económico e inflación. Los altos costos de los insumos y, en consecuencia de los productos finales, deprimen el consumo y las ventas, lo que impide la reactivación de la economía mundial, especialmente estancada en los países desarrollados.<br />El alza internacional de los precios de materias tan sensibles para la vida humana como la energía y los alimentos engarza con un clima social mundial y nacional de extrema sensibilidad ante estas variaciones. No sólo en Oriente Medio o el Magreb, sino también hace un par de meses en Magallanes, donde una multitud ciudadana organizada impidió el fin de los subsidios al gas decretado por el gobierno de Sebastián Piñera.<br />Con las próximas alzas en los precios es posible prever nuevos estallidos sociales en diversas partes del globo. Hace una semana Inmmanuel Wallerstein, sociólogo estadounidense de izquierda creador de la teoría del sistema-mundo y sus ciclos históricos, escribió tras la revolución en Egipto: “El debate en torno a una crisis civilizatoria tiene grandes implicaciones para el tipo de acción política que uno respalda y el tipo de papel que los partidos de izquierda en busca del poder del Estado jugarían en la transformación del mundo que está en discusión. Esto no se resolverá con facilidad. Pero es un debate crucial de la década siguiente. Si la izquierda no puede resolver sus diferencias sobre este asunto crucial, entonces el colapso de la economía-mundo capitalista podría conducir al triunfo de la derecha mundial y a la construcción de un sistema-mundo peor del que existe ahora”.<br />“Hasta el momento, todos los ojos están puestos en el mundo árabe y en el grado en que los heroicos esfuerzos del pueblo egipcio podrán transformar la política por todo el mundo árabe. Pero las brasas para tales levantamientos existen en todas partes, aun en las regiones más ricas del mundo. Para el momento, tenemos justificado ser semioptimistas”.<br /><br />PAUL WALDER<br /></div></span><div class="blogger-post-footer">Paul Walder.Periodista chileno, que vive en Chile, licenciado en la Universidad Aut?noma de Barcelona. He trabajado en numerosos medios, escrito innumerables textos, columnas, art?culos y reportajes. </div>Paul Walderhttp://www.blogger.com/profile/12625215054086126725noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-11995170.post-67598049988730867202011-01-25T10:25:00.000-03:002011-01-25T10:28:14.389-03:00“Jumbo” Golborne, comercio y política: “The Chilean Way<div align="justify"><span style="font-family:verdana;font-size:85%;">La expresión the chilean way, acuñada durante el rescate de los 33 mineros de Copiapó por el presidente Sebastián Piñera, dejó abiertas todas las interpretaciones posibles, ya sean semánticas o pragmáticas. ¿A qué se refería Piñera con esa expresión? ¿Es lo mismo hacer las cosas by the chilean way que “a la chilena”? ¿O se refería Piñera a su propio modo de hacer negocios y especular en la Bolsa, o quizá a la chapuza encubierta de alta gestión empresarial que pasa en la trastienda, pero se cubre con una buena publicidad y marketing? Puede ser también que the chilean way sea la versión local del modelo globalizador de mercado, con una dosis de picardía, que es un poco trampa, pequeño engaño, que en política y economía se amplifica como coima y corrupción.<br /><br />La expresión the chilean way, acuñada durante el rescate de los 33 mineros de Copiapó por el presidente Sebastián Piñera, dejó abiertas todas las interpretaciones posibles, ya sean semánticas o pragmáticas. ¿A qué se refería Piñera con esa expresión? ¿Es lo mismo hacer las cosas by the chilean way que “a la chilena”? ¿O se refería Piñera a su propio modo de hacer negocios y especular en la Bolsa, o quizá a la chapuza encubierta de alta gestión empresarial que pasa en la trastienda, pero se cubre con una buena publicidad y marketing? Puede ser también que the chilean way sea la versión local del modelo globalizador de mercado, con una dosis de picardía, que es un poco trampa, pequeño engaño, que en política y economía se amplifica como coima y corrupción.<br /><br />Hoy ya tenemos más señales para comprender la ambigua expresión de Piñera. Al observar algunos trucos entre La Moneda y el Congreso, los anuncios sesgados sobre supuestas grandes y hasta revolucionarias reformas en la salud y educación, o la doble privatización de las sanitarias. Pero también están en aquella nueva forma de gobernar, que, en palabras filtradas por WikiLeaks de un informe de la embajada de Estados Unidos en Chile, están en el filo de lo legal y lo ético. Ocurrió con la venta de las acciones de Lan, de Chilevisión, de Colo Colo, y parece también suceder en el resto de su gobierno, compuesto por ex gerentes, directores y accionistas de grandes corporaciones.<br /><br />Un informe de la Contraloría sobre la Onemi durante los meses posteriores al terremoto y maremoto trae bastantes sorpresas sobre the chilean way, entre las que aparece de forma indirecta la manera de actuar -presumimos que también “a la chilena”- del holding Cencosud, empresa de Horst Paulmann, ciudadano alemán nacionalizado chileno por gracia parlamentaria y cuyo gerente general fue hasta el verano pasado el actual biministro de Minería y Energía, Laurence Golborne, elevado desde el rescate minero a la categoría de principal delfín de Piñera y refrendado por la política-espectáculo con un 90 por ciento del apoyo ciudadano.<br /><br />Según ese informe de Contraloría, que halló todo tipo de irregularidades en las operaciones de la Onemi, desde desórdenes financieros a irregularidades en los procesos de adquisiciones, donaciones y entrega de las ayudas, hay un caso que describe de forma indirecta a la chapuza propia de la Onemi: el modo de operar de la empresa Cencosud. En una visita realizada el 30 de junio pasado al Centro de Logística del Regimiento Bellavista, los auditores de la Contraloría constataron que en una dependencia habilitada para el armado de cajas de alimentos, se encontraba una considerable cantidad de víveres adquiridos por la Onemi a la empresa Cencosud S.A., sin distribuir a las familias damnificadas. Este hecho, informó la Contraloría, “denota la falta de planificación y coordinación en el proceso de compra y distribución de esos elementos de emergencia, lo cual ha ocasionado la inmovilización de tales recursos”. Este fue sólo el primer aviso.<br /><br />El segundo fue más contundente y claro. Los auditores pudieron comprobar que una buena cantidad de los alimentos a granel fue comprada por la Onemi a la empresa Jumbo (Cencosud), los que fueron importados por el supermercado desde Argentina. Esos alimentos no distribuidos, objeto de la presente observación, dice el informe, “corresponden al saldo no utilizado en la elaboración de 44.337 cajas de alimentos, los que, según informó la Onemi a la Contraloría, lamentablemente no se pudieron utilizar, porque la carga importada desde Argentina entró en un proceso aclaratorio con respecto a su ingreso al país, problema del cual esa Contraloría tiene todos los antecedentes”.<br /><br />La Contraloría buscaba irregularidades en la Oficina Nacional de Emergencia pero halló una mayor en una empresa privada fuera de su competencia. Cuando el informe salió a la luz pública, los diputados democratacristianos Aldo Cornejo, Gabriel Ascencio, Gabriel Silber y Pablo Lorenzini denunciaron ante Gonzalo Sepúlveda, director nacional de Aduanas, el fraude aduanero en que habría incurrido la empresa Jumbo al haber declarado en el manifiesto internacional de carga como “Ayuda Humanitaria” productos que posteriormente fueron vendidos al Estado sin pagar los aranceles correspondientes.<br /><br /><strong>Negocios millonarios<br />con las donaciones<br /></strong><br />El informe de la Contraloría explica más adelante la irregularidad descubierta: Cencosud ingresó alimentos como ayuda humanitaria, los cuales vendió a la Onemi. Cencosud vendió lo que debía haber donado. “Si bien es cierto el ingreso de los alimentos adquiridos a la empresa Cencosud S.A. al territorio nacional se encuentra pendiente de aclaración, debido a que los documentos de internación indicaban que correspondían a ayuda humanitaria, sin embargo dichos productos fueron comprados por esa Oficina Nacional de Emergencia, para ser entregados a los damnificados del terremoto, por lo cual no corresponde que por la situación pendiente de aclarar por esa empresa, los bienes se mantengan en forma indefinida sin ser utilizados en el fin para el cual fueron adquiridos. Cabe precisar además, que gran parte de estos bienes ya fueron distribuidos y que el señalado saldo se encuentra almacenado en dependencias externas a la entidad”.<br /><br />En concreto, dice la Contraloría de acuerdo a los antecedentes proporcionados por la Onemi, “se observó que se han retenido pagos a Cencosud Retail S.A., correspondientes a las facturas N 687915, 2953501 y 2963502, por $3.467.673.098, $ 2.458.249.115 y $ 581.434.494, respectivamente, todas del mes de marzo de 2010. Cabe señalar, que dichos pagos se encuentran pendientes en la Onemi debido a que los antecedentes que respaldan el cobro efectuado por el proveedor indican que bienes valorizados en un monto de $2.597.521.616, habrían sido ingresados al país desde Argentina, a través del paso aduanero Los Libertadores, no como productos importados para su venta en el país, sino que como asistencia humanitaria a la República de Chile. Lo anterior, consta en el Manifiesto Internacional de Carga y en las facturas de la Agencia de Aduanas respectiva, las que señalan que corresponden a mercaderías en donación, acogiéndose a las franquicias aduaneras dispuestas por la autoridad”.<br /><br />Los pagos se mantendrán pendientes en tanto Cencosud no aclare la modalidad de ingreso de los bienes adquiridos y el pago de los derechos correspondientes, lo cual deberá ser acreditado documentadamente ante la Contraloría. En tanto, “la División de Presupuesto no efectuará pagos por cobro de mercaderías ingresadas al país bajo el régimen de donación, hasta que la empresa Cencosud regularice el ingreso de las mismas ante las autoridades aduaneras y sanitarias. Se ha resuelto mantener la observación formulada en este punto, mientras no se aclare la situación advertida”.<br /><br />Al informe de la Contraloría se suma una denuncia pública hecha la segunda semana de enero por los funcionarios de Aduanas en contra de Cencosud. Solicitan a la Contraloría instruir un sumario administrativo en contra del director nacional de Aduanas, Gonzalo Sepúlveda, por permitir el ingreso de camiones de alimentos con falsos fines humanitarios durante el año 2010.<br /><br />Es the chilean way operando en todo su esplendor. Está la pequeña trampa, la picardía, el engaño encubierto, la relación turbia entre lo público y privado que no sólo se circunscribe al vínculo comercial Censosud-Jumbo-Onemi, sino al vínculo entre gestión empresarial y políticas públicas.<br /><br /><strong>Los cobros abusivos<br />de “Jumbo” Golborne<br /><br /></strong>El ex gerente general de Cencosud y posiblemente uno de los hombres que ayudó a levantar este holding de magnitud continental es el actual biministro de Minería y Energía, que lidera las encuestas como el político con más futuro. Pero es necesario recordar que durante la administración de Golborne en Cencosud, las políticas comerciales de este consorcio y la relación abusiva de la empresa con sus clientes desató un escándalo que llegó a los tribunales, que sancionaron a la empresa. Como Cencosud es uno de los grandes auspiciadores de la televisión y prensa escrita, el incidente fue en algunos casos silenciado y en otros deslizado bajo cuerda.<br /><br />Cencosud aumentó la comisión por la mantención de la tarjeta Jumbo al más puro estilo chilean way. Lo hizo de manera no sólo unilateral y arbitraria, sino a espaldas de los clientes, que no fueron informados previamente del incremento de la comisión: a partir de marzo de 2006 subiría de 460 a 990 pesos para los clientes que tuvieran un promedio de compras inferior a 50 mil pesos mensuales durante los seis meses anteriores a esa modificación. Y como los poseedores de tarjetas Jumbo Mas se calculan en más de cuatro millones, el negocio sumaba también muchos millones. Tras millares de reclamos, los clientes de la tarjeta Jumbo junto al Sernac interpusieron, en 2006, una demanda colectiva en el 10° Juzgado Civil de Santiago. Para el Sernac, el cambio unilateral de las comisiones se estrellaba contra la Ley del Consumidor: no sólo se hacía sin el consentimiento de los clientes; la empresa inventaba nuevas cláusulas y la no respuesta por parte del consumidor, significaba la aceptación del alza.<br /><br />Como Cencosud no ofreció solución efectiva tras los múltiples reclamos, el Sernac interpuso una demanda colectiva en diciembre de 2006. Exigió que se sancionara la infracción a la ley y que cesaran los cobros indebidos. Solicitó también al tribunal la devolución de lo pagado en exceso con reajustes e intereses por todo el período, o al menos desde marzo 2006 hasta cuando los consumidores hubieren expresado su consentimiento y la forma en que tales devoluciones se harían efectivas. La sentencia no pudo ser más categórica. Acoge la demanda anulando la cláusula objetada considerando que “el consumidor frente a la modificación pretendida por la demandada, nada puede hacer, imponiéndole la empresa una modificación sin su consentimiento. El silencio en los actos de consumo no constituye aceptación. Por ello no es suficiente la inactividad de los consumidores para entender que éstos han consentido en la modificación en sus contratos”, indica el fallo. La sentencia, además, ordenó a Cencosud restituir los dineros cobrados en exceso a contar del 12 de julio de 2006 a todos los clientes.<br /><br />Golborne es biministro. De las políticas privadas a las políticas públicas. The chilean way?<br /><br />PAUL WALDER<br /><br /><br /><strong>El imperio que Golborne ayudó a construir<br /><br /></strong>Si examinamos la reseña biográfica del biministro Laurence Golborne en la página del Ministerio de Minería, podemos leer lo siguiente: “Ha tenido una importante carrera en el mundo privado, destacándose como gerente general de Cencosud S.A. hasta el año 2009, desde donde lideró la expansión de esta compañía del retail que hoy cuenta con operaciones en Chile, Argentina, Brasil, Perú y Colombia”.<br /><br />Si observamos el ranking de los grupos económicos chilenos, según la revista empresarial estadounidense Forbes, veremos que tras los clásicos consorcios chilenos -Angelini, Matte y Luksic-, en cuarto lugar aparece el grupo Solari, controlador de Falabella, con un patrimonio de 4.741 millones de dólares, y un poco más distanciado está Cencosud, con un patrimonio de 2.555 millones de dólares. Otros grandes del sector, como D&S, que comparte el grupo Ibáñez con Walmart, ha acumulado 1.679 millones de dólares, en tanto Ripley más de 800 millones.<br /><br />Estos nuevos grandes grupos económicos han hecho su fortuna en Chile sobre la base del consumo masivo, el crédito y la desregulación de todos los mercados. Su expansión ha sido tal, que en pocos años se han ubicado entre los principales actores del retail latinoamericano. El año pasado, y pese a la crisis, estuvieron entre las empresas de su rubro con mayores ganancias en la región. Falabella estuvo en el tercer lugar, con utilidades, en 2009, por 392 millones de dólares y ventas por casi siete mil millones, y Cencosud, en el noveno lugar, con ganancias por 190 millones. El año pasado, el consorcio tuvo ventas en Latinoamérica por más de nueve mil millones de dólares, sólo superado por el gigante del retail de la región, el brasileño grupo Pan de Azúcar.<br /><br />PW<br /><br />(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 727, del 21 de enero al 3 de marzo, 2011)<br />punto@interaccess.cl<br />www.puntofinal.cl<br />www.pf-memoriahistorica.org </span></div><div class="blogger-post-footer">Paul Walder.Periodista chileno, que vive en Chile, licenciado en la Universidad Aut?noma de Barcelona. He trabajado en numerosos medios, escrito innumerables textos, columnas, art?culos y reportajes. </div>Paul Walderhttp://www.blogger.com/profile/12625215054086126725noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-11995170.post-70973329200679871452011-01-19T10:56:00.000-03:002011-01-19T10:58:40.783-03:00Cómo leer el diario<div align="justify"><span style="font-family:verdana;font-size:85%;">Los diarios han mutado de mediadores de la realidad en falsos creadores de realidad. No canalizan información; la modelan, la elaboran. Son las grandes maquinarias elaboradoras de los contenidos necesarios para el reforzamiento del statu quo, de un sistema que se expresa en los campos económico, político, social y cultural. Los diarios envuelven las distintas realidades, las conectan, las procesan, les dan un sentido, que es un valor, un supuesto, o una respuesta a esa realidad. Son globalizadores, porque abarcan gran parte de las realidades, pero también totalitarios: cada mirada a cada una de las áreas de esa realidad es funcional a la marcha y a la reproducción de una institucionalidad. Los diarios son parte útil y oficiosa a esa institucionalidad.<br /><br />Esta primera afirmación nos puede dar una idea sobre cómo leer los diarios. Ya no como género informativo, sino interpretativo. Podemos decir que los diarios interpretan esa realidad, pero se trata de una traducción libre, una interpretación de los hechos bajo un rígido patrón o modelo. Es la creación de una imagen, con sus centros, su perímetro, sus pliegues, sus zonas luminosas y oscuras, sus héroes y sus villanos. Los diarios crean una representación del mundo en un alto grado de complejidad pero también lleno de contrastes básicos, como la representación del bien y del mal, encarnada ya sea por personas o dirigentes políticos (Santos versus Chávez) o por ideas (mercado versus estado).<br /><br />Pero se trata de una representación espuria. Tras la imagen representada hay un rígido guión, que está ajustado al reforzamiento del statu quo, a la consolidación de un modelo político, económico y social. Los diarios de los grandes consorcios son una herramienta más de aquella maquinaria económica-comercial-financiera que se expresa en todas las áreas no sólo de nuestra vida pública, sino también privada. Junto a la publicidad, los diarios –y por extensión los medios en general- son el motor de lo que tantos autores han denominado alienación.<br /><br />Como ejemplo bárbaro y extremo de escenificación de esa imagen de la realidad han sido aquellos suplementos dominicales que intentan cristalizar los millares de eventos que han formado el año. Una fotografía nacional que compone aquella imagen ideal. Es la idea de un país, una entelequia que abarca amplios campos de la institucionalidad y la sociedad, pero que sólo expresa una mirada, bien acotada y elaborada, sesgada, exageradamente compuesta. Como aquellos paisajes o retratos de caballete.<br /><br />Y qué vemos en esa imagen. Un país en desarrollo, moderno, en plena expansión, con los conflictos propios de una sólida democracia, con una sana alternancia en el poder, con los mercados funcionando a plena marcha. Un país que innova, aún con problemas pero lleno de oportunidades, conectado con los principales centros comerciales y culturales del mundo. Un modelo, una institucionalidad, bien consolidada, sólo amenazada por una entropía externa, como mapuches, isleños, anarquistas, delincuentes y otros desadaptados.<br /><br />Al observar esa imagen, sólo podemos ver la expresión de una clase y de la institucionalidad atada a esa clase y a sus poderes. Como si fuera un paisaje de Santiago desde La Dehesa o desde una oficina de El Golf. Lo que se ve es una fracción de lo que hay.<br /><br />¿Cuál es la funcionalidad de esa representación? Mantener y reforzar un modelo, el sistema político y económico que se instaló y amoldó en Chile durante las últimas décadas del siglo pasado. Todo lo que amenaza ese modelo está omitido o forma parte de las zonas oscuras de aquella imagen.<br /><br />Los diarios del duopolio son un producto entre la realidad y los intereses de clase. Un producto que es una artificialidad, una relato falsario apuntalado por las grandes corporaciones y sus representantes políticos. Una imagen fantástica, que hemos de ver como tal. Es tan evidente su artificialidad, que la misma embajada de Estados Unidos en Chile, nos hemos informado a través de Wikileaks, ha quedado sorprendida. Sólo en dictaduras que ejercen una férrea censura de la prensa puede hallarse tal nivel de manipulación, omisión y mentira.<br /><br />Al leer estos diarios estamos leyendo una construcción artificial de la realidad, cuyo objetivo final es la comprensión por los lectores como realidad a secas. Aquí radica nuestro ejercicio: observar aquella prensa como medios para el adoctrinamiento del lector.<br /><br />Un ejercicio que es también un gran desafío. Porque en las condiciones chilenas, esta prensa tiene características de monopolio, lo que en el terreno de la circulación de la información son rasgos totalitarios. Una sola versión, la que se amplifica al saltar al resto de los medios, como la televisión y, en menor medida, la radio, impide ejercer nuestro derecho a una información plural. El mercado, como en muchos otros sectores, ha mutado aquí en monopolio, en una dictadura de la información.<br /><br />PAUL WALDER<br /><br /></div></span><div class="blogger-post-footer">Paul Walder.Periodista chileno, que vive en Chile, licenciado en la Universidad Aut?noma de Barcelona. He trabajado en numerosos medios, escrito innumerables textos, columnas, art?culos y reportajes. </div>Paul Walderhttp://www.blogger.com/profile/12625215054086126725noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-11995170.post-42138243535922943262011-01-09T18:32:00.000-03:002011-01-09T18:33:04.358-03:00Las universidades, una “industria” con ingresos por 5 mil millones de dólares<div align="justify"><span style="font-family:verdana;font-size:85%;">Uno de los ejes del proceso de globalización impulsado a partir de las últimas décadas del siglo pasado, fue convertir en un negocio todas las actividades humanas y sociales. Todas las áreas vinculadas con nuestras necesidades, sean reales o condicionadas, no sólo mutaron en objeto de comercio, sino en grandes negocios operados por enormes corporaciones. Tras pocas décadas de desregulaciones y “reformas”, el mundo y toda su complejidad funciona bajo la égida del gran capital.<br /><br /><br />Para una corporación, da lo mismo invertir en entretención, comunicaciones, transporte, vivienda, salud o educación. El objetivo es conseguir cuantiosas utilidades. Lo vemos en muchos sectores de la economía. En todos los medianamente rentables, han ingresado consorcios en permanente disputa por los mercados. El resultado ha sido una economía que exhibe por sus cuatro costados características de oligopolio, cuando no de monopolio. Sucede en las telecomunicaciones, en el comercio al detalle, en la banca, en las farmacias, en los medios de comunicación, en la salud privada y, finalmente, en la educación superior. Las universidades privadas y los centros de educación superior han conseguido titulares en los medios especializados en economía al haberse convertido en instituciones de alta rentabilidad. En otras palabras, en un gran negocio. Con razón el periódico Estrategia califica la educación como una “industria”.<br /><br />Hacia finales de diciembre, en pleno proceso de postulación a las universidades, el Servicio de Información de la Educación Superior del Mineduc (SIES), publicó que las 58 casas de estudio que entregaron sus datos obtuvieron ingresos en 2009 por más de cinco mil millones de dólares. Una cifra impresionante y, como sucede en otros mercados, también muy concentrada: las cuatro primeras universidades del ranking de ventas controlan el 40 por ciento del mercado.<br /><br /><br />Baile de millones<br /><br /><br />Para darnos una idea de la magnitud de este mercado podemos hacer algunas comparaciones. Es mayor que el mercado de las farmacias, estimado en unos 1.700 millones de dólares. Es también mayor que todas las ventas que realizó ese mismo año D&S (dueños de Lider), la mayor cadena de supermercados del país, y se acerca a las ventas que Falabella realizó en 2009 en toda Latinoamérica, las que llegaron a 6.410 millones de dólares.<br /><br />La “industria” de la educación superior está encabezada por la Universidad Católica de Chile, que generó ventas por 813 millones de dólares, obteniendo una participación de mercado de 16 por ciento. En segundo lugar de ventas aparece la Universidad de Chile, seguida por la de Concepción y la privada Andrés Bello, con ingresos por 338 millones de dólares.<br />Al observar las ganancias y rentabilidad de éstas y otras instituciones, es otra la figura que aparece. Son las privadas las que lideran ese ranking de ganancias y, por cierto, también el de la rentabilidad. La Universidad Católica tuvo ganancias por más de diez mil millones de pesos en 2009, lo que le da una rentabilidad (ingresos/utilidad) del 2,7 por ciento. El caso de la Universidad de Chile es similar: tuvo ganancias por más de ocho millones de dólares y una rentabilidad del 1,8 por ciento, en tanto la Universidad de Concepción, pese a haber tenido ingresos por más de 338 millones de dólares, cerró su balance con números rojos. La cuarta casa de estudios por ventas, es privada. La Universidad Andrés Bello tuvo ganancias por unos 30 millones de dólares, con una rentabilidad del 15 por ciento, sensiblemente más alta que las anteriores.<br /><br /><br />La universidad que lidera las utilidades es privada. Se trata de la Universidad Tecnológica de Chile Inacap, que obtuvo en 2009 una cifra superior a los 17 mil millones de pesos, cerca de 37 millones de dólares, con una rentabilidad del 18,6 por ciento. El segundo lugar de ganancias lo tiene la Universidad Andrés Bello, seguida por la Universidad Autónoma, con 11.700 millones -unos 25 millones de dólares- y una rentabilidad del 15 por ciento. El cuarto lugar lo ocupa la Universidad Católica. Las cuatro casas de estudios con mayores ganancias sumaron unos 54 mil millones de pesos, o 114 millones de dólares.<br /><br /><br />¿Sin fines de lucro?<br /><br /><br />No todas exhiben estos resultados. Hay también grandes pérdidas. La Universidad de Las Américas, que pertenece a Laureate International, el mismo dueño de la Andrés Bello, tuvo pérdidas por más de once mil millones de pesos pese a haber tenido ingresos por 48 mil millones. Otro caso es la Universidad de Santiago, con una pérdida superior a los cuatro mil millones de pesos, y la Uniacc, con más de mil millones en pérdidas pero ingresos por sobre los 18 mil millones de pesos.<br /><br /><br />Las universidades, que operan bajo la figura legal “sin fines de lucro”, se apresuran a explicar que sus ganancias son todas reinvertidas en nuevos activos. Es lo que hizo la Universidad Nacional Andrés Bello a través de un comunicado público, en el que explicó el destino de esos fondos: planta docente, infraestructura, becas. Al tratarse de un negocio de miles de millones de dólares, la comunidad exige un mínimo de transparencia. En declaraciones a El Mercurio, José<br />Joaquín Brunner, director del Centro de Políticas Comparadas en Educación de la UDP, dijo que es “curioso” que algunas instituciones de educación se nieguen a entregar sus datos financieros. Además dijo que con la información disponible “no es posible separar a las instituciones que reinvierten la totalidad de sus excedentes en su propia operación, de aquellas que distribuyen una parte o toda la ganancia entre sus dueños. Es algo que urge clarificar”.<br /><br /><br />Harald Beyer, coordinador académico del CEP, va aún más lejos. “Aquí tenemos los resultados de las universidades, pero no los de los holdings a los que en muchos casos pertenecen. Estos datos no permiten saber, por ejemplo, si los resultados operacionales son efectivos o si son fruto de una corrección monetaria, una provisión o un tema contable. Se requiere contar con un estado de flujo”, dijo a ese mismo diario.<br /><br />Estas sospechas se refuerzan al observar los cambios de propiedad en las universidades privadas. Durante los últimos años han ingresado al sector no sólo grandes corporaciones internacionales, sino también inversionistas extranjeros con activos en otras áreas del comercio y la economía. Bien conocido es el caso de Laureate International Universities, dueño de las universidades de Las Américas y Andrés Bello, o del consorcio estadounidense Apollo, que en 2008 compró la Universidad UNIACC, una institución “sin fines de lucro”, por 40 millones de dólares. Y también la Universidad Santo Tomás, con ventas por unos cien millones de dólares anuales, que tiene entre sus accionistas a Linzor, fondo de inversión estadounidense con presencia latinoamericana.<br /><br />Este es un caso muy particular. Porque Linzor fue el primer interesado en comprar Chilevisión en abril de 2010, con una oferta de 140 millones de dólares. Era parte de su diversificación. Este fondo es además propietario de la cadena de cines Hoyts, cuyas ventas superaron los 60 millones de dólares el año 2009, de la Isapre Cruz Blanca (ventas por 445 millones de dólares), Cruz Blanca Salud e Idelpa Salud.<br /><br /><br />La investigación<br />de M.O. Mönckeberg<br /><br /><br />Las conjeturas que Brunner y Beyer formulan en El Mercurio están constatadas en investigaciones sobre el tema. Tal vez<br />el principal trabajo que se ha hecho sobre la materia es El negocio de la universidades en Chile (Random House Mondadori), libro de más de 600 páginas escrito por la periodista María Olivia Mönckeberg, quien realiza una detallada y alarmante investigación sobre esta actividad.<br /><br />En una conversación sostenida entre este cronista y María Olivia Mönckeberg sobre la materia, la periodista explicó cómo se articula este gran negocio rotulado como sin fines de lucro. “Son corporaciones sin fines de lucro, pero sin embargo esa norma prácticamente nadie la sigue. Creo que en esto hay dos grandes tipos de negocio. El negocio propiamente tal, que está interesado en sacar la mayor cantidad de dinero a través de subterfugios, como la inmobiliaria que arrienda los edificios, el que presta servicios como el aseo, los proveedores diversos, etc. Por otra parte, hay que considerar que hay una serie de subsidios que tienen las universidades por el solo hecho de serlo. Arrastran la legislación histórica que beneficiaba a las universidades tradicionales que desempeñaban un rol público, por lo cual no pagan IVA y otros impuestos. Tienen una serie de beneficios tributarios. Según especialistas, es un negocio que tiene más facilidades tributarias que la construcción. Es un negocio que por dar este servicio, educación, está muy favorecido”.<br /><br /><br />El negocio de la educación aguanta todo tipo de matices y pliegues. Desde dudosos diplomados, títulos que convalidan a presión otros estudios, títulos flexibles, modulares, a distancia, en fin, productos de todo tipo bien publicitados como tales. El servicio de la educación aparece modelado por los creativos publicitarios y como un buen ingreso para los medios de comunicación.<br /><br />La inversión total en publicidad es probable que supere los 900 millones de dólares anuales en los balances de 2010. De este total, según el informe de Achap de 2008 (Asociación Chilena de Agencias de Publicidad), la participación por rubros está bastante atomizada, pero hay claros líderes. En primer lugar, como es tradicional y bien observable, están las grandes tiendas, con alrededor del nueve por ciento del total invertido. Les sigue la telefonía, con 4,7 por ciento, los automóviles, con 3,4%, y los productos de higiene y belleza, con un poco menos. En el octavo lugar aparece el rubro universidades, con un 2,5 por ciento del total invertido, lo que da una cifra de 22,5 millones de dólares, que supera a toda la publicidad de un sector como la banca o las farmacias. Una inversión extremadamente abultada para una actividad sin fines de lucro.<br /><br /><br />No cabe duda que esta inversión está directamente orientada a ganar más mercado, como ocurre en otros sectores como las grandes tiendas, la venta de automóviles, los productos de belleza o la telefonía, todos sectores cuyo objetivo es tener una alta rentabilidad. Según las rentabilidades observadas en el informe del Mineduc, éstas llegan a superar a una actividad tan inspirada por el lucro como es la banca. Durante 2009 el Banco Santander consiguió una rentabilidad del 28 por ciento, el Banco de Chile del 20 por ciento y el BBVA del 15. La Bolsa de Comercio, que es el sitio de la especulación, el lucro y la ambición, cerró 2010 con una rentabilidad del 35 por ciento. ¿Qué otros sectores, y no sólo aquellos sin fines de lucro, pueden ostentar rentabilidades como los obtenidos por Inacap o la UNAB?<br /><br /><br />PAUL WALDER<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />Negocio ideológico<br /><br /><br />Si observamos los directorios de las universidades privadas, hallaremos nombres y figuras ligadas con las grandes corporaciones y con corrientes políticas y religiosas. No es raro ver antiguos altos funcionarios de la dictadura a la cabeza de las casas de estudio, como sucedía hasta hace pocos años con Francisco Javier Cuadra, ministro secretario general de gobierno de Pinochet en la Universidad Diego Portales, con Mónica Madariaga, como rectora de la UNAB, o el ex ministro de Hacienda de Pinochet, Hernán Büchi, presidente de la Universidad del Desarrollo, en cuyo directorio aparecen también empresarios como Carlos A. Délano, presidente del grupo Penta, Carlos Eugenio Lavín, vicepresidente del mismo grupo y Ernesto Silva Bafalluy, presidente de la AFP Cuprum. Hasta hace poco el actual ministro de Educación, Joaquín Lavín, formaba parte de este directorio.<br /><br />Este es un negocio a largo plazo. Lo tiene el Opus Dei y los Legionarios de Cristo, en las universidades Los Andes y Finis Terrae. Y también está la Universidad Adolfo Ibáñez, que es de una fundación ligada a un grupo económico importante. Es curioso ver en su nómina de estudiosos honorarios la mención de fallecidos economistas, como Hayek o Milton Friedman. Es claro ver también la adhesión a la sociedad Mont Pelerin.<br /><br />Otro caso es la Universidad San Sebastián, estrechamente ligada a la UDI. En su consejo, que preside Alejandro Pérez Rodríguez, aparecen como director el senador Pablo Longueira y el general en retiro Ernesto Videla, quien fue subsecretario de Relaciones Exteriores de Pinochet. Otro de sus directores es Andrés Navarro, presidente de Sonda.<br /><br />Las universidades tienen muy pocas normas legales que las regulen. Tan pocas, que los conflictos de intereses abundan. Por ejemplo, está el caso de senadores que han sido o son miembros de las juntas directivas universitarias. Hemos citado a Pablo Longueira en la Universidad San Sebastián, pero también el senador de la UDI, Hernán Larraín, fue miembro del directorio de la Universidad Santo Tomás, que hoy preside Marcos Büchi. Y hay más casos que debieran considerarse conflictos de intereses. Los vínculos con la política son parte habitual de estos directorios. Otro ejemplo es el del presidente del Partido Radical, senador José Antonio Gómez, que fue miembro de la junta directiva de la Universidad del Mar<br /><br /><br />P.W.<br /><br /><br /><br /><br />(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 726, 7 de enero, 2011)<br />punto@interaccess.cl<br />www.puntofinal.cl<br />www.pf-memoriahistorica.org<br /></div></span><div class="blogger-post-footer">Paul Walder.Periodista chileno, que vive en Chile, licenciado en la Universidad Aut?noma de Barcelona. He trabajado en numerosos medios, escrito innumerables textos, columnas, art?culos y reportajes. </div>Paul Walderhttp://www.blogger.com/profile/12625215054086126725noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-11995170.post-44122063020043694352011-01-06T10:39:00.000-03:002011-01-06T10:40:35.923-03:00Wikileaks y la guerra de la información<div align="justify"><span style="font-family:verdana;font-size:85%;">Wikileaks puede haber inaugurado una nueva etapa en el periodismo. Cuando observamos que los medios tradicionales, desde los diarios de circulación nacional, a la televisión y la radio, han devenido en industrias de la comunicación controladas por grandes grupos económicos, los que tienen a la vez intereses en otros sectores de la economía aparte de sus relaciones con el poder político, el periodismo independiente ha de buscarse en otra parte. El impacto de Wikileaks en la opinión pública mundial ha hecho emerger nuevamente el enorme potencial de las tecnologías de la información, las que han podido hasta ahora, no sin problemas y persecuciones, mantener su independencia.<br /><br />La experiencia de Wikileaks es puramente digital y sólo puede existir en la red. Puede ser concebida como un medio de información, como periodismo, pero tal vez estamos en presencia de un nuevo concepto de información. Algo así como el “periodismo científico”, expresión empleada por el fundador de Wikileaks, Julian Assange, que apunta a un periodismo observable, comprobable, que permite al lector el acceso directo a las fuentes. Esta facultad no es posible en los medios tradicionales, hoy más cercanos a entretener y comerciar que a informar.<br /><br />En una interesante entrevista realizada por una revista estadounidense, el ex director del diario El País y consejero del grupo Prisa, Juan Luís Cebrián, reflexionó sobre el cambio en la forma de hacer y consumir información, lo que estaba afectando los negocios de su grupo, así como a otros grandes consorcios de la prensa de papel. Cebrián no hablaba de Wikileaks, pero su reflexión se ajusta con precisión a esta experiencia: "El cambio fundamental está en que los diarios se sustentan en un sistema del siglo pasado: la economía de oferta; y la era digital trae una economía de demanda. Estamos en un momento en el que la intermediación, que es lo que caracteriza a la democracia representativa, está desapareciendo. Y los periodistas, que somos intermediarios entre lo que pasa y los que demandan información, estamos viendo cómo son los demás, los no periodistas, los que cuentan lo que les pasa sin ningún tipo de intermediario. Y como no sabemos qué hacer, le echamos la culpa al soporte, a ese viejo papel de periódico”. Podemos agregar que la culpa no sólo la tiene el papel, sino son los contenidos, cada vez más ligados a los grandes intereses comerciales y corporativos.<br /><br />Wikileaks va a las fuentes, a los insumos, a la materia prima, a la información, que ha devenido en una mercancía, un commodity moldeable por los grandes consorcios periodísticos a sus propios intereses y otros afines para convertirla finalmente en un producto de consumo de masas. Los medios tradicionales, como afirma Cebrián, ofrecen este producto, el que es cada vez menos apreciado por los consumidores, que demandan información más cruda, menos intermediada, más fiable.<br /><br />Assange eligió una serie de grandes periódicos del mundo, entre ellos El País, para que hagan la digestión de los millares de kilos de información. Pese a las críticas por esta elección, y pese a la posibilidad de una manipulación de la materia prima, la información filtrada por las numerosas fuentes ha aparecido, gotea cada día y molesta, lo que ha llevado al gobierno de Estados Unidos a presionar a las empresas de internet a suprimir sus servicios con Wikileaks y a pedir a través de oscuros pretextos la cabeza de Assange.<br /><br />El impacto político y periodístico de Wikileaks ha transparentado el enorme poder de las corporaciones, no sólo en todas las áreas de la industria y los servicios, sino también y de manera creciente en internet. Esas presiones de la Casa Blanca sobre el servidor estadounidense que alojaba al sitio de Assange, o aquellas sobre las empresas financieras para bloquear las donaciones mediante Pay Pal a través de las tarjetas Visa y Mastercard (las que probablemente canalizan casi la totalidad de las transacciones internaciones en la web), tuvieron efectos por la enorme concentración que sufren los flujos de información en internet. Porque la diversidad inicial de la web hoy apunta también aquí a oligopolios, acaso monopolios. Una muestra puede verse en los buscadores. De los cientos que existen o subsisten, Google ha pasado a ser un estándar mundial: canaliza más del 90 por ciento, o tal vez el 99 por ciento de las consultas en la web. Hoy casi todas las búsquedas nacionales, locales, regionales, acotadas a una u otra lengua, están filtradas por Google. Esta concentración facilitaría que presiones políticas puedan bloquear, a la manera china, de todo los contenidos relacionados con Wikileaks.<br /><br />Pero internet tiene también en su esencia, en su tecnología, el concepto de la flexibilidad, de la viralidad, de la ubicuidad. Hoy Wikileaks se ha mudado a un servidor en Suiza (wikileaks.ch) y podría replicarse en múltiples otros servidores y sitios. Podría hacerlo con Assange libre o en prisión. La guerra de la información está desatada.<br /><br />PAUL WALDER<br /><br /></div></span><div class="blogger-post-footer">Paul Walder.Periodista chileno, que vive en Chile, licenciado en la Universidad Aut?noma de Barcelona. He trabajado en numerosos medios, escrito innumerables textos, columnas, art?culos y reportajes. </div>Paul Walderhttp://www.blogger.com/profile/12625215054086126725noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-11995170.post-18367679837951858062010-01-26T00:39:00.000-03:002010-01-26T00:42:08.301-03:00Del neoliberalismo encubierto al libre mercado desatado<div align="justify"><span style="font-family:verdana;"><span style="font-size:85%;">El lunes 11 de enero, a escasos días de las elecciones presidenciales, Michelle Bachelet firmó el ingreso de Chile a la OCDE, inscripción que fue traducida por la misma gobernante como el fin del camino de modernización y apertura comercial iniciado por el primer gobierno de la Concertación. Tras veinte años de persistentes políticas a favor de la inserción de Chile en los mercados globales a través de profusos acuerdos comerciales con naciones de todo el planeta, Bachelet resumía el evento: "Lo que ha ocurrido durante estos veinte años es histórico. Chile deja atrás el subdesarrollo y se encamina a paso firme para convertirse en una nación desarrollada en unos años más”. </span></span></div><span style="font-family:verdana;"><span style="font-size:85%;"><div align="justify"><br />Una satisfacción más bien personal que no pudo impregnar a la opinión pública del mismo modo como sí lo lograron años atrás las firmas de tratados comerciales con Estados Unidos y la Unión Europea, interpretados por los gobiernos de entonces como el “ingreso de Chile a las grandes ligas”. La pesadumbre por la baja votación conseguida por Eduardo Frei en la primera vuelta electoral del 13 de diciembre y la inquietud por los resultados de la segunda vuelta del 17 de enero pasado oscurecían tanto la mirada retrospectiva de las políticas de la Concertación, como la visión futura. Porque muchos de los temas levantados por el candidato de izquierda Jorge Arrate y el independiente Marco Enríquez Ominami fueron críticas directas a las políticas económicas de los veinte años que destacaba erradamente Michelle Bachelet. </div><div align="justify"><br />Si el gobierno ha considerado el ingreso del país a la OCDE como el salto hacia una correa transportadora que conducirá al pleno desarrollo, la percepción en la opinión pública se mueve por otras realidades, las que son los efectos directos, individuales y sociales de aquel anunciado y nunca alcanzado desarrollo. Porque las consecuencias locales de la inserción de Chile en los mercados mundiales, de la globalización económica y financiera, han sido también la desregulación de todos los mercados nacionales y la concentración de la propiedad a favor de las grandes corporaciones, lo que llevó durante los últimos veinte años a una entrega sin precedentes del poder al sector privado, de todo tipo de abusos corporativos, de la pérdida de derechos ciudadanos y de un aumento persistente de la desigualdad en la distribución de la riqueza. Durante estas dos décadas las grandes corporaciones de los sectores industriales, de servicios y, de modo especial, financiero, lograron ganancias inéditas en Chile, las que, pese a la negada pero vigente política del chorreo económico, no se extendieron al resto de la población. Todo Chile ha trabajado para el enriquecimiento ilimitado del gran capital. </div><div align="justify"><br />Un ciego malestar </div><div align="justify"><br />Tras más de veinte años de neoliberalismo sin efectos favorables en la calidad de vida, el ciudadano finalmente ha expresado su malestar. Y nada más claro que en el voto. Pero no se trata de un fenómeno reciente. La votación contra la Concertación es el resultado de un proceso nacional subterráneo escasamente medido y poco escuchado por los gobernantes. Desde comienzos de la década y tras la crisis asiática los reiteradamente anunciados beneficios de la apertura comercial y la globalización económica y financiera ya eran interpretados por el país con creciente sospecha. Porque a la prédica de “más y mejores empleos” la evidencia era otra: un alto desempleo y deterioro, mediante externalización y flexibilización laboral de hecho, de los trabajos. Al discurso de más y mejor consumo, el ciudadano se vio prisionero de la concentración de la propiedad y de prácticas de colusión de precios, algunas evidentes pero muchas ocultas, y de un sistema crediticio abiertamente usurero y amparado por la institucionalidad económica sostenida por los gobiernos de la Concertación. Un consumo pagado en cuotas bajo la intimidación permanente de Dicom, castigo no sólo económico, sino que ha significado la supresión de la condición de consumidor, de ciudadano. Ante éstas y numerosas otras evidencias, los chilenos fueron alimentando un amargo resentimiento tanto a las políticas y a la falsa retórica de la Concertación. </div><div align="justify"><br />Aunque los gobiernos de la Concertación, y en especial el saliente de Bachelet, intentaron destacar una vertiente social –desde el crecimiento con equidad de Ricardo Lagos a la redes de protección social de Bachelet- , la realidad, medida el domingo 13 de diciembre y el 17 de enero, ha sido otra. Ya hacia la mitad de la década la iglesia católica tuvo que interceder varias veces en conflictos sociales y laborales derivados de una institucionalidad hecha a medida de la gran empresa, proponer un salario –ético le llamaron- más justo para los trabajadores y, tal vez el llamado más concreto, criticar la esencia del mal: el modelo neoliberal. </div><div align="justify"><br />Sondeos muy poco difundidos ya hablaban desde comienzos de la década del fuerte malestar que había producido en los chilenos la ampliación y consolidación del modelo de libre mercado. Estudios del PNUD concluían que una gran mayoría de la población quería más intervención del Estado en la economía. No bastaba con una mayor regulación, cuyos resultados sólo han demostrado la debilidad del Estado para fiscalizar y castigar a las grandes corporaciones, sino un giro a ortodoxia del mercado. </div><div align="justify"><br />En noviembre pasado la BBC divulgó un sondeo mundial sobre el actual apoyo al modelo neoliberal, el que fue en su momento silenciado por la gran prensa chilena. Sólo meses más tarde el periodista Ernesto Carmona rescató el estudio y lo hizo circular a través de Internet. Los datos son contundentes y reflejan que más del 90 por ciento de los chilenos estima que el Estado debe asumir un rol más activo en la economía. </div><div align="justify"><br />Entre otros datos, la encuesta reveló que casi la mitad de los chilenos “está de acuerdo en declarar que el capitalismo de mercado libre tiene problemas que se requieren resolver con más regulación y reformas, pero el 20 por ciento cree que se necesita un sistema distinto (...) en tanto un 72 por ciento de los encuestados aprueba más control gubernamental de industrias importantes, un 91 por ciento opina que el gobierno debe tener un rol más activo en la distribución uniforme de la riqueza y un 84 por ciento pide una mayor presencia del gobierno en la actividad reguladora del capitalismo”.<br /></div><div align="justify">Tal vez la conclusión más rotunda es que Chile, tras Brasil, es el país, entre 27 naciones estudiadas, con mayor rechazo al sistema neoliberal. De acuerdo a la encuesta, los chilenos repudian sin más el actual modelo económico, fenómeno tal vez percibido por la Concertación, que incluyó entre su discurso electoral la idea de “más Estado”, eslogan que se levantó como una paradoja al observar las políticas de los últimos veinte años. Para ello basta recordar que durante el gobierno del derrotado Eduardo Frei se entregaron al sector privado áreas tan sensibles como el agua potable y los puertos.</div><div align="justify"><br />Frankenstein de la Concertación </div><div align="justify"><br />La resistencia al neoliberalismo en un país que ha desarrollado y acariciado este modelo con una fruición sin parangón en el mundo durante más de treinta años es un caso que ha de tenerse en cuenta. Porque el malestar sucede también en una nación despolitizada, carente de organizaciones sociales y sin una prensa masiva que ejerza la crítica, rasgos que han favorecido al populismo de la derecha. El modelo neoliberal, instalado a la fuerza por la dictadura fue moldeado por la Concertación para regocijo de la derecha y financiado por el gran sector privado, que ha convertido el consumo de masas como el único objetivo de la democracia. Un largo proceso que abarca ya más de una generación y que terminó por identificar a la Concertación con las penurias del modelo. Aun cuando es la derecha económica amparada por los militares la que detenta la paternidad neoliberal, fue la Concertación quien alimentó, fortaleció y embelleció a la criatura. Hoy, con rasgos de Frankenstein, ha destruido a quien la tomó en tan cálida adopción. </div><div align="justify"><br />Los efectos del modelo no están sólo en el mall y en artilugios de consumo, presentados a modo de zanahoria a los ojos del burro. Los verdaderos efectos, que son el garrote, están en la comercialización de todas las actividades de la vida, partiendo por la salud, la educación y todos los servicios. Y también están en el alto desempleo, en el pavor producido por la inestabilidad laboral, en la inequidad, en la desprotección social. Se trata de efectos negados por el sector privado y, si bien últimamente y muy tardíamente reconocidos por los gobiernos, nunca resueltos. Un ejemplo de la mínima incidencia de estas políticas asistenciales ha sido la pensión asistencial que creó el gobierno saliente para las personas que quedan al margen del sistema privado de pensiones. Esta ley, celebrada como un triunfo de las políticas públicas ante el mercado, se estrelló a poco andar con el colapso financiero internacional, que generó pérdidas millonarias a los fondos de pensiones de todos los trabajadores. Tras la debacle masiva, el gobierno, sin intervenir ni criticar el sistema privado, sólo observó los movimientos del mercado. </div><div align="justify"><br />Las condiciones laborales han quedado al arbitrio del mercado, lo que ha sido amparado durante veinte años por los gobiernos de la Concertación. Una encuesta de la Dirección del Trabajo publicada la primera semana de enero reflejó las condiciones laborales en el sector privado: más de la mitad de los trabajadores chilenos (55 por ciento) gana sueldos que no superan los 257 mil pesos brutos, en tanto sólo en el 5,1 por ciento de las empresas existen sindicatos activos. </div><div align="justify"><br />La Concertación se presentó en estos años como el representante de la gobernalidad, de la estabilidad política, de la armonía social. Una política basada en los consensos con la derecha, que ha derivado en una política acotada –expresada por el sistema binominal-, en acuerdos entre las elites y en una fuerte exclusión de las demandas de la ciudadanía y de sus organizaciones sociales. Así como en estos veinte años la economía fue entregada para saciar el apetito del sector privado, la política, limitada a las elites y redes de poder crecientemente corruptas, ha clausurado cualquier posibilidad de mayor democratización. </div><div align="justify"><br />Las políticas de los consensos fueron decisiones de grupo impuestas en los hechos de un modo autoritario. Un modo de gobierno que tuvo efectos en todos los aspectos de la vida política y social –derechos humanos, pueblos indígenas, políticas públicas, etc.- y que en economía se expresaron en un pacto por mantener y reforzar la ortodoxia neoliberal. Una fusión ideológica que tuvo su expresión en las propuestas de ambos candidatos. Porque si hubo diferencias, éstas fueron pequeños matices, como quedó en evidencia en la oferta del “bono marzo” anunciado por ambos candidatos. </div><div align="justify"><br />La Concertación, enquistada en el poder político y también en el económico por medio de relaciones gozosas pero peligrosas con las grandes corporaciones, fue incapaz de ofrecer un cambio real, el que ha tomado la derecha, más como figura retórica que como propuesta política ante un pueblo despolitizado, ignorante, amnésico y desmovilizado. Porque si hay algo que la derecha ha defendido durante los últimos treinta años, es el libre mercado, que es su esencia, su ley, su naturaleza. Pero como gran paradoja, esta ciudadanía, explotada por las grandes corporaciones y endeudada con el sector financiero, ha confiado de forma candorosa en los causantes de sus males. </div><div align="justify"><br />En Chile ha terminado el ciclo de los gobiernos de la Concertación. La ruptura de las fuerzas de izquierda pudo haber sido una causa, las oscuras redes políticas y la corrupción otras, pero en especial ha sido por el descrédito de sus políticas económicas, piedra de tope para la Concertación que crecerá con la derecha. En medio de una crisis internacional que impedirá altos crecimientos del PIB para generar chorreo económico, que es la única política redistributiva aceptada por la derecha, el malestar ciudadano aumentará. </div><div align="justify"><br />Piñera habla de cambios. Pero en los hechos habrá continuidad en el modelo económico. La Concertación deja tras veinte años el gobierno. Pero seguirá gobernando a sus anchas el mercado. </div><div align="justify"><br />PAUL WALDER<br /><br /><br /><br /><br /></div></span></span><div class="blogger-post-footer">Paul Walder.Periodista chileno, que vive en Chile, licenciado en la Universidad Aut?noma de Barcelona. He trabajado en numerosos medios, escrito innumerables textos, columnas, art?culos y reportajes. </div>Paul Walderhttp://www.blogger.com/profile/12625215054086126725noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-11995170.post-4380461053268634122009-11-11T12:48:00.002-03:002009-11-11T12:53:13.768-03:00La difusa línea entre democracia y dictadura<a href="http://www.lsqueluchan.org/local/cache-vignettes/L300xH484/k56al2-d211e.gif"><img style="MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 135px; FLOAT: left; HEIGHT: 220px; CURSOR: hand" border="0" alt="" src="http://www.lsqueluchan.org/local/cache-vignettes/L300xH484/k56al2-d211e.gif" /></a><br /><div align="justify"><span style="font-family:verdana;font-size:78%;">La prensa está abocada a la construcción de una nueva amenaza social: el mapuche, que no es la causa mapuche, sino la simple y arbitraria violencia atribuida a un pueblo originario. Un proceso levantado y amplificado por El Mercurio y recogido y estimulado por el resto de los grandes medios.<br /><br />El nuevo peligro social crece alimentado por un discurso alegórico, capaz de destapar y expandir los profundos prejuicios racistas incubados durante la historia chilena. El enemigo interno desarrollado durante la dictadura, que también era externo –recordemos el “comunismo internacional” recitado en el atropellado e incoherente fraseo de Pinochet- toma hoy la figura del indígena, que invoca también al miedo –del terror a la violencia- al desconocido, al otro. Una inquietud ancestral apostada desde los orígenes del estado chileno, que justifica la contención, la trinchera, la exclusión. La represión y persecución. Hasta el asesinato.<br /><br />El estado neoliberal, aquel que pregona todo tipo de libertades, es un estado represor. Y no tiene alternativa ni salida. La desigualdad que produce la economía de libre mercado, desigualdad inherente a este capitalismo extremo, requiere de vigilancia permanente, de organismos de seguridad, de policías militarizadas. Porque mantener el mal denominado libre mercado, que sólo otorga libertad a los grandes propietarios, es mantener la herramienta que multiplica todas las desigualdades y exclusiones. La democracia neoliberal, expresada en la manipulación política, en la mentira ejercida a través de los medios, la ubicuidad e impunidad de las corporaciones... sólo se mantiene en pie bajo un aparato policial. El paso a una dictadura probablemente sea un asunto de matices.<br /><br />La policía está al servicio de una clase, la dominante. Lo mismo que el estado y, en la precaria y desfigurada democracia chilena, todo el andamiaje político. Esta afirmación, que surge de la evidencia, ya no nos crea extrañeza alguna. El aparato policial está para cuidar a las elites, a los regalones y bendecidos por el neoliberalismo. La policía militarizada no sólo reprime al delincuente común y sus derivaciones, siempre pobres, de origen y situación, sino a los trabajadores, sindicatos, estudiantes y ciudadanos. A todo atisbo de organización social. La máquina represiva está al servicio del statu quo que favorece a las grandes corporaciones para controlar la lucha de clases. Lo que no puede hacer el modelo neoliberal, que no suaviza las contradicciones ni la lucha de clases, sino las acrecienta, lo hace el estado de clase a través de su brazo armado.<br /><br />Lo que vemos en el pueblo mapuche son señales extremas de este estado neoliberal represor. Es su evidente orientación, su curso y acción. El “libre mercado” en la región mapuche está solidificado en las grandes forestales y terratenientes históricamente favorecidos por el estado chileno en medio de un universo de mapuches desplazados. Libertad para las elites propietarias, dependencia para el resto de la población. Esclavismo económico para el mapuche. Un statu quo que solo se mantiene con una creciente fuerza.<br /><br /><br />Pero nada de ello es visible para el ciudadano común, alienado con la realidad construida por los grandes medios de comunicación. El conflicto mapuche, mediatizado e impulsado por El Mercurio –cuyos vínculos con los terratenientes y las empresas forestales en la Araucanía son bien conocidos- circula por el resto de los grandes medios, en manos de las corporaciones y sus favorecidos. Se trata de un relato diseñado a la medida de los grandes propietarios que se acopla con prejuicios atávicos producto de la ignorancia, endurecida y fomentada con deleite por la gran mayoría de los diarios, la televisión y la radio. Los grandes medios son una herramienta fundamental para mantener el orden neoliberal a través de la confusión, de simuladas pero interesadas simbologías, de la siembra y posterior cosecha del temor y el aprecio de falsas identidades y satisfacciones. Es el espíritu burgués, complaciente e individualista, temeroso y egoísta, reduccionista, autista. Un espíritu, un sentido de vida, que solo aprecia y se identifica con sus “iguales”, que rechaza, desprecia y teme, a todas las diferencias, a los otros. El mapuche, el indio irracional y violento que alegoriza esta prensa, es aquel otro. El burgués y el aspirante a burgués, en su desesperación por integrarse ya no solo le teme. Ha comenzado a odiarlo.<br /><br />Es una construcción perversa y peligrosa. Como la que desarrolló aquella misma prensa afín a la dictadura durante los nefastos 16 años. Aquellos “otros”, perseguidos, asesinados, maltratados y denigrados, fuimos nosotros. Hoy, nuevamente, el diferente, el mapuche, el no chileno, violento, el “terrorista”, somos otra vez todos nosotros.<br /><br />PAUL WALDER<br /><br />Publicado en Punto Final </span></div><div class="blogger-post-footer">Paul Walder.Periodista chileno, que vive en Chile, licenciado en la Universidad Aut?noma de Barcelona. He trabajado en numerosos medios, escrito innumerables textos, columnas, art?culos y reportajes. </div>Paul Walderhttp://www.blogger.com/profile/12625215054086126725noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-11995170.post-13867879516462539282009-09-16T21:39:00.001-04:002009-09-16T21:43:29.902-04:00La necesaria desaparición del Partido Socialista<a href="http://i49.photobucket.com/albums/f255/chileclarin/casado_QEPD.jpg"><img style="MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 211px; FLOAT: left; HEIGHT: 257px; CURSOR: hand" border="0" alt="" src="http://i49.photobucket.com/albums/f255/chileclarin/casado_QEPD.jpg" /></a><br /><div align="justify"><span style="font-family:verdana;font-size:85%;">Nombrar lo real en el mundo de las representaciones y los simulacros puede parecer una nueva representación, un juego, un reflejo, un chiste. Porque la realidad, la más cruda realidad, reproducida, cubierta de retórica, de imágenes, de símbolos sobre otros símbolos, sólo puede ser asumida con espanto, con dolor. Incluso con una dosis de humor. Porque de tan reales, algunas cosas, esas cosas humanas, llegan a parecen no sólo espantosas o innombrables, sino absurdas.<br /><br />Q.E.P.D, “de la inutilidad del partido socialista y de las razones que aconsejan hacerlo desaparecer” (el afilador, 2009) libro escrito por el militante PS Luis Casado, es una de esas miradas al centro de la realidad política. Ante esa cruda, pavorosa realidad, ante cuya descripción, inventario, disección, que nos deja atónitos, hemos optado por no mirar, y mantenernos en la falsedad. Porque de eso se trata el texto de Casado, de quitar toda la indumentaria retórica, todo el disfraz a una entidad política que ha sido pulverizada por la historia reciente. No sólo por la reacción y persecución tras el golpe de estado, sino principalmente por motu proprio. Más daño le hizo al PS su deleitoso abrazo al neoliberalismo que Pinochet.<br /><br />Hablamos de falsedades, de imposturas, de símbolos, no vacíos, pero sí vaciados. Decenas, centenares, talvez millares de eventos y señales levantadas como evidencias por el autor. Tantas, que no queda duda: el PS no ha sido víctima de la dictadura sino de la corrupción, en todas sus acepciones, pero especialmente en el sentido del desgaste, de la alteración de su esencia hasta el punto de quedar irreconocible. De ser otro u otra cosa.<br /><br />¿Qué tiene que ver el PS chileno de hoy en día con el pensamiento de Salvador Allende? Con quien estatizó la banca, realizó una reforma agraria, nacionalizó el cobre. Qué hace una fotografía de Allende en la sede de un partido cuyos gobernantes y funcionarios han promovido privatizaciones, divinizan al “libre mercado” como el “motor de la economía”, apoyan el lucro en la educación y a las transnacionales y persiguen al pueblo mapuche. Un partido que se resiste a cualquier propuesta seria y verdadera de cambio social.<br /><br />El gran absurdo es que se trata de un partido llamado Socialista, un partido que estimula el neoliberalismo pero con la retórica y los simbolismos de un partido obrero, de trabajadores, de clase obrera, que canta la Marsellesa socialista. ¿Qué dice el PS sobre lucha de clases? ¿Sobre Marx, Lenin, Gramsci? El PS “pega en la mercancía que vende una etiqueta que no le corresponde: caballa por atún, gatos por liebres, consolidación de la institucionalidad dictatorial por transición a la democracia… neoconservadores por socialistas…”<br /><br />Sin este PS –Casado extiende de manera tácita la invitación al resto de la Concertación- se elimina un gran obstáculo. Un estorbo para los movimientos sociales, que eleva sus cantos de sirena y su falsa indumentaria en cada elección. El PS es hoy el mejor muro de contención para los movimientos sociales levantado por las fuerzas de la reacción. Es una pieza más de la reacción, que contiene y a la vez engaña. “Porque el PS, en un solo empeño, niega la realidad y asesina los sueños, hunde los reencuentros y sabotea las resistencias”, dice el autor.<br /><br />Un libro necesario para mirar la absurda e invertida realidad. “Un partido como aquel en que se ha transformado el partido socialista de Chile no sirve para nada. Solo su desaparición podría favorecer la emergencia de nuevas fuerzas portadoras de un proyecto innovador que, gracias a nuevas alianzas, permitiese ampliar el universo de lo posible”.<br /><br />PAUL WALDER </span></div><div class="blogger-post-footer">Paul Walder.Periodista chileno, que vive en Chile, licenciado en la Universidad Aut?noma de Barcelona. He trabajado en numerosos medios, escrito innumerables textos, columnas, art?culos y reportajes. </div>Paul Walderhttp://www.blogger.com/profile/12625215054086126725noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-11995170.post-34888024108559275362009-09-11T15:37:00.001-04:002009-09-11T15:41:23.679-04:00Adiós al Séptimo de Línea: Megavisión, el fantasma de Ricardo Claro y la telaraña nacionalista<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhZyuXZ0mNHYyC_kpEADDkqszapnhRy1YnZga7At5prYO7ROwQvr-85jCsGMui9-wV3tft7lzLsj23O-pVGfEcREMO8DY4IzbLuX1x-emB3cIyVGAB8X6TlsSpe8QPArOX-1o2ig/s400/combate+naval+de+iquique-byn.jpg"><img style="MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 235px; FLOAT: left; HEIGHT: 171px; CURSOR: hand" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhhZyuXZ0mNHYyC_kpEADDkqszapnhRy1YnZga7At5prYO7ROwQvr-85jCsGMui9-wV3tft7lzLsj23O-pVGfEcREMO8DY4IzbLuX1x-emB3cIyVGAB8X6TlsSpe8QPArOX-1o2ig/s400/combate+naval+de+iquique-byn.jpg" /></a><br /><div align="justify"><span style="font-family:verdana;font-size:85%;">El Fondo para creaciones audiovisuales del Consejo Nacional de TV le entregó 500 millones de pesos a Megavisión para la producción de una miniserie histórica basada en el best seller nacional Adiós al Séptimo de Línea. El subsidio público al canal privado fundado por el fallecido empresario Ricardo Claro es el mayor en la historia de estos fondos, por lo que de alguna manera significa un premio especial a esta propuesta, la que dirigirá Alex Bowen (Mi mejor enemigo, 2005) para emitirla por Megavisión durante el 2010 en el marco de las celebraciones del Bicentenario.<br /><br />Adiós al Séptimo de Línea fue escrita como guión de radioteatro hacia la mitad del siglo pasado por el iquiqueño Jorge Inostroza. La historia tuvo un éxito rotundo entre fines de las décadas de los cuarenta y comienzos de los cincuentas, lo que motivó a Inostroza a convertir el relato en una monumental novela de varios volúmenes. Posteriormente, hacia finales de los setenta, en plena dictadura y para goce de los sectores más nacionalistas, la saga fue publicada en un nuevo género: fascículos ilustrados coleccionables encartados en un periódico. “La gesta heroica de 1973”, la “refundación de la patria” tenía sus antecedentes en este relato histórico-militar, levantado como la piedra angular de la nación. Adiós al Séptimo de Línea no sólo entretenía: era una gran herramienta de propaganda nacionalista.<br /><br />La trama, como se sabe, es la narración más o menos cronológica de la Guerra del Pacífico, un relato que mezcla elementos reales con ficción, encauzada ésta en diversos personajes pero cuyas protagonistas son dos mujeres. Pero no está aquí su sentido. No sólo apuntaba a entretener, como cualquier radioteatro, folletín o teleserie, sino recuperaba y amplificaba un registro histórico que elevaba a la categoría de mito patriótico como emblema de identidad nacional. Es ésa su impronta desde sus orígenes, la que mantiene con ciertas complicaciones hoy en día. Según afirma El Mercurio, que le ha dado una cobertura privilegiada a esta noticia, la teleserie del radioteatro de Inostroza era uno de los grandes proyectos de Ricardo Claro, una figura cuyos rasgos ideológicos y políticos son bastamente conocidos. Volver a popularizar esta historia en los inicios del siglo XXI es reforzar, una vez más, un imaginario colectivo apoyado no sólo en los más “profundos sentimientos patrióticos”, sino además en el expansionismo, en el militarismo, en la tensión regional.<br /><br />¿Por qué un episodio que había ocurrido unos 60 años atrás suscitaba en la década de los cuarenta tanto interés y pasión en los auditores? El crítico cultural Justo Pastor Mellado, en un análisis sobre esta obra, levanta una conjetura sobre el enorme éxito del radioteatro hacia finales de aquella década. La obra de Inostroza “habla un cierto inconsciente de la reparación chilena sustitutiva, deseosa de poner en escena una epopeya de expansión en los momentos en que sufre su propia subordinación frente a una expansión mayor cuyo flujo resulta incontenible: la era kennedyana, la Alianza para el Progreso. Es decir: en el momento mismo que se hace manifiesta la certeza de la subordinación neocolonial, se desarrolla una sensibilidad patriota a partir de la recuperación de glorias expansionistas pretéritas. Esta podría ser una de las razones “literarias” del éxito de Adiós al Séptimo de Línea”<br /><br />Hoy, sesenta años desde la emisión del radioteatro, no sabemos si es otra la niebla que cruza el inconsciente colectivo de la nación, pero sí surgen ciertas sospechas sobre una profunda mutación (más de ello conoceremos una vez estrenada la serie). Lo que sí ha cambiado respecto a la década de 1940 es el entorno político nacional, regional y mundial. Pero otros rasgos políticos, sociales y culturales se mantienen, como la neocolonización, que sigue siendo hoy tan intensa y evidente como entonces, o los impulsos nacionalistas, que pese a los procesos de integración regional, allí están latentes.<br /><br />El gran cambio está en el pensamiento colectivo respecto a la función del Ejército chileno. Tras el golpe, la dictadura y tras los crímenes de lesa humanidad cometidos por militares, las fuerzas armadas chilenas han opacado su historia. La identificación popular del Ejército con la Guerra del Pacífico derivó a su relación con las violaciones a los Derechos Humanos.<br /><br />Programas de televisión como Pelotón, a la misma publicidad del Ejército para reclutar personal, que ha mutado los llamados al patriotismo por imágenes que remiten a aventuras cinematográficas, tratan de alivianar el peso de la historia reciente sobre las fuerzas armadas. Una teleserie transmitida por Megavisión y amparada por el fantasma de Ricardo Claro tiene como objetivo no solo ahondar en este proceso de limpieza. Busca también colocar a las fuerzas armadas como el emblema de la patria, la militarización del inconsciente colectivo y reforzar los privilegios militares. Un proceso que podría tener un efecto contrario al deseado.<br /><br />Una vuelta a los más fervorosos y polvorientos nacionalismos expresada hoy no por fusiles y bayonetas sino por F-16, tanques y fragatas, sería oscurecer más las endebles relaciones con los países vecinos. Y no es ésa la mejor señal para la celebración del Bicentenario.<br /><br />PAUL WALDER<br /><br /><br /><br /></div></span><div class="blogger-post-footer">Paul Walder.Periodista chileno, que vive en Chile, licenciado en la Universidad Aut?noma de Barcelona. He trabajado en numerosos medios, escrito innumerables textos, columnas, art?culos y reportajes. </div>Paul Walderhttp://www.blogger.com/profile/12625215054086126725noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-11995170.post-56430255684989237622009-08-13T10:35:00.000-04:002009-08-13T10:37:55.413-04:00¿En los medios o contra los medios?<div align="justify"><span style="font-family:verdana;font-size:85%;">Se puede pensar, pero no mencionar. Ciertas verdades, levantadas con palmaria claridad, han de apagarse, comprimirlas en la oscuridad de lo más privado. Cuando los jóvenes portavoces del comando de Eduardo Frei acusaron a Karen Doggenweiler y a TVN de hacer indirectamente campaña a favor del marido de la animadora, tuvieron que silenciarse al día siguiente. En realidad los callaron Tironi y Halpern, los expertos de marketing y publicidad política del comando del senador. Porque las acusaciones levantadas difícilmente podrían sostenerse en argumentos comprensibles por el público de la televisión. Argumentos racionales que se estrellarían con los afectos, las pasiones, con el sentimiento sesgado y oblicuo de los fans. Allí, no entran razones. Mejor ha sido callar.<br /><br />El comando de Frei ha evaluado lo que es evidente: compite en los medios, pero también contra los medios. Sebastián Piñera, que le lleva aún la delantera en todas las encuestas, es dueño de un canal de TV, y Marco Enríquez-Ominami, que es productor y director audiovisual, está casado con la animadora de un programa estelar de este invierno. Estos dos candidatos hacen de los medios su medio.<br /><br />El comando de Frei bien podría haber acusado a Piñera de competencia desleal y de realizar campañas encubiertas a su favor en Chilevisión, pero estos argumentos irían en contra del mismo libre mercado, de la libertad de invertir, de las propias bases económicas neoliberales. De las mismas que promovió hasta el extremo de privatizar el agua potable el gobierno de Frei. Pero al haber levantado el dedo contra Karen las consecuencias fueron aún peores: ha sido la política contra los medios, contra la entretención; ha sido la poca credibilidad de la política contra la fruición de la televisión. Cualquier sondeo, cualquier observación, convertía este ataque en un estruendoso fracaso. La oportuna retractación evitó mayores daños.<br /><br />Estamos frente a una nueva expresión de la política-espectáculo. De la política, que penetra y se fusiona con la farándula y el circo, relación rentable, utilitaria, pero viciada. Una relación incuestionable, pero innombrable. La política ha ingresado en el mundo del espectáculo pero ha debido ajustarse a él, adoptar su lenguaje, su lógica, su estructura. Un proceso en el que ingresa por la ventana, a contrapelo, bajo profundas sospechas. En el espectáculo, la política es un actor secundario, un invitado de piedra.<br /><br />Frei es probablemente el menos mediático de los candidatos. Parco, opaco, dubitativo, contradictorio… aburrido para la televisión y los medios. Es torpe para el ágil lenguaje audiovisual. Yerra y es incoherente. Para la política-espectáculo es sin duda el peor de los candidatos: no tiene el discurso organizado y pseudo dialéctico de Piñera y, por cierto, es el reverso de la locuacidad de Enríquez-Ominami.<br /><br />Pero Frei es y tiene que ser parte del espectáculo y de sus accesorios, como son las encuestas, el marketing y la publicidad política. En el territorio público más institucional, en el que predominan la representación y las imágenes, los eslogan, jingles y caricaturas, Frei es un producto, una marca bien promocionada y publicitada. Pero bajo la luz de los medios, bajo la inmediatez de una cámara, no mucho más que eso. Si sus atributos pueden sostenerse bajo guiones rígidos y pautas estructuradas por sus publicistas, sus debilidades afloran y escurren en cada declaración pública. La televisión, que es el escenario propio de la política espectáculo, es para Frei un lugar tan peligroso como un circo romano. Pero no puede escabullirse.<br /><br />Hay ciertos matices y contradicciones con los discursos y la representación política. Paradojas que crea el mismo espectáculo, la excesiva representatividad. Como el histrionismo, que es también falsedad y retórica. Que es engaño. El exceso de locuacidad en un pueblo que carece de ella puede ser una causa de molestia, de honda sospecha. Puede ser una forma de coerción intelectual y engaño. Y puede ser aún más cuando la política ha perdido las relaciones con sus representados, cuando ha conformado un club privado, una sociedad de elites. Cuando pocas actividades despiertan más recelo y desconfianza que la política.<br /><br />Hemos tenido gobernantes de facto y elegidos de poca o nula capacidad discursiva ante los medios. No sólo Pinochet, que usó su incompetencia expresiva para despreciar a “los señores políticos”. Y durante las más recientes y posmodernas décadas la gran promesa política del nuevo milenio que fue Ricardo Lagos sucumbió, entre otras causas, claro está, junto a su retórica y su academia.<br /><br />Confuso panorama para el espectáculo político, que no pocas veces ha buscado instalarse desde el mismo espectáculo. Cuántos casos, por lo general doblemente lamentables para la política, de figuras del espectáculo, el cine y los medios que han levantado exitosas candidaturas pero han realizado penosos gobiernos: desde Ronald Reagan a Arnold Schwarzenegger, desde Berlusconi a Abdalá Bucaram a Collor de Melo.<br /><br />Frei, cuyo opaco talante alguna vez durante la década pasada se interpretó como la cara inversa al bullicio político, tal vez debiera mantener esa senda. La naturaleza es sabia.<br /><br />PAUL WALDER </span></div><div class="blogger-post-footer">Paul Walder.Periodista chileno, que vive en Chile, licenciado en la Universidad Aut?noma de Barcelona. He trabajado en numerosos medios, escrito innumerables textos, columnas, art?culos y reportajes. </div>Paul Walderhttp://www.blogger.com/profile/12625215054086126725noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-11995170.post-43596264003884807962009-08-04T10:32:00.002-04:002009-08-04T10:37:37.305-04:00La liviana máscara del fascismo<a href="http://blogs.warwick.ac.uk/images/hannahclapham/2005/02/24/kd-greek.jpg"><img style="MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 340px; FLOAT: left; HEIGHT: 171px; CURSOR: hand" border="0" alt="" src="http://blogs.warwick.ac.uk/images/hannahclapham/2005/02/24/kd-greek.jpg" /></a><br /><div align="justify"><span style="font-family:verdana;font-size:85%;">La rigidez y estrechez del escenario político chileno ha comprimido el debate. Lo ha debilitado y vaciado. En su reemplazo, ha creado una discusión artificial, acotada a la espuria constitución vigente, al sistema binominal, a la institucionalidad económica, a la oscura transición pactada. Un debate debilitado, superficial, pero especialmente falso: la discusión política chilena es excluyente, sesgada, cristalizada. Un diálogo de salón, una conversación con el pomposo acento de la oligarquía. Así como durante esta transición se ha amordazado el debate económico, estrechado sólo al modelo de mercado neoliberal, también ha sucedido con el político, reducido al bipartidismo Alianza-Concertación. Ambos casos, excluyentes y reduccionistas, ambos reflejos de la intolerancia, son las causas de la actual degradación política. De la política de las elites funcionarias y gerenciales.<br /><br />Expresiones amplificadas de la estrechez y debilidad política son los medios de comunicación, instalados como herramientas para disimular ruidosamente la sombra de tales falencias. Los grandes medios de información política, que son los distintos productos, marcas y modelos del duopolio, están allí para crear un espectáculo entre cuatro paredes, para delirar sobre falsas diferencias, para enredar sobre posibles juicios y sanciones. La prensa del duopolio está allí para crear el escenario de la diferencia entre los socios del mismo club, entre los mismos compadres y la misma parentela. Para hacer de la rutina política una tragicomedia. Un pobre y triste circo matutino, un folletín vespertino, una opereta nocturna. Para rehacer la viciada y aborrecida política binominal en un guión de teleserie.<br /><br />Simulación de la política y simulación de los mismos medios, levantados como canales e intérpretes de las diferencias, de las múltiples voces, como operadores de la libertad de expresión. Como centinelas de la democracia. Como fiscales de la corrupción. Entre las cuatro paredes del sistema binominal la prensa del duopolio simula objetividad e inventa diferencias. Pero dentro de esta prisión de la política también perdemos las referencias, el mismo sentido de la política. El lector y el elector, mareados, desconcertados en ese encierro, pierden la orientación misma en el espectro político.<br /><br />Una rutina sólo quebrada desde el exterior. Los procesos sociales y políticos de cambio que se desarrollan en otros países latinoamericanos colocan a la prensa del duopolio en su lugar natural: la extrema derecha. Y la simulación se rompe, se caen los andamiajes de la objetividad y aparece la intolerancia más reaccionaria con todas sus telarañas. Aparece la prensa como gran muralla conservadora y máquina de confusión y mentira. El golpe de Estado en Honduras ha devuelto a la prensa del duopolio –pero no sólo a aquella- a ejercer su verdadera función: órgano de difusión de los sectores más reaccionarios y mecanismo que bloquea el cambio social. Una función con evidentes características fascistas, con opiniones pergeñadas por antiguos colaboradores de la dictadura de Pinochet. Una función política extrema modelada a través de la prensa, que en el caso de El Mercurio está inscrita en la historia reciente de Chile. El binominalismo, el coto cerrado de la economía de mercado elevada cual asunto de Estado, han sido los insumos para la gran simulación democrática de este diario. Sabemos que ante un nuevo proceso de cambio social desempolvaría los viejos y bestiales planes: el apoyo a los golpistas hondureños así como el rechazo visceral a los gobernantes de izquierda latinoamericanos son evidentes señales de un tipo de pensamiento conservador y violento hundido hasta los orígenes de nuestra malograda historia.<br /><br />La Tercera acude a Mario Vargas Llosa e Hijo, las plumas más famosas del reaccionarismo latinoamericano, y hoy las más grandes maquinarias de difusión del pensamiento conservador. Un discurso que se extiende de forma orquestada a través de todos los grandes medios de derecha Latinoamericanos y amparada por las distintas asociaciones del periodismo regional. Aquellas organizaciones como la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa) o el ultra conservador GDA (Grupo de Diarios de América) han venido levantando sistemáticas campañas para denunciar supuestos abusos contra la libertad de expresión en países como Venezuela, Bolivia, Ecuador y Argentina, pero omiten pronunciarse contra la concentración de medios en Chile o la represión contra periodistas honestos en Honduras. Una virtual omisión: La SIP muy tardíamente emitió un comunicado para denunciar la expulsión de Honduras de los equipos de televisión de la venezolana teleSUR.<br /><br />La función de la prensa conservadora latinoamericana es mantener el statu quo y los privilegios de las oligarquías nacionales y los inversionistas extranjeros. Un trabajo político en el que la confusión y la mentira son insumos diarios. La expresión más viva de la reacción para los tiempos de cambio social. En Chile, el duopolio sólo simula su pereza, su aparente objetividad y el guión del rutinario circo político. Bastaría un pequeño temblor social y político para que estas máscaras se vengan al suelo.<br /><br />PAUL WALDER </span></div><div class="blogger-post-footer">Paul Walder.Periodista chileno, que vive en Chile, licenciado en la Universidad Aut?noma de Barcelona. He trabajado en numerosos medios, escrito innumerables textos, columnas, art?culos y reportajes. </div>Paul Walderhttp://www.blogger.com/profile/12625215054086126725noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-11995170.post-37204563354270668602009-07-08T20:51:00.001-04:002009-07-08T20:53:09.104-04:00Multiplicación de las cámaras: vigilancia, burla, abuso y delación<div align="justify"><span style="font-family:verdana;font-size:85%;">El mundo del espectáculo, de la representación, se compone de imágenes. Las necesita, las absorbe a través de una profusión de cámaras, de una multiplicación de las miradas. Las reproduce a través de otros millares de pantallas. Hoy todos somos una cámara, todos guardamos imágenes, en nuestras casas, oficinas, en nuestros bolsillos. Podemos mirar, y también reproducir. Es una mirada que registra, prueba y determina. Que sanciona, inhibe, que domina por su capacidad de expansión, de difusión de la imagen. Una imagen, estática o en movimiento, ya no le pertenece a su objeto. Desde que ha sido capturada es potencialmente pública.<br /><br />Las grandes industrias del espectáculo, de las comunicaciones, existen por su condición de cámaras, por su capacidad de representar. Pero se trata de una cámara tipo, que elabora la representación y que condiciona a sus objetos. Lo que surge de este proceso de elaboración es un producto, una ficción, una aparente realidad.<br /><br />¿Quién nos mira tras la cámara? ¿A quién pertenece? ¿De quién es aquella mirada? Aun cuando no sepamos con claridad la respuesta para cerrar estas preguntas, si bien podemos sospecharla porque no es lo mismo la cámara de la CNN,, TVN, Al Jazeera o Telesur, lo cierto es que esas cámaras nos condicionan. Y ante ellas, también representamos, actuamos. Tras este complejo proceso ni lo que ingresa a la cámara ni lo que sale de ellas es una realidad: es un producto comunicacional bien elaborado.<br /><br /><br />La televisión abusa de esas miradas. Ha convertido sus cámaras en un arma, en una espada moral, en un juez, en un censor, en un delator. Y en un fisgón. Una cámara que se eleva por sobre el objeto que mira, que lo congela y lo debilita. Un lente que busca enfocar a su objeto como lo hace el foco del interrogador, que busca ejercer la mirada paralizante del poder. Y ante esas miradas, actuamos, fingimos, a veces huimos.<br /><br />La industria de la televisión se nutre de esas actuaciones, de una realidad espuria, que tras la elaboración y edición falsea doblemente. Es la industria del espectáculo, cuya principal característica, casi por definición, es la representación, la simulación de la verdad.<br /><br />Pero hay otros recursos para continuar en aquella representación de la realidad: la cámara oculta, que parte de la base de la actuación, de la falsedad, de la mentira ante un lente. La verdad, parecen reconocer los operadores de la televisión, no se consigue a la vista de una cámara. Por ello se ha de ocultar.<br /><br />La nueva temporada de Informe Especial se ha apoyado en la cámara furtiva. Lo ha hecho ante el poder político al exhibir las conductas de los diputados; pero también ante simples ciudadanos, al ventilar sus miserias. Es una mirada que penetra las intimidades, las conductas más domésticas de la figura pública, los comportamientos más primitivos de los ciudadanos. Es un lente que captura las vergüenzas, que humilla y silencia. Y una vez más, podemos preguntarnos sobre aquella visión. ¿Quién mira a través de la cámara oculta? ¿Cuál es su poder de intimidación?<br /><br />Es el poder de la delación. Es una mirada escondida, que husmea, que penetra sin concesiones la intimidad, y que se ejerce como control social, que opera como acusador y también como juez. ¿Pero quién lo ejerce? Simplemente, la industria periodística, cuyos objetivos, bien sabemos, es la representación, la espectacularidad.<br /><br />El uso de los lentes ocultos, que no se limita a la televisión, sino que también se ha empleado como prueba judicial, es un debate abierto ético y jurídico muy lejos de estar zanjado. Se argumenta en su contra la intromisión en la intimidad, la vulneración de la vida privada; sin embargo su restricción frena la libertad de expresión, el derecho a informar. Como lugares de encuentro entre estas dos tensiones está el mismo sentido y la ética periodística. Por qué, para qué, qué delatar, qué informar. Un lente oculto que hurga en las intimidades del poder político o económico no es igual que una mirada furtiva en la cama de cualquier ciudadano. Como tampoco es lo mismo mirar las operaciones corruptas de una gran corporación, del mismo gobierno, que las trampas que realiza un comerciante al pesar un kilo de papas.<br /><br />En manos de quién podemos poner esta poderosa herramienta que hoy en día está en las manos y en los bolsillos de todos. ¿Tiene la industria del espectáculo las atribuciones éticas para levantarse como acusador y juez? ¿Con qué fin denuncia y juzga? Lo hace por la necesidad de informar o para elaborar un buen –y rentable- producto periodístico.<br /><br />Si pusiéramos una cámara oculta en las reuniones de pauta de los programas de televisión, o en las negociaciones que sus operadores sostienen con sus avisadores, tal vez nos llevaríamos unas cuantas sorpresas. ¿Están ellos en condiciones de elevarse en guardianes de la moral pública? Quién los ha nominado como jueces del comportamiento cívico?<br /><br />Es mejor pensar que se trata de un puro espectáculo, una simulación más de la realidad. Porque la verdad no la trasmite la televisión.<br /><br />PAUL WALDER </span></div><div class="blogger-post-footer">Paul Walder.Periodista chileno, que vive en Chile, licenciado en la Universidad Aut?noma de Barcelona. He trabajado en numerosos medios, escrito innumerables textos, columnas, art?culos y reportajes. </div>Paul Walderhttp://www.blogger.com/profile/12625215054086126725noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-11995170.post-68565055866199414042009-06-19T12:20:00.000-04:002009-06-19T12:21:28.948-04:00Un millón de desempleados y 70 por ciento de popularidad ¿truco o broma?<div align="justify"><span style="font-family:georgia;font-size:85%;">Estamos en los límites, en las marcas históricas. En el terreno de las mediciones, de los cálculos, pero también de las interpretaciones y las especulaciones. Cuando los números se han hinchado tanto, también se han reventado. De tanta medición nos hemos quedado sin medidas. Es lo que ocurre en el mar de cifras, de tendencias, lo que pasa en el mercado de las estadísticas. La exhuberancia numeral, el abultamiento de las dimensiones y proporciones lleva a su desfonde, a su descrédito, a su negación. Es lo que ha pasado con las cifras del desempleo, de la pobreza, del (otrora) crecimiento económico. Y es lo que hoy sucede con las encuestas. Si algo miden, es el clima de confusión, lleno de movimientos, de falsos objetivos, de variables espurias. Una foto mal enfocada, una grabación llena de ruidos. Una muestra médica contaminada. Torpeza y corrupción mercantil de la investigación, miseria de las ciencias sociales.<br /><br />Estas “herramientas” de las “ciencias” políticas, han llevado a posar a la presidenta Bachelet para una foto histórica: casi un 70 por ciento de la escala de la Gloria Absoluta a menos de un año del fin de su mandato, guarismo casi tan alto como el conseguido por Ricardo Lagos en el epílogo de su gobierno. Una marca que la presidenta logra –y es lo que se preguntan todos los analistas y polítólogos de profesión- cuando arrecia la crisis económica en el mundo. Porque en Chile, se responden ellos mismos, se ha sorteado bien. Chile, dicen y repiten desde las oficinas de El Golf a La Moneda, ha sabido enfrentar la crisis. Porque Chile es, también corean los funcionarios e interesados, un país serio.<br /><br />Tal vez sea éste el motivo de la popularidad rabiosa de Bachelet: haber sabido enfrentar la crisis con discursos y otras disertaciones, que es más o menos lo mismo que los bonos y otras asignaciones. La ha sabido enfrentar y amortiguar, pero con algunas excepciones. Tal vez el millón de desempleados, los millares de microempresarios quebrados, los millones de angustiados deudores, los apaleados profesores, los trabajadores del salmón, los mineros y estudiantes. Una excepción, casi nada. Un detalle que no merece destacarse en la prensa. Porque en Chile hay buen manejo de crisis, hay medidas y herramientas. No hay crisis.<br /><br />Esto miden las encuestas. Y es lo que interpretan los especialistas. Círculo cerrado y retroalimentado. Conclusión prevista y políticamente correcta, certificada por el establishment político-empresarial extendido por Las Condes, Vitacura y hacia La Dehesa.<br /><br />Y si miden a Bachelet, por cierto que también a su mano derecha (qué mejor comparación), que es Andrés Velasco. Si la presidenta subió desde un 42 por ciento a un 70 por ciento en medio de la crisis, Velasco ahora no sólo florece como el ministro mejor evaluado, sino también es nombre y figura en las revistas de espectáculos y farándula. La crisis le favorece tanto, incluso en su atractivo sexual, que esta prensa se pregunta si es o no es un mino. La economía, el IPC y el desempleo como comentario para el sauna. El ministro como modelo publicitario. ¡Esa es la crisis!<br /><br />El resultado de esas encuestas puede ser el efecto mencionado: su alta popularidad no es pese a la crisis, sino por la crisis y su manejo. Un discurso recortado, exhibido por una sola cara, sesgado. Una presidenta que pregona, pero que no soluciona, algo que han de saber muy bien los profesores, los trabajadores del salmón, los deudores y el millón de desempleados.<br /><br />La crisis, la recesión y su ira, el desempleo, con todo su dolor e injusticia, es materia aislada y enterrada. En los medios, la crisis es una entelequia sin relaciones, expresiones ni consecuencias. Quizá son hechos, realidades, pero dispersadas y silenciadas. La industria periodística está más interesada en las elecciones venideras que en la presidenta saliente. Y para el sector privado tras los medios, el manejo de esta crisis ha sido minimizar la crisis.<br /><br />Lagos se precipitó sin paracaídas desde el piso 70 de la popularidad hasta el suelo. Desde aquel 11 de marzo del 2006 cuando desde La Moneda los funcionarios de la Concertación coreaban “Lagos 2010” hasta la colisión del Transantiago pasaron pocos meses. Un circuito cerrado de sólo cuatro años que colapsó a las pocas vueltas. La medida, la escala de evaluación eran las mismas: los medios y las encuestas. O las encuestas y los medios, en su insaciable retroalimentación, en su corrupta simbiosis.<br /><br />La actual mandataria ha ingresado al último giro de su circuito. Entró rodeada por un ribete resplandeciente, con el gran trofeo de su popularidad. Va coronada, elevada a la gloria mediática, ungida por El Mercurio y la Tercera, por la televisión y las encuestas, por un coro estadístico que la ovaciona. Que la despide a un viaje sin retorno. Como una tarjeta sin saldo en el Transantiago.<br /><br />PAUL WALDER </span></div><div class="blogger-post-footer">Paul Walder.Periodista chileno, que vive en Chile, licenciado en la Universidad Aut?noma de Barcelona. He trabajado en numerosos medios, escrito innumerables textos, columnas, art?culos y reportajes. </div>Paul Walderhttp://www.blogger.com/profile/12625215054086126725noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-11995170.post-27640699202280348352009-05-12T10:17:00.000-04:002009-05-12T10:18:43.809-04:00La transparencia del mal: desigualdad, desempleo y corrupción<div align="justify"><span style="font-size:85%;">La ley de transparencia pública nos puede llegar a enceguecer. Como una ventana a un mundo irreal, absurdo, y muy cruel. Aquella rendija que se ha abierto hacia el poder nos ha asomado al centro del modelo, a la fórmula desde la que se estandariza y se legitiman todas las falencias.<br /><br />La realidad estadística que aparece, un mapa político numérico, esquematizado y cifrado, representa y consolida la más cruda de nuestras verdades cotidianas: las diferencias sociales, la estrechez política, la anomalía económica que observamos día a día en las calles y poblaciones está cartografiada y sellada. Ha quedado certificado que Chile es un país de desigualdades. Y parece que hasta nos solazamos con ello.<br /><br />La Concertación, que ha venido hablando desde hace años de equidad y redes de protección social, ha exhibido impúdicamente esos contrastes, que son evidentes contradicciones políticas. Funcionarios de gobierno, los que se llaman y hacen llamar “servidores públicos”, reciben sueldos de más de diez millones de pesos. Y hay incluso salvedades: Daniel Fernández, que es el director de Televisión Nacional, recibe un sueldo de casi 14 millones de pesos y José Pablo Arellano, el presidente ejecutivo de Codelco, de 13 millones. No se trata de ingresos anuales, sino mensuales. El primero pertenece al PPD, en tanto Arellano a la Democracia Cristiana. Pero hay una gran excepción: El presidente del Banco Central, José de Gregorio, recibe un sueldo por sobre los 15 millones mensuales.<br /><br />Al revisar los sueldos y salarios de los altos ejecutivos del sector privado, éstos parecen discretos. Un estudio de PriceWaterhouseCoopers citado por El Mercurio concluyó que las rentas brutas de las gerencias generales del área telecomunicaciones llegan, en promedio, ¡a 17 millones mensuales! Un poco más abajo están los gerentes de las compañías de seguro con 16 millones y los de las de isapres y AFP –sí, de aquellas firmas que se han dedicado a despilfarrar los ahorros de los trabajadores-, que ganan sobre los 15 millones de pesos mensuales. A esto hay que sumar los ingresos adicionales por concepto de bonos y asignaciones, entregados como premios a las ganancias corporativas, incentivos obtenidos muchas veces tras programas de despidos masivos o de recortes salariales. No a los suyos, sino al de los trabajadores peor pagados.<br />Estos sueldos no son una anécdota, sino una expresión de la estructura social y económica de Chile. Es la cúspide de una gran pirámide de base extendida. Para ello, sólo basta recordar las estadísticas de Mideplán, que están disponibles para cualquier persona: el 20 por ciento más rico de la población – unos tres millones de personas- obtiene el 62 por ciento de los ingresos y representa más de 18 veces el ingreso promedio del 20 por ciento más pobre. Una estructura económica, y también social, que nos ha puesto, bien lo sabemos, entre los diez países del mundo con peor distribución de los ingresos. Un objetivo de la elite política y empresarial apoyada en el modelo neoliberal. El vicioso fenómeno no sólo ha sido señalado con insistencia por la Iglesia católica, que ha definido de forma periódica la desigualdad económica como un “escándalo nacional”, sino también por organismos como el Banco Mundial y la OCDE, que ha rechazado durante los últimos años el ingreso de Chile a esa organización. Los problemas sociales y económicos de México, el único miembro latinoamericano, ya le parecen suficientes al exclusivo organismo que conforman las naciones desarrolladas.<br /><br /><br />La Concertación da el ejemplo en la cúspide del poder. Traza el paradigma de la desigualdad. Hoy se discute sobre la crisis, la recesión, los efectos sobre el empleo. Pero Chile ha estado en esta crisis neoliberal por décadas. Porque la pobreza no tiene sólo una relación con el desempleo sino con los ingresos insuficientes, que son efectos de un modelo económico, incapaz, bien sabemos los chilenos, de cubrir mínimas necesidades. El énfasis que pone la derecha, y también la Concertación, en proteger el empleo –generalmente un argumento para bajar los salarios- sólo es útil como mecanismo para mantener el statu quo, pero en ningún caso como fórmula de desarrollo. De manera endémica, Chile ha mantenido una alta tasa de pobreza con bajas tasas de desempleo. La causa del problema, bien se sabe, surge de un modelo económico-político que favorece, apoyado en una legislación, a la gran corporación.<br /><br />¿Qué nos transparentan las cifras oficiales?<br /><br /><br />Las cifras sobre salarios que hace un tiempo reveló la encuesta Casen de Mideplán tienen una directa relación con las de pobreza publicadas por este mismo ministerio. Una relación nada nueva y menos sorprendente: porque la pobreza tiene en Chile como causa principal los insuficientes ingresos. Pese a establecerse esta conexión, la que resulta evidente, hay también una serie de áreas opacas, las que apuntarían a empeorar las cosas. Lo que dice el gobierno, lo que logra sondear y traducir en números y estadísticas, refleja una realidad social y económica mucho más cruda y compleja. Si Mideplán publicó el 2007 que sólo el 13,7 por ciento de los chilenos vivían bajo la línea de la pobreza, cifra porcentual que correspondería a unos dos millones 200 mil personas, con otra encuesta confirma que hay un millón de trabajadores con ingresos iguales o menores que el mínimo. Si tenemos en cuenta que la población activa la conforman unos 6,5 millones de personas, aproximadamente un 15,3 por ciento de este grupo está en o bajo el salario mínimo. Hay, sin duda, y en una primera transparencia, una relación entre el grupo de bajos salarios y el grupo de pobres que detecta la metodología de Mideplán.<br /><br />El asunto es qué mide esta metodología. Porque quién cree que en Chile sólo el 13,7 por ciento es pobre si en Estados Unidos las estadísticas dicen que más o menos un trece por ciento de la población está en esa condición. Y lo mismo en la Unión Europea, con un porcentaje similar, y aun mayor, de los ciudadanos bajo la línea de pobreza. Obviamente, la explicación oficial chilena no resiste mucha argumentación.<br /><br />Cuando el presidente de la Conferencia Episcopal, Alejandro Goic, propuso elevar el salario mínimo la elite política y empresarial se rasgó las vestiduras y creó una artificial e hipócrita discusión que se diluyó en retórica mediática. Hoy, en medio de la recesión y del aumento del desempleo, esta misma clase levanta una propuesta contraria y oportunista: flexibilizar y bajar el salario mínimo para evitar despidos. Un clásico neoliberal que sólo ha contribuido al engorde corporativo y a la extensión y masificación de las carencias. El recetario neoliberal ha sido la gran maquinaria de las desigualdades. Pero cuando en el mundo el neoliberalismo se ha caído a pedazos, Chile se mantiene como el reducto mundial de la más recalcitrante ortodoxia. Parecen orarle a Milton Friedman y al dios del libre mercado.<br /><br />El gobierno habla de su red de protección social, sin embargo también se jacta de su reducción de la pobreza. Porque quien sale de la línea estadística de la pobreza ya no puede optar a los subsidios estatales. Por increíble que parezca, en Chile un trabajador que percibe el ingreso mínimo de 159 mil pesos -88 veces menor al que recibe Daniel Fernández y 81 veces más bajo al de José Pablo Arellano- está muy lejos de poder optar a esa red de protección social y ha de entrar a competir en las intrincadas y difíciles redes del mercado. Porque no son pocos. Aproximadamente un 30 por ciento de los trabajadores chilenos perciben el salario mínimo, en tanto más del 50 por ciento está bajo la cota de los 250 mil. Con estas cifras, el ingreso promedio de los trabajadores en Chile está en un rango de 300 mil pesos. Fernández y Arellano ganan 43 veces más que el promedio de los chilenos.<br /><br />El primer quintil más pobre no llega al cuatro por ciento de los ingresos totales, en tanto el quinto quintil, el más rico, obtiene casi el 60 por ciento, lo que obviamente determina la capacidad de consumo en una sociedad que cada vez más ha puesto todas sus actividades y servicios bajo el mercado y el consumo.<br /><br />Esta abismal brecha en los ingresos ha llevado a crear una cúpula económica y política que forma aquel quinto quintil, como es el caso de los empresarios y ejecutivos de empresas públicas y privadas. Un primer mundo que se alimenta del tercero, como un gran campo de golf en medio de un terreno descampado. <br /><br />Un estudio más o menos reciente estableció que los gerentes empresas chilenas tienen el más alto nivel de compra comparado con sus pares latinoamericanos, con un ingreso promedio cercano a los cuatro millones de pesos. Sin embargo, estos cargos pueden llegar a un promedio superior a los siete millones mensuales en las empresas grandes y a cifras cercanas a los quince millones, como hemos citado, para los ejecutivos más altos de las grandes compañías. Y si este es el salario de los gerentes y administradores, en los dueños del capital, los directores de empresas, los números se suman a destajo para superar la imaginación de cualquier trabajador chileno. Con estos números, con estos beneficios, la defensa a rajatabla por esta elite del modelo neoliberal queda explicada.<br /><br /><br />Ante esta abismal brecha entre la opulencia y la miseria, que es una “vergüenza nacional” amparada por todos los gobiernos de la Concertación, hay voces que surgen desde la ética. Monseñor Alfonso Baeza Donoso, presidente de Fasic, vice presidente de Caritas-Chile y ex Vicario de la Pastoral Social y de la Pastoral Obrera, ha propuesto, así como existe un salario mínimo, un salario máximo, el que debiera, por cierto, comenzar por nuestros representantes políticos.<br /><br />La idea, planteada hace un tiempo por Baeza Donoso, no ha sido recogida por la clase dirigente. Sin embargo, ideas similares se han desarrollado en Estados Unidos tras la debacle financiera y la corrupción empresarial. El actual gobierno de Barack Obama ha propuesto regular los sueldos de los CEO de las grandes empresas. Y tiene razón, no sólo en un sentido ético, sino también económico. El gran colapso, o al menos los efectos de ese colapso, se ha relacionado con prácticas empresariales que buscan el beneficio a toda costa. Y en la consecución de esta meta dejan un escenario de quiebras y miseria.<br /><br /><br />¿Corrupción? Sí. Lo es<br /><br />El gobierno estuvo ocupado hace unas semanas en discutir públicamente sobre la contratación de los altos funcionarios públicos. Ello, por el resurgimiento de uno de los casos de corrupción en Chiledeportes. El (hasta hoy) ministro de Defensa, Francisco Vidal, recordemos, dijo que los nombramientos de estos cargos son siempre por razones políticas, contrariamente al planteamiento de otros ministros y funcionarios, como Edmundo Pérez Yoma, que argumentaba que las contrataciones se realizaban por concurso públicos. “En todo gobierno o coalición obviamente que lo que hay que hacer es buscar de alguna manera que todas las fuerzas de la población estén representadas. De ahí a sostener que los partidos son los que asignan a las personas parece absolutamente una locura y si algún ministro se ha dejado presionar, creo que no ha actuado de la forma correcta”, dijo Pérez Yoma.<br /><br />La polémica es sin embargo espuria, y también hipócrita. Está, obviamente, modelada para la mirada de la oposición de derecha. Porque en ambos casos, tanto si corresponde a una designación política como si es un concurso abierto, los mandatos de aquellos funcionarios están y han estado orientados al mantenimiento del statu quo, al apoyo del modelo neoliberal. Fernández dirige una televisión pública que opera con criterios de TV comercial; la relación que tiene Codelco con sus trabajadores –vía externalización de funciones- ha sido nefasta y sólo se ha salvado por el alto precio internacional del cobre, en tanto De Gregorio no levanta medidas económicas antes de consultarlas con la gran y transnacionalizada empresa. ¿Es esto corrupción?<br /><br />Desempleo. La otra transparencia<br /><br /><br />Hacia finales de abril la Universidad de Chile publicó su estudio sobre empleo con cifras bastante inquietantes. La tasa de desempleo en el Gran Santiago subió a 12,8 por ciento en marzo, lo que equivale a 363 mil 900 personas desocupadas. De esta forma, la tasa de desocupación supera los dos dígitos y corresponde a la mayor que se registra desde septiembre de 2003. En el sondeo anterior realizado en diciembre, la cesantía en el Gran Santiago llegó a 9,7 por ciento, lo que se traducía en 274.600 personas sin trabajo. Como afirman los economistas Orlando Caputo y Graciela Galarce, la tasa de desempleo en Santiago aumentó en 55 por ciento en muy pocos meses, pero el desempleo real en el Gran Santiago y en Chile es mayor aún.<br /><br />Este dato se relaciona directamente con las estadísticas oficiales del INE. En el trimestre diciembre-febrero la tasa de desempleo nacional se ubicó en 8,5 por ciento, con un crecimiento de 1,2 puntos respecto al mismo periodo del año anterior. Pero son otros guarismos los que sin duda han de preocupar. El número de desocupados, estimado en 619.750 personas, aumentó en 17,8 por ciento (93.580 personas) respecto a igual trimestre del año anterior.<br /><br />Y hay otros datos aún más inquietantes. El desempleo nacional entre los jóvenes alcanza niveles dramáticos. Dice el INE que los chicos entre 15 y 24 años padecen un desempleo del 20,3 por ciento: uno de cada cinco jóvenes está desempleado.<br /><br />Son sin duda los meses de invierno los más aquejados por el desempleo. Durante el invierno pasado la cesantía nacional se elevó a 8,4 por ciento, aumento que si repitiera este año debiera llevar la tasa de desempleo a por lo menos un 9,6 por ciento. Sin embargo, la tendencia no es horizontal, sino claramente ascendente, por tanto es altamente probable que la cesantía nacional se ubique este invierno por sobre el diez por ciento. Si durante la crisis asiática de finales de la década pasada, el desempleo nacional llegó a 10,1 por ciento, los pronósticos para esta crisis, que se ha presentado más intensa y profunda, no serán mejores. <br /><br />Este es el Chile transparentado.<br /><br /><br />PAUL WALDER<br /></span><a href="mailto:paulwalder@yahoo.es"><span style="font-size:85%;">paulwalder@yahoo.es</span></a><br /><span style="font-size:85%;"><br />Artículo publicado en revista Punto Final<br /><br /> </span></div><div class="blogger-post-footer">Paul Walder.Periodista chileno, que vive en Chile, licenciado en la Universidad Aut?noma de Barcelona. He trabajado en numerosos medios, escrito innumerables textos, columnas, art?culos y reportajes. </div>Paul Walderhttp://www.blogger.com/profile/12625215054086126725noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-11995170.post-38130879047462533072009-04-18T21:52:00.001-04:002009-04-18T22:01:04.472-04:00La gran colusión farmacéutica: El gobierno y el mercado<a href="http://farm4.static.flickr.com/3616/3359369283_e08a3f1f61.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 263px; CURSOR: hand; HEIGHT: 182px" alt="" src="http://farm4.static.flickr.com/3616/3359369283_e08a3f1f61.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><span style="font-size:85%;">El lunes 13 el Tribunal de la Libre Competencia resolvió multar a Farmacias Ahumada S.A. con un millón de dólares tras haber reconocido su responsabilidad en la colusión de precios con su competencia Cruz Verde y Salcobrand. Una pena rebajada, y benigna, si se considera que esta empresa, la primera de su rubro en Latinoamérica, tiene ventas anuales por más de 1.700 millones de dólares. Una leve multa al considerar que los beneficios que cada cadena obtuvo por la colusión ascendieron a unos 45 millones de dólares. Tras el pago –sus ejecutivos han dicho que se trata de una “donación” al estado- la empresa podrá continuar con sus actividades, desplegar sus millonarias campañas publicitarias, de las que podemos esperar desde la flagelación y el arrepentimiento público a una operación de limpieza y olvido, a nuevas a nuevas estrategias con los precios. Con el acuerdo con el Tribunal, Farmacias Ahumada, que ha ganado unos 15 millones de dólares con el pacto con sus competidores, el negocio está cerrado y nada indica que no vuelva a repetirse. Mucho ruido, pero ganancias bien concretas.<br />El Tribunal multaba a Fasa –las otras dos continúan negando su participación en el delito económico- mientras en el senado debatían aumentar las sanciones e incorporar, incluso, penas de cárcel para este tipo de fraude. En medio de agresivas declaraciones contra el cártel farmacéutico, de la necesidad de la “delación compensada” para evitar las prácticas monopólicas, y “garantizar la libre competencia”, (como declaró el presidente de la corporación, el Udi Jovino Novoa), los parlamentarios olvidaron que pocos años atrás, cuando votaron por la creación del Tribunal de la Libre Competencia, rebajaron las penas vigentes, las que sí incorporaban presidio para las personas que atentaran contra la libre competencia.<br />Cárteles, monopolios, mafias legales<br />La actual ley 19.911 se aprobó en noviembre del 2003 tras el debate de un proyecto enviado el 17 de mayo del 2002 por el entonces presidente de la República, Ricardo Lagos. En la presentación del proyecto, Lagos declaraba: “Tengo el honor de someter a vuestra consideración un proyecto de ley que modifica el Decreto Ley Nº 211 de 1973 (…) Este cuerpo legal respondió a la necesidad del país de adecuarse de una economía con importantes grados de intervención pública, hacia un esquema más abierto, en el cual el mercado sería el principal asignador de los recursos.” El gobierno no ocultaba su intención, que surgía de su ortodoxia neoliberal, de crear una institucionalidad económica abierta, basada en el libre mercado. Y como supuesto garante de esa institucionalidad, creaba al Tribunal.<br />El artículo tercero de esta ley enumeraba los delitos: “Toda persona natural o jurídica, de derecho público o privado, que ejecute o celebre, individual o colectivamente, cualquier hecho, acto o convención que impida, restrinja o entorpezca la libre competencia, o que tienda a producir dichos efectos, será sancionada con las medidas señaladas en el artículo 17 C de la presente ley”.<br />Y el 17 c catalogaba las sanciones: “Aplicar multas a beneficio fiscal hasta por una suma equivalente a treinta mil unidades tributarias anuales. Las multas podrán ser impuestas a la persona jurídica correspondiente, a sus directores, administradores y a toda persona que haya intervenido en la realización del acto respectivo. En el caso de las multas aplicadas a personas jurídicas, responderán solidariamente del pago de las mismas sus directores, administradores y aquellas personas que se hayan beneficiado del acto respectivo, siempre que hubieren participado en la realización del mismo”.<br />El gobierno, que negociaba en aquellos años la Agenda Pro Crecimiento con la Sofofa, que era una serie de medidas que favorecieron, a como dé lugar, las operaciones corporativas, las que son, por cierto, sus ganancias, no estaba interesado en establecer medidas punitivas. Ni mucho menos. Toda su voluntad quedaba expresada en una defensa a toda prueba del mercado, de la globalización y la apertura comercial. Lagos lo volvía a declarar su fruición por el mercado en ese documento. Lo afirmaba no sólo como un éxito, como la consecución de un importante objetivo, sino como si ello fuera parte de la realidad, de la misma naturaleza:<br />“Los profundos cambios en la estructura económica del país de las últimas décadas, que dio paso a la participación privada en casi todos los sectores productivos y a la inserción de Chile en la economía global, junto con la aparición de nuevas estructuras empresariales, por ejemplo derivadas de la creciente ola mundial de fusiones y alianzas, han modificado sustancialmente el escenario en el cual le corresponde funcionar a la institucionalidad de defensa de la libre competencia, creando nuevas y mayores exigencias. En este nuevo escenario ya no es viable descansar en organismos débilmente constituidos”.<br /><br />Esta fe en el mercado y sus beneficios, y también la fuerte empatía y las no pocas relaciones entre gobierno y las corporaciones, condujo a una despenalización para lo que propuso “sustituir el carácter penal de la ley vigente, por mayores multas y la responsabilidad solidaria de los ejecutivos involucrados en las acciones contrarias a la libre competencia”.<br /><br />En esa ley podemos observar parte del germen de los actuales delitos contra la salud de la ciudadanía: un gobierno que no solamente elabora una ley ad hoc para las corporaciones, sino que defiende sin ningún matiz su operación. El gobierno proyecta y propone leyes para consolidar esta nueva institucionalidad basada en el libre mercado como piedra angular.<br /><br />Esta ha sido una impronta que se ha mantenido en todos los gobiernos de la Concertación, con relaciones impúdicas con el sector privado. Sólo por refrescar la memoria citamos algunos nombres como Eugenio Tironi, Jaime Estévez, Ximena Rincón, Oscar Guillermo Garretón, José Antonio Viera-Gallo, Jorge Rosenblutt, Jorge Rodríguez Grossi, Eduardo Aninat, Alvaro García y otros, todos miembros de los directorios de grandes corporaciones. Una relación de intercambios: por una lado acceso al poder, por el otro, a las ganancias.<br /><br />Leyes inocuas para legitimar el libre mercado. No para regular lo desregulado. Porque el daño a la ciudadanía, a las personas, ya está hecho. La sanción a las farmacias es más simbólica que real, que en ningún caso ha recompensado a los humillados y abusados.<br /><br />Una furia extensa y contenida<br />El caso del cártel de las farmacias ha generado una ira ciudadana que trasciende a este sector. No es sólo la rabia contra el corrupto sector farmacéutico, sino contra un modelo económico impuesto por la acomodaticia y oportunista clase política y gobernante que vulnera los derechos ciudadanos fundamentales. El consumidor, el ciudadano, no sólo está indemne ante estos gigantescos y poderosos cárteles: está desamparado ante el abuso, la mentira, el robo, todos delitos en que la Concertación, al aprobar aquellas leyes, ha sido y es cómplice. El ciudadano no tiene armas frente a un modelo comercial –amparado bajo las espurias leyes del libre mercado- que le engaña y le estafa día a día.<br />Si así ha sido con las farmacias, por qué no con todo el resto de los sectores entregados por la Concertación, con tanto deleite, al juego del “libre” mercado. Si tres cadenas de farmacias controlan casi la totalidad del mercado y no dudan en establecer pactos mafiosos, los supermercados podrían perfectamente también hacerlo en circunstancias que cuatro cadenas concentran el 80 por ciento de las ventas nacionales. Y también la banca – y de hecho lo hace con los créditos, comisiones y tasas- en que también tres entidades controlan más del 65 por ciento de los préstamos. Y algo parecido en las AFPs, las isapres, la telefonía, el transporte aéreo, la prensa… Una nube turbia esconde todo tipo operaciones ilegítimas. Durante la última crisis, la asiática, cuando la economía nacional retrocedió, cuando las tasas de desempleo alcanzaron los dos dígitos, la banca obtenía suculentas ganancias. Un negocio de evidente desvergüenza que llevó, incluso, al entonces ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, a acusar a este poderoso sector de oligopólico.<br />El sistema es corrupto en todas sus áreas y niveles. En las farmacias, hemos visto, desde la gerencia a los vendedores, desde los laboratorios a los médicos. El senador Alejandro Navarro ha sacado a la luz otra práctica delictiva de las farmacias al entregar antecedentes a la FNE sobre los incentivos perversos que entregan a los vendedores de sus locales para que obliguen al consumidor a comprar un medicamento distinto al solicitado o recetado.<br /><br />A través de estos incentivos, dijo Navarro, denominados en la jerga comercial como “canela” y que datan desde la década pasada, “los consumidores no sólo se ven afectados por el sobreprecio acordado entre las farmacias, sino que además ponen en riesgo su salud y su vida, pues terminan ingiriendo un remedio distinto al recetado sin saberse cuales serán los efectos que éstos pueden producir, sólo por este incentivo al lucro. Esta práctica puede producir graves efectos a la salud, por lo que es un problema de salud pública".<br /><br />Engaño al consumidor y coerción al vendedor. "Los trabajadores de las cadenas de farmacias tienen que vender lo que les exige la empresa o los laboratorios -denuncia Navarro- pues en varios casos su sueldo base no llega al mínimo, sino que se rellena con este incentivo perverso llamado canela. A los dependientes se les está forzando para que vendan determinados productos, de determinados laboratorios, de lo contrario las empresas les cortan las comisiones que pueden llegar a un 80 por ciento del sueldo".<br />Y también integración vertical. Según Navarro, el "resultado de esta práctica llamada canela, es que los beneficiarios nunca son los clientes sino, en este caso, la farmacia Cruz Verde, el laboratorio Mintlab y una distribuidora, Socofar, ambos de propiedad de los mismos dueños de Cruz Verde, generándose la figura prohibida de la integración vertical que la ley prohíbe expresamente. Otra vez los principales damnificados son los consumidores".<br /><br />Drogas legales e ilegales: los vínculos con el narcotráfico (y con la Concertación)<br />Las prácticas de Cruz Verde – que si se aplicara la ley 19.911 debiera recibir una multa de 15 millones de dólares- no sólo aplican el engaño al consumidor, la coerción a sus empleados, la colusión y la integración vertical. Están ligadas con la misma mafia, con el narcotráfico. Una información aparecida en la prensa la relaciona con el desvío de unos mil kilos de efedrina, presuntamente destinados al narcotráfico internacional. El 24 de marzo pasado fue detenido Gerardo Arama Benadretti, propietario del Laboratorio Arama, lugar donde fueron decomisados unos 1.100 kilos de efedrina. Una curiosidad, porque Arama nunca había utilizado la efedrina en sus compuestos.<br />El decomiso, avaluado en trece millones de dólares, no era otro, informó la policía, que los carteles mexicanos, hecho que quedó en evidencia con las grabaciones que probaban el desvío de la efredina a México. Arama y sus cómplices fueron formalizados por desvío de precursores químicos y no pudieron explicar la presencia de tal cantidad de efedrina en el laboratorio.<br />Durante el proceso judicial por el decomiso de efedrina los inculpados revelaron que el primer paso fue la compra de la cantidad de efedrina a la Droguería Munich y de ahí hacer el traspaso a Arama.. Laboratorios Munnich Pharma Medical –también conocido como Droguerías Munich- es parte del holding Cruz Verde y en su directorio se repiten los nombres de integrantes de los directorios de Socofar (la distribuidora de medicamentos) y Farmacias Cruz Verde. Todo está ligado a la familia Harding.<br />La información, aparecida en El Mostrador, ata en un mayor precinto toda la operación. Un gran paquete nauseabundo armado por el mercado y el gobierno. Cruz Verde es hoy asesorada por el lobbysta y ex ministro de la Concertación Enrique Correa. Según ha trascendido, el principal rol de Correa a través de su empresa Imaginacción sería desactivar lo más posible ambos conflictos y tratar de separar el caso de la efedrina de Cruz Verde.<br />La estructura mafiosa de este rubro alcanza, por cierto, a la producción: los laboratorios. Para ello, algunos datos. El mercado farmacéutico chileno facturó el 2006 casi 840 millones de dólares. De este total, aproximadamente un 90 por ciento de la facturación correspondió a medicamentos de marca, en tanto el resto a genéricos y similares. Sin embargo, la relación respecto a unidades vendidas es inversa: sólo un 60 por ciento corresponde a productos de marca, lo que responde a los mayores precios de estos medicamentos.<br /><br />Esta es la otra cara de este gran negocio. Los laboratorios internacionales, que comercializan los medicamentos patentados bajo una marca, con precios varias veces por encima de sus similares genéricos, ejercen su control a través de los médicos, que emiten recetas no intercambiables con un genérico. A través de “incentivos” al gremio médico, que van desde regalos al financiamiento de viajes a congresos internacionales, consiguen que sus marcas se conviertan, con la venia de este poderoso gremio, en la gran panacea. Marketing, publicidad, incentivos, regalos, coimas. Esta industria facturó el 2008 más de 745 mil millones de dólares en el mundo. Se trata de gigantes farmacéuticas, varias de ellas entre las diez principales empresas del planeta.<br /><br />Los genéricos representan el 40 por ciento en ciento en unidades, en tanto sólo el diez por ciento de los ingresos del sector. Por el contrario, los remedios de marca, decimos, abarcan el 90 por ciento de los ingresos y sólo el 60 por ciento en volumen. El precio promedio por unidad de un producto de marca se ubica en torno a los seis dólares, en tanto los genéricos bajo los 60 centavos de dólar.<br /><br /><br />Las grandes cadenas no pueden competir con el poder de las grandes transnacionales farmacéuticas, pero sí en el campo de los genéricos. Al tratarse de un sector más amplio, en el que participan muchos laboratorios pequeños y nacionales, las cadenas les hacen sentir todo su poder con la incorporación de genéricos propios, como son, por ejemplo, los de Fasa.<br /><br />Esta actividad tiene al menos dos efectos visibles. Al vender sus propias marcas, la cadena puede aumentar sus márgenes de comercialización; sin embargo, la venta de estos genéricos implica un efecto negativo para los otros laboratorios. Esta situación, que es un tipo de integración vertical, ha llevado a reclamos por parte de los productores nacionales ante la comisión antimonopolio, los que, sin embargo, no fueron acogidos.<br /><br />La concentración por parte de la distribución y la falta de una mínima regulación en el sector ha conducido no sólo a las distorsiones delictivas en los precios, sino a un crecimiento territorial de los puntos de ventas, en que responde no a las necesidades sanitarias de la población, sino a su capacidad adquisitiva. Se trata de un aspecto que el sistema de salud debiera regular, sin embargo, como en tantos otros aspectos, se le ha dejado al mercado. Lo que tenemos hoy en día es que en las zonas de mayores ingresos se pueden hallar enfrentadas en una misma esquina dos o las tres cadenas de farmacias, en tanto en las áreas de menores recursos hay una total ausencia de estos puntos de venta. Los medicamentos se hallan en las ferias libres, que son también, lo que pueda parecer increíble, una estrategia de ventas de los laboratorios.<br />Entretanto, la economía retrocedió un 3,9 por ciento en febrero, la producción bajó un 11,5 por ciento, el desempleo aumentó a un 8,5 por ciento y para el invierno es probable que llegue a un doce por ciento. La inflación marcó un 0,4 por ciento en marzo y Lagos dice que “le cambiamos el rostro a Chile”.<br />¡Este es el Chile de la Concertación!<br /><br />PAUL WALDER<br /></span></div><div class="blogger-post-footer">Paul Walder.Periodista chileno, que vive en Chile, licenciado en la Universidad Aut?noma de Barcelona. He trabajado en numerosos medios, escrito innumerables textos, columnas, art?culos y reportajes. </div>Paul Walderhttp://www.blogger.com/profile/12625215054086126725noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-11995170.post-64869416524510251732009-04-17T12:36:00.002-04:002009-04-17T12:44:22.434-04:00Crisis, oportunidades y revoluciones<div align="justify"><a href="http://farm4.static.flickr.com/3383/3329235024_3d1652773c_m.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 240px; CURSOR: hand; HEIGHT: 180px" alt="" src="http://farm4.static.flickr.com/3383/3329235024_3d1652773c_m.jpg" border="0" /></a><br /></div><div align="justify"><a href="http://farm4.static.flickr.com/3383/3329235024_3d1652773c_b.jpg"></a><span style="font-size:85%;">La prensa hace noticia. Malas noticias. Ha pasado a conformar aquella panoplia de horrores económicos y compartir portadas junto a Lehman Brothers, Citigroup, AIG o la General Motors. Quién hubiera imaginado hace un par de años que periódicos como el New York Times, Chicago Tribune, San Francisco Chronicle, Los Angeles Times y The Miami Herald estén sucumbiendo a la crisis. En los últimos meses y semanas han suprimido corresponsales, periodistas, páginas, suplementos y no han escondido la debilidad de sus finanzas. Una suerte que no han tenido otros: diarios tradicionales han debido cerrar, como el Seattle Post Intelligencer, que salió a las calles cada día desde 1863 y que contaba hasta el 17 de marzo con más de cien mil suscriptores, como el Rocky Mountain News de Denver, como el Christian Science Monitor. Una lista compuesta por otros que podría alargarse en el corto plazo. Diarios como el Philadelphia Inquirer, Philadelphia Daily News el Star Tribune de Minneapolis, comentaba David Brooks, corresponsal en Nueva York de La Jornada, se han declarado en quiebra.<br /><br />Al otro lado de Atlántico las cosas no son mejores para los grandes medios. El grupo Prisa, el mayor consorcio periodístico de España y editor del diario español El País, está en apuros. Sus acciones se han desplomado y su deuda, acumulada tras los años de expansión en España y América latina, parece impagable. Ha debido desprenderse de importantes activos y es posible que vengan fuertes reestructuraciones. Y en Gran Bretaña lo mismo: el Daily Mail anunció el despido de un millar de trabajadores. Simple partes de un proceso que no se detiene aquí.<br /><br />Porque no son sólo diarios. Sabemos que Newsweek está con problemas y en plena reestructuración, eufemismo que encierra despidos, recortes de suplementos y páginas. Y tampoco sólo semanarios. La ya clásica del erotismo Playboy cerró sus oficinas en Nueva York y ha echado a un centenar de empleados.<br /><br />La economía chilena, bien se sabe, no está blindada ante la crisis. Y sus medios tampoco. Aun cuando las informaciones no son tan dramáticas como la que surge de estos gigantes mediáticos, hay sin duda noticias muy sombrías. La caída de las ventas de periódicos, el alza del papel y la drástica reducción de la publicidad ha generado un caos en los grandes medios. Algo ya se observa en la pantalla de televisión y en el peso del papel impreso. Pero nada comparado con lo que ocurre en las oficinas.<br /><br />El Mercurio, La Tercera, el consorcio radial Iberoamerican (de propiedad de la española Prisa y propietaria de doce radios) y La Red televisión terminaron el año pasado con despidos masivos. La Red tomó una solución radical, y eliminó su departamento de prensa. Todos los periodistas y camarógrafos a la calle. Más de un centenar de personas, no sólo periodistas sino también personal administrativo, perdieron los empleos que tenían en esas empresas.<br /><br />En lo que va de año el proceso de recortes sigue su marcha. Iberoamerican, que en diciembre había despedido a 35 trabajadores, en marzo volvió a echar a 25. Y también en la prensa escrita. El Mercurio aun cuando forzó a sus trabajadores a renunciar a las bonificaciones ha seguido echando a más gente: casi veinte empleados fueron notificados en marzo. Desde julio del 2008 el primer emporio periodístico chileno ha eliminado 32 empleos. Y lo mismo en Copesa, que notificó en aquellos días a otros tres trabajadores de La Hora, el diario gratuito. En suma, informó el Colegio de Periodistas, sólo durante este año ha habido unos 300 despidos en los medios de comunicación.<br /><br />Nada indica que el proceso esté terminado. En realidad está en plena marcha. Estimaciones preliminares para el año observan una reducción entre el 15 y el 20 por ciento en la inversión publicitaria, pero con los meses puede recortarse más.<br /><br />Y hay además rumores. Entre los periodistas circulaba hacia la mitad de marzo el murmullo de despidos masivos, de centenares de personas, en el Canal 13. Se decía que sólo la presión de la iglesia católica estaba retrasando esa medida.<br /><br />Estamos ante una crisis de grandes proporciones en los medios de comunicación. Una crisis que es la continuación de otra: los diarios no alcanzaban de salir del estupor del auge de las nuevas tecnologías hacia finales de la década pasada cuando se ven encharcados en la recesión. Una crisis redoblada que empuja con violencia hacia internet. Diarios que cierran sus ediciones en papel anuncian que mantendrán y reforzarán sus ediciones digitales. Un viraje que no es una simple muda de los registros, sino un terremoto. O una revolución. A diferencia de la prensa escrita, internet es gratis, la publicidad es incipiente y limitada, y el público es otro. A diferencia de la prensa escrita, el lector es veleidoso, más exigente, más participativo. Puede contrastar la información en un par de segundos. Puede, sin ninguna dificultad, pasar de El Mercurio, Radio Cooperativa, La Tercera, El Mostrador, El Clarín y participar en varios blogs. El lector navega desde el New York Times, El País, Le Monde, The Guardian a Rebelión, The Nation, Punto Final, Prensa Latina, Telesur.<br /><br />Flexibilidad, diversas fuentes y voces. Matices, opiniones, reflexión. Una oportunidad para acabar con los grandes consorcios y los flujos de información dominantes, con el pensamiento único. Una crisis, pese a sus dolores, bienvenida.<br /><br />PAUL WALDER</span></div><div class="blogger-post-footer">Paul Walder.Periodista chileno, que vive en Chile, licenciado en la Universidad Aut?noma de Barcelona. He trabajado en numerosos medios, escrito innumerables textos, columnas, art?culos y reportajes. </div>Paul Walderhttp://www.blogger.com/profile/12625215054086126725noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-11995170.post-25126691489379559802009-03-26T12:01:00.000-04:002009-03-26T12:06:14.764-04:00El rescate económico chileno a manos de la desidia neoliberal<div align="justify"><span style="font-size:85%;">El pasado 11 de marzo, fecha que marca el ingreso del gobierno de Michelle Bachelet a su último año y a escasos metros al sur de La Moneda, los trabajadores amparados en la CUT (Central Única de Trabajadores) dieron inicio a un programa de movilizaciones, que se extenderá durante las próximas semanas y meses. No es, claro está, una protesta contra la crisis, pero sí por la dirección y los objetivos que tienen las acciones económicas desplegadas desde Hacienda.<br /><br />El gobierno de Bachelet ha demostrado una vez más, perciben, dicen los trabajadores sindicalizados, tener sus prioridades económicas en el empresariado. Aquel miércoles los funcionarios públicos, de la salud primaria y otros gremios se reunieron a lo largo del país. En Santiago, la cita fue en el Paseo Bulnes para lanzar una primera señal al gobierno: si no se orientan las medidas hacia los trabajadores, habrá protestas. La primera gran movilización está convocada por todo el territorio nacional para el próximo 16 de abril.<br /><br />Hay ciertas circunstancias que se han de tener en cuenta. Que la crisis es global, no hay duda. Y también puede afirmarse sin riesgo que el gobierno no tiene responsabilidad en ella, no ha sido el causante. Pero, con el mismo énfasis, podemos decir que ha sido cómplice. Todos los gobiernos de la Concertación se deleitaron con las políticas neoliberales que han padecido los trabajadores, con las desregulaciones, con la apertura unilateral y total de los mercados. Chile, bien recordamos, era elogiado durante la década pasada por todos los organismos financieros internacionales, aquellos que propiciaron e incentivaron la globalización neoliberal, por la “profundidad” de sus medidas liberalizadoras. Las políticas económicas chilenas las estimaron como “adelantadas” a su tiempo. Chile fue el modelo libremercandista para la región. Sobran registros y materiales para recordar ese discurso y aquellas improntas.<br /><br />No sólo fueron los más aplicados en el desmantelamiento de todas las instalaciones estatales para venderlas al mejor postor. Creyeron, y nos hicieron creer, que el libre mercado no sólo haría florecer la economía, sino también la distribuiría de manera justa. Desde los primeros años de la década pasada los ministros de Hacienda nos prometieron que el “salto al desarrollo” sería en unos diez años. Que el derrame sería abundante. El tiempo de los trabajadores, no sólo parece haber quedado detenido, sino ha retrocedido. Nunca, en la historia moderna, habían tenido menos poder.<br /><br />Andrés Velasco es de esta misma progenie neoliberal. Y es quien hoy administra los efectos de la crisis sobre la economía chilena. Quienes nos han conducido a la catástrofe ahora intentan remediarla. ¿Cómo? Con las mismas políticas de antaño. Cuando el viernes 13 de marzo comenzó a regir el programa de subsidio para la contratación de mano de obra juvenil, Velasco dijo, sin pudor, que con esa medida “todos ganan”: el joven, la empresa, la economía, el país. Un sistema utilizado durante la crisis asiática que no derivó en mejorías. Si miramos las estadísticas de entonces, la tasa de desempleo se elevó en 1999 y no bajó hasta cinco o seis años más tarde. La discusión económica del gobierno de Ricardo Lagos para enfrentar aquella crisis giró alrededor de la Agenda pro Crecimiento y la flexibilidad laboral. En cómo facilitarle las cosas a la empresa. Lo de Velasco tiene, evidentemente, esta misma inspiración.<br /><br /><br />De las AFPs hacia un sistema de reparto<br /><br />De allí la profunda desconfianza en el gobierno de las organizaciones laborales. El temor pena. Que esta crisis, la peor desde la Gran Depresión, la paguen los trabajadores, con la carencia de empleo, con los recortes salariales, con las pérdidas de los ahorros para la jubilación. “Hoy día los trabajadores han perdido muchos millones de pesos y creemos que tiene que haber una reforma al sistema previsional, no puede existir un sistema previsional que esté basando en una capitalización individual, administrado por privados y sujeto a la volatilidad del mercado, que hace que hoy día los trabajadores hayan tenido millonarias pérdidas en sus fondos de previsión”, afirmó entonces el presidente de la Asociación de Empleados Fiscales, Raúl de la Puente, organización que hacia finales del año pasado marcó un hito en su capacidad de convocatoria y movilización durante el proceso de reajuste salarial. Este año es posible que las protestas y movilizaciones se profundicen y que se levante como reivindicación nacional la propuesta de estos trabajadores: cambiar el fracasado sistema privado de capitalización individual por un sistema de reparto, tal como el año pasado se hizo en Argentina.<br /><br />De la Puente quiere avanzar hacia el sistema de reparto, uno “solidario, en que el Estado asuma el protagonismo, que garantice a los trabajadores una renta cercana a la que tenían en actividad y que tengamos participación, porque se trata de nuestros sueldos. Ha llegado la hora de exigir un cambio, esta crisis ha desnudado este sistema previsional que es necesario cambiar”.<br /><br />El colapso del sistema de AFPs, que el gobierno no comenta y tampoco parece vigilar, no da tregua. Desde que se inició el derrumbe hacia mediados del 2007 se evaporaron más de 28 mil millones de dólares. Hacia mediados de marzo el fondo había perdido 28.171 millones de dólares, o un 27,6 por ciento del total. Un proceso que no tiene fin: la crisis carcome día a día los ahorros de los trabajadores y, por increíble que parezca, el gobierno no dice y no hace nada. Absolutamente nada. La contemplación, la pasividad, la inacción. En agosto pasado las pérdidas llegaron a poco más de doce mil millones de dólares y en noviembre a 27 mil millones. La tendencia al desfonde, al vacío, es evidente.<br /><br />El dirigente de los trabajadores de la salud Esteban Maturana ha criticado esta actitud gubernamental cercana a la indolencia. En declaraciones durante la concentración de advertencia, dijo que “la autoridad sabía lo que iba a ocurrir en el mundo los primeros meses del año pasado, sabía que se iba producir una debacle. El gobierno debería haber aconsejado a los trabajadores cambiarse de fondos de alto riesgo a los de bajo riesgo”. Por ello una de las acciones: la presentación durante el verano de un recurso judicial contra el estado chileno por las responsabilidades que le caben en las pérdidas de los ahorros para la jubilación.<br /><br />Esconder la cabeza<br /><br /><br />Las opiniones de Maturana expresan lo que ha sido hasta ahora la actitud gubernamental ante la crisis. Tras un año de abierta desidia, con no pocos rasgos de cierta soberbia cuando se llegó a afirmar que los efectos de la crisis no llegarían a Chile, desde enero La Moneda ha admitido, ante las evidencias, que la crisis se ha instalado. Realidades como el alza en el desempleo, despidos masivos, violenta caída de las exportaciones, de la producción y las ventas. En suma, el país ya en recesión.<br /><br />Ante el palmario descalabro de todo el andamiaje económico neoliberal, el establishment aún es renuente a admitir que las cosas irán a peor. Una actitud que inhibe todavía más las acciones y retarda las reacciones.<br />Evidencias, pero también proyecciones. Como las que surgen desde una institución tan cercana a Chile como la CEPAL. Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva del organismo que reside en Santiago, en una entrevista publicada en La Jornada de México traza el panorama futuro, que es sin duda crepuscular. “Obviamente va a afectar en muchos ámbitos. Uno de los que más preocupa es el del empleo. Ya ha habido una caída de la actividad industrial del sector secundario en países como Brasil y México, lo mismo pasa con la industria automotriz. No solamente va a impactar a la banca, sino a la economía, el ingreso, el consumo”, afirma. Y agrega: “Hay que prepararse porque en realidad es una crisis que va a ser más profunda de lo que se hubiera pensado inicialmente”.<br />Tal vez las previsiones más sensibles se refieren a una transformación global, que no se limitará al área económica. Porque el impacto de la economía sobre otros ámbitos será total. Dice Bárcenas que“estamos en un momento muy importante, es un cambio civilizatorio; esta crisis no solamente va a impactar a la banca o las finanzas o la actividad comercial y económica. Va a tocar todos los ámbitos de nuestra vida, nos va a hacer repensar nuestros estilos de vida e inclusive nos va a llevar a revisar cómo se están desarrollando y conviviendo las sociedades”.<br />Un trance que va para largo. Si consideramos que se trata de la crisis más grave desde finales de la década de los años 20 del siglo pasado, podemos prepararnos para cambios mayores. Para ello podemos hacer algunas sencillas comparaciones. En los años 80 del siglo pasado, durante la llamada década pérdida para la región, cuando el crecimiento fue prácticamente cero, la parte económica tardó 10 años en recuperarse, pero remontar a los niveles de pobreza que había antes de esa década demoró 20 años. “Por ello muchas de las respuestas a la actual crisis tienen que ver con proteger a las poblaciones más vulnerables y tratar de que no haya retrocesos en materia de equidad. Esto es más fácil decirlo que hacerlo, porque uno de los temas que se va a ver comprometido sin duda es el empleo. Proteger el empleo es hoy el gran dilema”, dice Bárcenas.<br />Pero no todo puede ser pesimismo. Hay una esperanza generacional, a largo plazo. Porque “ésta es una oportunidad donde la sociedad va a tener que recrearse a sí misma, porque tampoco es una solución pensar que ya llegó la crisis y hay que esperar a que termine. Hay que buscar soluciones innovadoras, creación de nuevas categorías de empleo a través de la innovación científica y técnica. Hay espacios para innovar en el ámbito social, económico, productivo, inclusive en el ámbito ambiental. Es hora de cambiar y se puede y debe hacer”. Y ante estos pronósticos e interpretaciones, el gobierno qué hace. Enfrenta la crisis como si fuera una oscilación más de la economía. Pone en marcha los mismos mecanismos destinados a mantener a flote el mismo modelo. Como si las bajas tasas de interés fueran a solventar la catástrofe, como si estos escasos subsidios fueran a resolver el masivo desempleo.<br /><br />El pesimismo de los Nóbel<br />Estas advertencias vienen desde la región, pero se amplifican y replican en muchos otros ambientes, sectores, categorías políticas e intelectuales. En prácticamente todas hay un consenso apocalíptico. La crisis del capitalismo es un equivalente a la caída del Muro de Berlín hace casi exactamente veinte años atrás.<br /><br />Del Premio Nóbel a Fidel Castro. Paul Krugman, legítimo keynesiano –de izquierda, si se quiere- estima que el plan de rescate del gobierno de Barack Obama no sólo no dará resultado, sino que hará perder un tiempo valioso para enfrentar la crisis. En una de sus últimas y habituales columna en The New York Times, dijo que el empleo ya ha caído más en esta recesión de lo que lo hizo en la crisis de 1981-1982, considerada la peor desde la Gran Depresión. “Como resultado, la promesa de Obama de que su plan crearía o salvaría 3,5 millones de trabajos para finales de 2010 parecería poco impresionante, por decir lo menos”.<br /><br />Y traza también otro panorama sombrío en el corto plazo: “Es septiembre de 2009, la tasa de desempleo ha superado nueve por ciento, y, a pesar de la primera ronda de gasto en estímulos, aún sigue subiendo. Obama finalmente reconoce que son necesarios estímulos mayores. Sin embargo, no logra que su nuevo plan se apruebe en el Congreso porque la aceptación de sus políticas económicas ha caído en picada, en parte debido a que se perciben como fallidas, en parte debido a que las políticas de creación de empleo se han unido en la mente de la población a los rescates bancarios profundamente impopulares. Y, como resultado, la recesión continúa en medio de la polémica, sin control”.<br /><br />Otro Nóbel de Economía tampoco está conforme con el plan de estímulo de Obama. Joseph Stiglitz dijo en aquellos mismos días que “el paquete estadounidense de rescate económico del presidente Barack Obama de más de 700.000 millones de dólares es mucho mejor que la respuesta de Bush en el 2008, pero no es suficiente y la crisis será peor”. En esa oportunidad, Stiglitz dijo que la crisis será brutal en todo el mundo, “pero países como Brasil van a sufrir de verdad”. La crisis, iniciada y desatada en los centros financieros internacionales, será padecida principalmente en los países pobres.<br /><br /><br />Hay numerosas áreas en las que los países pobres, como Chile, sufrirán con mayor rigor la crisis. De partida, porque hemos padecido de forma endémica los efectos del modelo neoliberal y todas sus injusticias. Pero también por haber seguido a rajatabla todos los dictámenes de los organismos financieros internacionales. La completa apertura económica chilena, tan elogiada durante más de una década, podría convertirse en su mayor mal. Y Stiglitz lo sugiere, porque aun cuando “hay un acuerdo global de no recurrir al proteccionismo’muchos paquetes de rescate económico tienen medidas proteccionistas en su base. Quienes más sufrirán serán los países en desarrollo".<br /><br /><br />Fidel Castro también ha venido observando este trance. En una de sus últimas reflexiones, y ante la reunión que sostendrá este mes en Londres el Grupo de los 20, que integra también a las principales economías en desarrollo, confiesa su pesimismo. “La ONU ha dicho que se necesitarían 72 mil millones de dólares para ayudar a África, una fracción de lo que los Gobiernos de Europa y Estados Unidos han puesto para resucitar sus economías”. Recordemos que el paquete de rescate de Obama suma 700 mil millones de dólares. Por tanto, no “ninguna esperanza para los países del Tercer Mundo viene de Nueva York o Washington”.<br /><br />El columnista de La jornada Ilán Semo lo ratifica. Tal vez, dice, una solución global a la crisis es una buena idea, pero nadie, ni en el G-7 ni en el G-14 ni en el G-20, parece tener la mínima voluntad o disposición para ponerla en práctica. “No se trata de simples medidas regulatorias que inhiben la autofagia financiera, sino de algo más grave: cómo crear una demanda suplementaria más allá de la casa propia. Y a saber, el Keynes global todavía no ha nacido”.<br /><br />“Degradado y satanizado durante décadas por la retórica monetarista, el Estado ha devenido el único agente viable para enfrentar el colapso. Pero el Estado ha sido –y sigue siendo– un agente estrictamente local, acaso el más local de todos. Y, para decirlo con un eufemismo, sólo vela por los suyos. En términos más escénicos: Obama sólo tiene en mente al mercado de Estados Unidos, Zapatero al de España y los gobernantes chinos al de China”.<br /><br />Y los neoliberales se encargan de nosotros.<br /> El pasado 11 de marzo, fecha que marca el ingreso del gobierno de Michelle Bachelet a su último año y a escasos metros al sur de La Moneda, los trabajadores amparados en la CUT (Central Única de Trabajadores) dieron inicio a un programa de movilizaciones, que se extenderá durante las próximas semanas y meses. No es, claro está, una protesta contra la crisis, pero sí por la dirección y los objetivos que tienen las acciones económicas desplegadas desde Hacienda.<br /><br />El gobierno de Bachelet ha demostrado una vez más, perciben, dicen los trabajadores sindicalizados, tener sus prioridades económicas en el empresariado. Aquel miércoles los funcionarios públicos, de la salud primaria y otros gremios se reunieron a lo largo del país. En Santiago, la cita fue en el Paseo Bulnes para lanzar una primera señal al gobierno: si no se orientan las medidas hacia los trabajadores, habrá protestas. La primera gran movilización está convocada por todo el territorio nacional para el próximo 16 de abril.<br /><br />Hay ciertas circunstancias que se han de tener en cuenta. Que la crisis es global, no hay duda. Y también puede afirmarse sin riesgo que el gobierno no tiene responsabilidad en ella, no ha sido el causante. Pero, con el mismo énfasis, podemos decir que ha sido cómplice. Todos los gobiernos de la Concertación se deleitaron con las políticas neoliberales que han padecido los trabajadores, con las desregulaciones, con la apertura unilateral y total de los mercados. Chile, bien recordamos, era elogiado durante la década pasada por todos los organismos financieros internacionales, aquellos que propiciaron e incentivaron la globalización neoliberal, por la “profundidad” de sus medidas liberalizadoras. Las políticas económicas chilenas las estimaron como “adelantadas” a su tiempo. Chile fue el modelo libremercandista para la región. Sobran registros y materiales para recordar ese discurso y aquellas improntas.<br /><br />No sólo fueron los más aplicados en el desmantelamiento de todas las instalaciones estatales para venderlas al mejor postor. Creyeron, y nos hicieron creer, que el libre mercado no sólo haría florecer la economía, sino también la distribuiría de manera justa. Desde los primeros años de la década pasada los ministros de Hacienda nos prometieron que el “salto al desarrollo” sería en unos diez años. Que el derrame sería abundante. El tiempo de los trabajadores, no sólo parece haber quedado detenido, sino ha retrocedido. Nunca, en la historia moderna, habían tenido menos poder.<br /><br />Andrés Velasco es de esta misma progenie neoliberal. Y es quien hoy administra los efectos de la crisis sobre la economía chilena. Quienes nos han conducido a la catástrofe ahora intentan remediarla. ¿Cómo? Con las mismas políticas de antaño. Cuando el viernes 13 de marzo comenzó a regir el programa de subsidio para la contratación de mano de obra juvenil, Velasco dijo, sin pudor, que con esa medida “todos ganan”: el joven, la empresa, la economía, el país. Un sistema utilizado durante la crisis asiática que no derivó en mejorías. Si miramos las estadísticas de entonces, la tasa de desempleo se elevó en 1999 y no bajó hasta cinco o seis años más tarde. La discusión económica del gobierno de Ricardo Lagos para enfrentar aquella crisis giró alrededor de la Agenda pro Crecimiento y la flexibilidad laboral. En cómo facilitarle las cosas a la empresa. Lo de Velasco tiene, evidentemente, esta misma inspiración.<br /><br /><br />De las AFPs hacia un sistema de reparto<br /><br />De allí la profunda desconfianza en el gobierno de las organizaciones laborales. El temor pena. Que esta crisis, la peor desde la Gran Depresión, la paguen los trabajadores, con la carencia de empleo, con los recortes salariales, con las pérdidas de los ahorros para la jubilación. “Hoy día los trabajadores han perdido muchos millones de pesos y creemos que tiene que haber una reforma al sistema previsional, no puede existir un sistema previsional que esté basando en una capitalización individual, administrado por privados y sujeto a la volatilidad del mercado, que hace que hoy día los trabajadores hayan tenido millonarias pérdidas en sus fondos de previsión”, afirmó entonces el presidente de la Asociación de Empleados Fiscales, Raúl de la Puente, organización que hacia finales del año pasado marcó un hito en su capacidad de convocatoria y movilización durante el proceso de reajuste salarial. Este año es posible que las protestas y movilizaciones se profundicen y que se levante como reivindicación nacional la propuesta de estos trabajadores: cambiar el fracasado sistema privado de capitalización individual por un sistema de reparto, tal como el año pasado se hizo en Argentina.<br /><br />De la Puente quiere avanzar hacia el sistema de reparto, uno “solidario, en que el Estado asuma el protagonismo, que garantice a los trabajadores una renta cercana a la que tenían en actividad y que tengamos participación, porque se trata de nuestros sueldos. Ha llegado la hora de exigir un cambio, esta crisis ha desnudado este sistema previsional que es necesario cambiar”.<br /><br />El colapso del sistema de AFPs, que el gobierno no comenta y tampoco parece vigilar, no da tregua. Desde que se inició el derrumbe hacia mediados del 2007 se evaporaron más de 28 mil millones de dólares. Hacia mediados de marzo el fondo había perdido 28.171 millones de dólares, o un 27,6 por ciento del total. Un proceso que no tiene fin: la crisis carcome día a día los ahorros de los trabajadores y, por increíble que parezca, el gobierno no dice y no hace nada. Absolutamente nada. La contemplación, la pasividad, la inacción. En agosto pasado las pérdidas llegaron a poco más de doce mil millones de dólares y en noviembre a 27 mil millones. La tendencia al desfonde, al vacío, es evidente.<br /><br />El dirigente de los trabajadores de la salud Esteban Maturana ha criticado esta actitud gubernamental cercana a la indolencia. En declaraciones durante la concentración de advertencia, dijo que “la autoridad sabía lo que iba a ocurrir en el mundo los primeros meses del año pasado, sabía que se iba producir una debacle. El gobierno debería haber aconsejado a los trabajadores cambiarse de fondos de alto riesgo a los de bajo riesgo”. Por ello una de las acciones: la presentación durante el verano de un recurso judicial contra el estado chileno por las responsabilidades que le caben en las pérdidas de los ahorros para la jubilación.<br /><br />Esconder la cabeza<br /><br /><br />Las opiniones de Maturana expresan lo que ha sido hasta ahora la actitud gubernamental ante la crisis. Tras un año de abierta desidia, con no pocos rasgos de cierta soberbia cuando se llegó a afirmar que los efectos de la crisis no llegarían a Chile, desde enero La Moneda ha admitido, ante las evidencias, que la crisis se ha instalado. Realidades como el alza en el desempleo, despidos masivos, violenta caída de las exportaciones, de la producción y las ventas. En suma, el país ya en recesión.<br /><br />Ante el palmario descalabro de todo el andamiaje económico neoliberal, el establishment aún es renuente a admitir que las cosas irán a peor. Una actitud que inhibe todavía más las acciones y retarda las reacciones.<br />Evidencias, pero también proyecciones. Como las que surgen desde una institución tan cercana a Chile como la CEPAL. Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva del organismo que reside en Santiago, en una entrevista publicada en La Jornada de México traza el panorama futuro, que es sin duda crepuscular. “Obviamente va a afectar en muchos ámbitos. Uno de los que más preocupa es el del empleo. Ya ha habido una caída de la actividad industrial del sector secundario en países como Brasil y México, lo mismo pasa con la industria automotriz. No solamente va a impactar a la banca, sino a la economía, el ingreso, el consumo”, afirma. Y agrega: “Hay que prepararse porque en realidad es una crisis que va a ser más profunda de lo que se hubiera pensado inicialmente”.<br />Tal vez las previsiones más sensibles se refieren a una transformación global, que no se limitará al área económica. Porque el impacto de la economía sobre otros ámbitos será total. Dice Bárcenas que“estamos en un momento muy importante, es un cambio civilizatorio; esta crisis no solamente va a impactar a la banca o las finanzas o la actividad comercial y económica. Va a tocar todos los ámbitos de nuestra vida, nos va a hacer repensar nuestros estilos de vida e inclusive nos va a llevar a revisar cómo se están desarrollando y conviviendo las sociedades”.<br />Un trance que va para largo. Si consideramos que se trata de la crisis más grave desde finales de la década de los años 20 del siglo pasado, podemos prepararnos para cambios mayores. Para ello podemos hacer algunas sencillas comparaciones. En los años 80 del siglo pasado, durante la llamada década pérdida para la región, cuando el crecimiento fue prácticamente cero, la parte económica tardó 10 años en recuperarse, pero remontar a los niveles de pobreza que había antes de esa década demoró 20 años. “Por ello muchas de las respuestas a la actual crisis tienen que ver con proteger a las poblaciones más vulnerables y tratar de que no haya retrocesos en materia de equidad. Esto es más fácil decirlo que hacerlo, porque uno de los temas que se va a ver comprometido sin duda es el empleo. Proteger el empleo es hoy el gran dilema”, dice Bárcenas.<br />Pero no todo puede ser pesimismo. Hay una esperanza generacional, a largo plazo. Porque “ésta es una oportunidad donde la sociedad va a tener que recrearse a sí misma, porque tampoco es una solución pensar que ya llegó la crisis y hay que esperar a que termine. Hay que buscar soluciones innovadoras, creación de nuevas categorías de empleo a través de la innovación científica y técnica. Hay espacios para innovar en el ámbito social, económico, productivo, inclusive en el ámbito ambiental. Es hora de cambiar y se puede y debe hacer”. Y ante estos pronósticos e interpretaciones, el gobierno qué hace. Enfrenta la crisis como si fuera una oscilación más de la economía. Pone en marcha los mismos mecanismos destinados a mantener a flote el mismo modelo. Como si las bajas tasas de interés fueran a solventar la catástrofe, como si estos escasos subsidios fueran a resolver el masivo desempleo.<br /><br />El pesimismo de los Nóbel<br />Estas advertencias vienen desde la región, pero se amplifican y replican en muchos otros ambientes, sectores, categorías políticas e intelectuales. En prácticamente todas hay un consenso apocalíptico. La crisis del capitalismo es un equivalente a la caída del Muro de Berlín hace casi exactamente veinte años atrás.<br /><br />Del Premio Nóbel a Fidel Castro. Paul Krugman, legítimo keynesiano –de izquierda, si se quiere- estima que el plan de rescate del gobierno de Barack Obama no sólo no dará resultado, sino que hará perder un tiempo valioso para enfrentar la crisis. En una de sus últimas y habituales columna en The New York Times, dijo que el empleo ya ha caído más en esta recesión de lo que lo hizo en la crisis de 1981-1982, considerada la peor desde la Gran Depresión. “Como resultado, la promesa de Obama de que su plan crearía o salvaría 3,5 millones de trabajos para finales de 2010 parecería poco impresionante, por decir lo menos”.<br /><br />Y traza también otro panorama sombrío en el corto plazo: “Es septiembre de 2009, la tasa de desempleo ha superado nueve por ciento, y, a pesar de la primera ronda de gasto en estímulos, aún sigue subiendo. Obama finalmente reconoce que son necesarios estímulos mayores. Sin embargo, no logra que su nuevo plan se apruebe en el Congreso porque la aceptación de sus políticas económicas ha caído en picada, en parte debido a que se perciben como fallidas, en parte debido a que las políticas de creación de empleo se han unido en la mente de la población a los rescates bancarios profundamente impopulares. Y, como resultado, la recesión continúa en medio de la polémica, sin control”.<br /><br />Otro Nóbel de Economía tampoco está conforme con el plan de estímulo de Obama. Joseph Stiglitz dijo en aquellos mismos días que “el paquete estadounidense de rescate económico del presidente Barack Obama de más de 700.000 millones de dólares es mucho mejor que la respuesta de Bush en el 2008, pero no es suficiente y la crisis será peor”. En esa oportunidad, Stiglitz dijo que la crisis será brutal en todo el mundo, “pero países como Brasil van a sufrir de verdad”. La crisis, iniciada y desatada en los centros financieros internacionales, será padecida principalmente en los países pobres.<br /><br /><br />Hay numerosas áreas en las que los países pobres, como Chile, sufrirán con mayor rigor la crisis. De partida, porque hemos padecido de forma endémica los efectos del modelo neoliberal y todas sus injusticias. Pero también por haber seguido a rajatabla todos los dictámenes de los organismos financieros internacionales. La completa apertura económica chilena, tan elogiada durante más de una década, podría convertirse en su mayor mal. Y Stiglitz lo sugiere, porque aun cuando “hay un acuerdo global de no recurrir al proteccionismo’muchos paquetes de rescate económico tienen medidas proteccionistas en su base. Quienes más sufrirán serán los países en desarrollo".<br /><br /><br />Fidel Castro también ha venido observando este trance. En una de sus últimas reflexiones, y ante la reunión que sostendrá este mes en Londres el Grupo de los 20, que integra también a las principales economías en desarrollo, confiesa su pesimismo. “La ONU ha dicho que se necesitarían 72 mil millones de dólares para ayudar a África, una fracción de lo que los Gobiernos de Europa y Estados Unidos han puesto para resucitar sus economías”. Recordemos que el paquete de rescate de Obama suma 700 mil millones de dólares. Por tanto, no “ninguna esperanza para los países del Tercer Mundo viene de Nueva York o Washington”.<br /><br />El columnista de La jornada Ilán Semo lo ratifica. Tal vez, dice, una solución global a la crisis es una buena idea, pero nadie, ni en el G-7 ni en el G-14 ni en el G-20, parece tener la mínima voluntad o disposición para ponerla en práctica. “No se trata de simples medidas regulatorias que inhiben la autofagia financiera, sino de algo más grave: cómo crear una demanda suplementaria más allá de la casa propia. Y a saber, el Keynes global todavía no ha nacido”.<br /><br />“Degradado y satanizado durante décadas por la retórica monetarista, el Estado ha devenido el único agente viable para enfrentar el colapso. Pero el Estado ha sido –y sigue siendo– un agente estrictamente local, acaso el más local de todos. Y, para decirlo con un eufemismo, sólo vela por los suyos. En términos más escénicos: Obama sólo tiene en mente al mercado de Estados Unidos, Zapatero al de España y los gobernantes chinos al de China”.<br /><br />Y los neoliberales se encargan de nosotros.<br /> </span></div><div class="blogger-post-footer">Paul Walder.Periodista chileno, que vive en Chile, licenciado en la Universidad Aut?noma de Barcelona. He trabajado en numerosos medios, escrito innumerables textos, columnas, art?culos y reportajes. </div>Paul Walderhttp://www.blogger.com/profile/12625215054086126725noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-11995170.post-26987040686175834492009-03-17T17:10:00.000-04:002009-03-17T17:12:11.607-04:00Los límites del miedo<div align="justify"><span style="font-size:85%;">Los medios buscan nuevos límites en la producción del dolor, en su juego con el drama la muerte. Nuevos límites en su propia obscenidad. La captura de audiencia admite nuevas estrategias, las que en su proceso aplastan lo poco que les quedaba de dignidad. Todo por el espectáculo, bien sabemos, pero también por las ventas. Bien por el dinero, por el circo, por la atracción mortal, por el espectáculo final. </span></div><span style="font-size:85%;"><div align="justify"><br />Hay situaciones extremas. Como el caso de Jade Goody, informó la prensa europea, que remece al público británico. Un remezón que salpica sangre, enfermedad y descubre la muerte bajo la mirada atenta de unos medios y publicistas que acechan cual buitres. Jade es una joven de 27 años con cáncer de útero que ha vendido su inminente muerte a la prensa. Una joven de orígenes muy humildes, profundamente inculta y ordinaria (sic), afirma El País, conocida por su participación e incidentes en diversos reality shows. Gracias a su potente personalidad impresionó a la audiencia y se levantó como un personaje público. Pero de esos que existen millares. De esos que tanto abundan en y alrededor de la tramoya mediática. </div><div align="justify"><br />El fatal diagnóstico de Jade ha sido explotado por una de las principales oficinas de relaciones públicas del Reino Unido. Max Clifford, líder en estas técnicas, le ha diseñado la campaña, que no busca otra cosa que vender su muerte al mejor postor. Pactar la exhibición de su cuerpo degradado y ya rendido a la expansión del tumor, a las secuelas de la radio y la quimioterapia. La joven, ya calva, ha dicho que lo hace por sus dos hijos: la comercialización de su muerte, dijo, les permitirá a sus hijos tener una vida mejor. “No quiero que tengan la misma infancia miserable, plagada de drogas y marcada por la pobreza que tuve yo" declaró en una entrevista publicada en enero en The Telegraph. </div><div align="justify"><br />La tragedia de Jade no es particular. Es también el drama de una sociedad que se deleita con la muerte, que sufre –o tal vez goza- con el dolor cercano. En realidad es ésta la verdadera tragedia. Demandamos de los medios el fin de todos los límites, la ruptura de todas las privacidades. La prensa ya ha triunfado sobre las intimidades, sobre los cuerpos, sobre la sexualidad, sobre la enfermedad. Se ha instalado al centro de las vidas y sus posibilidades –y mientras más dolorosas y bizarras mejor- las que están plenamente cubiertas por los medios. Faltaba el espectáculo de la muerte. La lenta y larga agonía de Jade ha marcado un nuevo hito.</div><div align="justify"><br />Este fenómeno que atrae al público televisivo británico, aun cuando parece extremo, no es un caso aislado. Es el perfecto ejemplo del sentido de los medios, de sus estímulos, de sus tendencias, de sus finales objetivos. De su éxito, medido como rating o ventas. El caso de Jade involucró al mismo gobierno del Reino Unido, lo que muestra una vez más la íntima relación entre la realidad mediatizada y la política o, lo que es casi igual, entre el espectáculo mediático (como realidad convertida en show business) y la política. </div><div align="justify"><br />No es un caso raro. Simplemente apunta a un nuevo límite. Porque la prensa diaria y la televisión se nutre de estos fines. El accidente que sufrió en febrero la hija más pequeña del ministro Andrés Velasco y la periodista Consuelo Saavedra tuvo una cobertura sólo comparable con el despliegue de una catástrofe nacional. Una producción apoyada en la exhibición y dramatización del dolor del otro, en la exhibición del miedo, de la debilidad ajena. El espectáculo y la tragedia. Producción de crueldad. La prensa acechando, los periodistas como aves de rapiña, el público escudriñando en los pliegues de la intimidad de personajes públicos. ¿Por qué lo hace? ¿Por informar a la población? No seamos ingenuos. La industria de los medios nacional lo hace por el mismo fin que Jade, que Clifford y los diarios británicos. Por el rating, por las ventas. y qué mejor que el tejido de un drama en torno a personalidades cuya realidad ha sido creada por los mismos medios, por la televisión.<br />¿Hasta dónde llegará el espectáculo? Hasta los límites naturales de ese proceso de trasgresión de las intimidades, los que están cercados sólo por el hartazgo, por la sobreexposición, por la obscenidad. El espectáculo morboso termina en su saturación, en la anestesia, como sucede con la pornografía, con el miedo, con el dolor, con la crueldad. Un largo proceso marcado por una profunda degradación, la que se extiende desde los mismos medios a su público. A las instituciones, a toda aquella sociedad relacionada en y por su propia perversión. </div><div align="justify"><br />¿Es ésta la función social de los medios de comunicación? Es show business, es el mercado, son negocios.</div><div align="justify"><br />PAUL WALDER</span></div><div class="blogger-post-footer">Paul Walder.Periodista chileno, que vive en Chile, licenciado en la Universidad Aut?noma de Barcelona. He trabajado en numerosos medios, escrito innumerables textos, columnas, art?culos y reportajes. </div>Paul Walderhttp://www.blogger.com/profile/12625215054086126725noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-11995170.post-75163156258239223432009-02-04T18:42:00.000-03:002009-02-04T18:44:40.362-03:00Un año que deberemos aprender a olvidar<div align="justify"><span style="font-size:85%;">Hacia la segunda semana de enero el Banco Central publicó sus proyecciones de crecimiento de la economía para el año en curso, las que ubicó entre un dos y tres por ciento. Una cifra baja, pero moderada en el contexto actual, un crecimiento discreto, pero en ningún caso cercano al drama que se avecina para la economía mundial. Una proyección, un número azul entre millares de posibles rojos, que no consiguió el efecto deseado. La entidad que preside José De Gregorio no sólo no inyectó aquella dosis de optimismo, no sólo no consiguió refrendar los vaticinios de Hacienda, aquellos que prevén una economía chilena “blindada”, “a toda prueba” a las turbulencias externas, sino que logró precisamente el efecto contrario: el descrédito como ente rector de la economía chilena. Cada vez es más evidente la falsedad y artificialidad de aquella independencia del banco central. Falsa porque todas sus políticas apuntan a un determinado interés, a favorecer ciertos y evidentes intereses. Artificial por las oscilaciones y contradicciones en sus políticas económicas, las que han sido abiertamente criticadas hoy no sólo por numerosos actores del mercado, sino también desde el mismo gobierno. La última rebaja de las tasas de interés decretada por el Banco Central la realizó -tras un periodo de persistentes alzas- debido a súplicas públicas, que surgían desde el gobierno a toda la comunidad económica, desde la gran empresa, el gran comercio a las pymes. Tras los ruegos –y tal vez al reconocer el error de haber aplicado la política contraria- tuvo que hacer en un mes el recorte más grande de los últimos años.<br />Desde hace largos años la gran mayoría de las proyecciones económicas del Banco Central queda a los pocos meses desfasada, generalmente superada por una realidad bastante más opaca. La experiencia durante el 2008 no ha sido la excepción. La entidad de De Gregorio proyectó hacia septiembre del año pasado, cuando la crisis arreciaba a Estados Unidos y al mundo, un crecimiento del PIB en Chile del 4,5 por ciento y una inflación del tres al cuatro por ciento a diciembre. La realidad fue otra: el PIB sólo creció un 3,5 por ciento y la inflación subió más de un siete.<br />El Banco Central sigue con esa dosis de optimismo. Ha dicho que las tasas de interés continuarán a la baja –actualmente están en 7,5 por ciento-, la inflación, que fue negativa en diciembre, será sensiblemente menor a la del 2008 y el PIB crecerá entre el dos y tres por ciento. Como argumento, sostiene, está el celebrado plan de reactivación de cuatro mil millones de dólares anunciado por el gobierno hacia inicios de año. El plan de estímulo fiscal, afirma el gobierno y el Banco Central en sus informes, permitirá el blindaje de las turbulencias, el desacoplamiento de la crisis, la mantención de los equilibrios macroeconómicos. Permitirá que Chile salga indemne de la crisis mundial. Una serie de afirmaciones, ya se observa, que más responden a un catálogo de la retórica. Simples intereses, intenciones, elevadas en medio de un proceso de desaceleración económica, productiva, comercial, en medio de una caída de todas las expectativas. Y ante un aumento vertiginoso del desempleo.<br />Este es el discurso. Esa es la realidad que se modela. Esta es la contradicción. Nada es como era hace un año atrás. Hoy se han abierto fuertes grietas en todo el aparato económico. Tanto, que es probable que se produzca un proceso de destrucción económica, con áreas que nunca más vuelvan a recuperarse. Como un gran terremoto. Una catástrofe. ¿Por qué, si hoy es posible que industrias de la magnitud y presencia histórica como la General Motors y la Ford colapsen –y ya lo habrían hecho sin la ayuda estatal- las chilenas han de mantenerse indemne?<br />Cada día, cada semana que transcurre, es un avance en el deterioro. Andrés Velasco, el hombre de Hacienda, que hacia el comienzo de la crisis afirmaba enfático que la economía chilena era inmune a la crisis, ha girado completamente su discurso. Los hechos son tan evidentes, y ya no sólo para los jugadores de la bolsa y otros agentes de los mercados, sino para cualquier ciudadano. Los despidos masivos, hoy ya sufridos por trabajadores de todas las áreas de la producción y servicios, convierten las palabras de Velasco en una burla a la población. Las proyecciones del Banco Central realizadas a mediados de enero también apuntan a inscribirse en ese mismo tono.<br />El economista Manuel Riesco escribe en su blog día a día el transcurso de la crisis. Hacia el cierre de esta edición habían sucedido nuevos y muy turbios eventos en el mundo financiero. Riesco los interpretaba: “La semana pasada cayó el Commerze Bank, el segundo de Alemania. Esta semana se ha anunciado la liquidación por partes del Citi y sus acciones se han derrumbado nuevamente un 23% el día 14 de enero del 2009. El Bank of America, que había logrado mantenerse a flote gracias a una inyección de capital de 25.000 millones de dólares del gobierno, ha tirado asimismo la toalla y recurrido nuevamente a su salvador para "pedir agüita." El jefe del JP Morgan ha declarado que lo peor está por venir y se sabe que está muy comprometido con préstamos de consumo de todo tipo”.<br />Deudas e insolvencia<br />La economía de consumo podría derivar en la economía del horror. El placer del mall en el terror crediticio. De un año a otro se invierte una realidad. El creciente desempleo en una población altamente endeudada llevaría a la suspensión de pagos con efectos sociales y económicos.<br /><br />La ruptura con las instituciones financieras generará exclusión y marginalidad. Pero el daño no sólo estará en las personas expulsadas del sistema financiero, sino también para el sistema financiero mismo. La incapacidad de pago de miles, de cientos de miles, derivaría en un problema financiero y económico mayor, como el que ya sucede en economías como la estadounidense y la mexicana.<br />México, que depende casi totalmente de la economía de su vecino Estados Unidos, exhibe hoy un fuerte deterioro económico. Los organismos internacionales han proyectado que entrará muy pronto en recesión, en tanto su producto caerá este año más de un punto porcentual. Efectos en la producción, las exportaciones, el consumo, han derivado en una pérdida de la capacidad de pago de las personas y las empresas. La cartera vencida entre los deudores de hipotecas aumentó en noviembre de 2008 respecto a un año atrás en 41 por ciento, en tanto la morosidad de las tarjetas de crédito alcanzó una cifra histórica que no tiene precedentes, informó la segunda semana de enero la Comisión Nacional Bancaria y de Valores de México. Si ello sucede entre las personas, en la industria es aún peor. A noviembre la cartera vencida de este sector que mueve un tercio de la economía mexicana aumentó en un 71 por ciento. Y si así es para la industria, la construcción exhibe su drama, con un incremento de la morosidad del 92 por ciento.<br />Un estudio realizado por el Banco Central de Chile sobre la capacidad de pago de las personas llama a la tranquilidad. Pero se trata de un informe elaborado sobre bases muy conservadoras, sobre un eventual aumento de la tasa de desempleo a niveles similares a los registrados durante la crisis asiática. Si la tasa de desocupación nacional, dice, aumentara a un once por ciento el porcentaje de familias con problemas en su capacidad de pago aumentaría a un 17,4 por ciento, guarismo que no debiera, dice, llamar a la intranquilidad.<br />Este es el techo de lo sostenible, porque de allí hacia arriba la situación se desbordaría. Con una tasa de desempleo nacional –actualmente, recordemos, está levemente por encima del siete por ciento- sobre el 15 o el 16 por ciento los problemas serían graves. No sólo para las personas, sino para el sistema financiero.<br />Hay datos y argumentos para estimar que tal informe es muy conservador. La actual crisis, y en ello hay consenso de líderes mundiales, presidentes de organismos internacionales y economistas, es la mayor desde la Gran Depresión de los años 30 del siglo pasado. Barack Obama, presidente de Estados Unidos desde el 20 de enero, había advertido días antes de tomar el rumbo de su país –y de cierta manera del mundo- ante un grupo de sindicalistas y trabajadores que la economía estadounidense y por extensión también la mundial “empeorará”. Sí, empeorará bastante con o sin los millonarios paquetes de ayuda antes de mejorar. Y en este paso, tendrá que cambiar.<br />Estamos hablando de un trance histórico, estructural, sistémico, cuyas consecuencias serán más intensas que la pasada crisis asiática de inicios de la actual década. Unos efectos que podrían empujar el desempleo nacional a niveles no observados en los últimos veinte años. Consecuencias que pueden devastar el sistema económico y productivo nacional.<br /><br />Producción, ventas y desempleo<br />Al observar las estadísticas oficiales, éstas no dicen mucho. No muestran, en la superficie, motivos para la inquietud. Pero si se relacionan esos datos con otras informaciones, con eventos que parecen repetirse y amplificarse, como son los masivos despidos, es esperable ver un deterioro de todos los guarismos en el corto plazo.<br />Los indicadores del comercio muestran, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) un estancamiento de las ventas minoristas durante noviembre pasado. Pero si miramos las cifras de la Asociación Gremial de Supermercados, la percepción ha de cambiar. En noviembre las ventas en los supermercados cayeron, en promedio, un 5,5 por ciento. Pero al desglosar esta cifra se observa que las ventas de abarrotes bajaron un 4,4 por ciento, las de carnes y derivados un 7,1 por ciento en tanto las de lácteos y derivados cayeron un 17 por ciento. Solo los accesorios y otros artículos de consumo mantuvieron sus niveles de ventas. Tras mirar estos datos vemos que ha caído el consumo de alimentos básicos, lo que habla de la magnitud de una creciente crisis.<br />Si la caída en el consumo ya se observa en el alimento, aquellos sectores relacionados con bienes de consumo durable ya resienten todo el peso de la crisis. Las ventas de automóviles nuevos se han derrumbado hacia final del año pasado. Durante el último trimestre cayeron casi un 30 por ciento.<br />Un fenómeno similar puede verse en las estadísticas del INE. Existe un indicador de bienes durables, el que bajó en noviembre en casi un cinco por ciento, la mayor contracción desde la creación de esta variable en 2005. Entre los que se contraen está toda la línea blanca, electrodomésticos y electrónica. Para el INE, la interpretación es evidente: “Los consumidores continúan con una tendencia moderada al consumo, afectados principalmente por la incertidumbre económica y las mayores restricciones al consumo doméstico”.<br />Otros sectores también exhiben sus problemas. La industria manufacturera ha disminuido su producción y ventas, en tanto la construcción ya exhibe rasgos recesivos. A noviembre pasado los permisos de edificación habían caído más de un 50 por ciento, freno que tendrá efectos no sólo en el empleo directo sino en otros sectores proveedores de materiales de construcción. Durante ese mes, según datos de la Cámara Chilena de la Construcción, las ventas de inmuebles había caído más de un trece por ciento. Es el inicio del descenso. La crisis es imbricada y va relacionando sector con sector. Ya se observa una caída en los despachos de cemento y de hormigón, el que se contrajo en noviembre en un diez por ciento.<br />Las exportaciones también están en franco retroceso. Durante el año pasado entraron en un proceso de contracción, que en diciembre pasado había perdido casi un tercio del valor exportado un año atrás. Un proceso de deterioro que afecta a numerosos sectores de la producción, desde la minería, la pesca, la industria forestal, la fruticultura, las manufacturas.<br />La caída en el empleo es el peor indicador en tiempos recesivos. Y aun cuando los datos del INE no muestran un deterioro promedio del empleo, hay ciertos aspectos que sí son inquietantes. La tasa promedio nacional de desempleo se ubicó en 7,5 por ciento en noviembre pasado, prácticamente igual que un año atrás. Pero si se observa el número de desocupados, estos aumentaron en más de un seis por ciento respecto a noviembre del 2007. Durante el periodo registrado, más de 30 mil personas quedaron sin trabajo. No hay ninguna duda que ésta será la tendencia de los próximos meses.<br /><br />El “corralito” de las AFPs<br />Si hay un área de la economía y las finanzas chilena muy afectada por la crisis, son los fondos de pensiones de los trabajadores. Se trata de un drama social de efecto retardado, que detonará progresivamente. Un drama que el gobierno no ofrece solución. No la tiene y no la quiere tener. Hace unas semanas la misma Superintendencia de AFP entregó los resultados del año pasado. Los fondos de pensiones de los trabajadores se habían reducido en un 40 por ciento, una cifra que el Centro de Estudios Cenda había venido advirtiendo desde hacía ya más de un año. Una contracción de los ahorros que para algunos cotizantes ha significado perder 20, 30 o más millones de pesos. Literalmente, los ahorros de toda una vida entregados por los gobiernos de la Concertación al más perverso de los juegos financieros. Como si fuera una locura, una enfermedad.<br />Hacia el comienzo de la tercera semana de enero los fondos de pensiones de los trabajadores chilenos habían continuado su hundimiento. En los distintos mercados e instrumentos financieros, colocados en diferentes plazas bursátiles y mercantiles, estos fondos habían perdido más de 28 mil millones de dólares, o un 28 por ciento respecto al volumen que tenían en julio del año 2007, período cuando emerge la crisis de las subprimes. Una pérdida que al detalle es aún peor:: el fondo A, que coloca el total del capital en acciones, se redujo en un 43 por ciento, y el B, con una alta proporción de sus recursos también en renta variable, cayó un 33 por ciento. El C se recortó en un 22 por ciento y el D en más de un diez por ciento. Sólo el E ganó. Un 0,5 por ciento en el periodo. Este mismo ejercicio se realizó en octubre pasado. En estos tres meses, todos los fondos, con la excepción de E, han continuado con las pérdidas. <br /><br /><br />El año se viene. Un año que será memorable. Como las catástrofes. Como los terremotos.<br /><br />PAUL WALDER<br /><br /><br /><br /><br /><br /> </span></div><div class="blogger-post-footer">Paul Walder.Periodista chileno, que vive en Chile, licenciado en la Universidad Aut?noma de Barcelona. He trabajado en numerosos medios, escrito innumerables textos, columnas, art?culos y reportajes. </div>Paul Walderhttp://www.blogger.com/profile/12625215054086126725noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-11995170.post-14674782269043517832008-12-23T23:53:00.001-03:002008-12-24T00:00:46.510-03:00La rabia y su contagio global<a href="http://farm4.static.flickr.com/3240/2772778668_3c320b52d8.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 204px; CURSOR: hand; HEIGHT: 276px" alt="" src="http://farm4.static.flickr.com/3240/2772778668_3c320b52d8.jpg" border="0" /></a><br /><div align="justify"><span style="font-size:85%;">Alexandros Grigoropoulos. Ese era el nombre del chico muerto por una bala de la policía griega el sábado 6 de diciembre. Y tras su muerte, hoy bien lo sabemos, la revuelta, la insurrección, el repudio general, no solo a la policía, sino al gobierno, a la injusticia, a la corrupción. Al sistema. Grecia tambalea y expande su rabia por Europa, la filtra a través del mundo.<br /><br />Las intensas imágenes han ido de Atenas al mundo. Y han conmovido principalmente a Europa. Mientras las embajadas griegas amanecían aquella semana rodeadas por decenas de policías en las principales capitales europeas, centenares de jóvenes se reunían y protestaban en Madrid, Barcelona, y en Francia quemaban coches y contenedores de basura frente a los consulados griegos. La rabia, profunda, pero llevada también en la superficie, emerge con facilidad y se expresa como un múltiple y sentido enlace social. Lo hace como acción simbiótica estimulada a través de los medios de comunicación. Y no solo por los blogs, no solo por youtube, no por la web 2.0. El torrente avanza, se filtra por la porosidad de todos los grandes medios, de las cadenas de televisión más conservadoras, de los periódicos más establecidos. La rabia fluye. Contra el establishment de derecha, contra los gobiernos neoliberales y sus injusticias a través de sus propias herramientas.<br /><br />La Haine, el gran filme de 1995 sobre las revueltas juveniles en las barriadas francesas, tiene una breve pero muy intensa escena con los medios. Cuando se acerca un camión de la televisión a grabar a los chicos, estos responden a pedradas. Sin más. Ni hablar. La televisión, los periodistas, son una extensión más de los mismos poderes que oprimen. Una facción más del poder económico, del político, de la densidad ideológica. Son los medios, y los jóvenes no tienen duda alguna, una herramienta para el control social, como la policía, como los jueces.<br /><br />Pero, pese a todo, pese a sí mismos, aun con todos los matices, tendencias y manipulaciones posibles, la información más dura, más cruda, aquella que cruza los propios intereses de aquellos medios, no resiste ni matices ni hormas. Finalmente, gotea y salpica al resto de la comunidad. Cuando los trabajadores sindicalizados de Republic Doors and Windows de Chicago decidieron tomarse la empresa y reclamar al Bank of America, uno de los favorecidos por los billonarios rescates, reanudar las líneas de créditos para mantener la producción, esta acción colectiva, que fue noticia, convirtió la toma en un hecho simbólico de los tiempos que corren. Fue, dijo alguna prensa, como en los años treinta. El acto de la comunidad de trabajadores, afiliados en el sindicato nacional independiente United Electrical, Radio and Machine Workers of America (UE), uno de los más radicales y combativos del país, puso en la agenda un tema clave para estos días: el rescate al sector financiero no se ha traducido en un apoyo para las mayorías. En suma, podría decirse, una no reconocida lucha de clases –también en aquel país- se hace cada vez más evidente.<br /><br />Las protestas de los estudiantes secundarios chilenos es otro claro ejemplo de cómo una acción colectiva, pese a la manipulación y omisión concertada de los medios, logra filtrarse en diferentes sectores de la sociedad. En una conversación con este cronista, Jaime Díaz Lavanchy, el documentalista autor de La revolución de los pingüinos, comentó cómo la prensa desplegó todos sus esfuerzos para quebrar el movimiento. Y así recuerda: “El 3 de junio del 2006 la prensa dejó de apoyar a los estudiantes secundarios. Cuando percibieron que la protesta no iba sólo contra el gobierno de Bachelet, sino contra el sistema educacional. Aquel día Las Ultimas Noticias tituló “Cabros, no se suban por el chorro”. ¿Qué clase de noticia era ésa? Es un acto de lenguaje, que, según entiendo, es una orden, un imperativo. Al día siguiente, El Mercurio tituló “Con quiebre, los estudiantes enfrentan el paro de mañana”.<br /><br />Un esfuerzo que, sin embargo, ha resultado inútil. El movimiento de los secundarios, pese a no haber obtenido sus objetivos, ha logrado tal vez algo mucho más relevante: generar un movimiento estudiantil ampliado y traspasar el espíritu de combate hacia los trabajadores. El triunfo de la Anef el mes pasado, con decenas de miles de manifestantes en las calles de Santiago y Valparaíso, no puede ser más claro.<br /><br /><br />Todos estos casos podrían ser acciones acumulativas. No necesariamente como una fuerza combativa, pero sí como un antecedente, como parte de la memoria colectiva de los sectores más atentos, concientes, más sensibles políticamente. Ha quedado inscrito en la superficie. Y basta una chispa, como en Grecia, para estimular el malestar, detonar la rabia.<br /><br /><br />La creación de este fenómeno, global, inmediato, hay que agradecerlo, incluso, a la prensa más conservadora, aquella relacionada en la intimidad con los intereses económicos, con la consolidación del actual orden político. La amplificación de los medios, los recursos espectaculares, la magnificación de la violencia, son su propia trampa.<br /><br />PAUL WALDER</span></div><div class="blogger-post-footer">Paul Walder.Periodista chileno, que vive en Chile, licenciado en la Universidad Aut?noma de Barcelona. He trabajado en numerosos medios, escrito innumerables textos, columnas, art?culos y reportajes. </div>Paul Walderhttp://www.blogger.com/profile/12625215054086126725noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-11995170.post-65306785924020365092008-12-23T23:47:00.000-03:002008-12-23T23:48:28.322-03:00Farkas for president!<div align="justify"><span style="font-size:85%;">Leonardo Farkas no es sólo un fenómeno elaborado a través de los medios. No es un simple producto de la televisión. Tiene, sí, cierto lenguaje de los medios, su estética y su lógica. Farkas es, con más claridad, la personificación de un símbolo, un objeto de deseo, una variedad de héroe, el self-made-man, una tipología que recurre a cierto relato mítico, de la búsqueda del porvenir, de la suerte, del tesoro. De aquel aventurero que salió al Primer Mundo a buscar fortuna y regresó millonario. El mito del éxito, tal vez del esfuerzo, de la suerte. De la gloria.<br /><br /><br />Pero Leonardo Farkas es también parte del show business. Está hecho en los escenarios, en los sets de televisión. En los aplausos. El hombre orquesta, un actor de sí mismo, un personaje, en el más completo y complejo sentido de esa expresión: un intérprete. Farkas no es sólo Leonardo Farkas. Es la representación del millonario y sobre él, como personaje, gira su relato, su guión, que lo lleva a otros lugares, a otro sentido. Es un millonario, que parece un millonario, pero que no habla como los millonarios. Y menos como los grandes empresarios chilenos. Habla de la pobreza y de la riqueza. Y habla, en un lenguaje directo, extremadamente simple, de la distribución de la riqueza, de la injusticia. Es un millonario en la calle. Está, a parece estar, entre la gente.<br /><br />Allí radica parte de su gran fascinación. Porque se convierte a sí mismo en un personaje, el millonario, pero también lo coloca en sus límites: tanto en su discurso, por un lado amplificado, cruzado y densificado por el dinero, pero también desarmando al dinero como fin en sí mismo. Su donación de mil millones de pesos a la Teletón, la mayor en la historia de este evento, la explicó la noche siguiente como la realización de un sueño. Un sueño que también tiene complejas interpretaciones: es sin duda la culminación de un proceso empresarial propio, quizá de un sueño de éxito personal, que le ha permitido hacer esta donación, pero a la vez es también la expresión de una mirada que le quita el valor extremo que nuestra sociedad le otorga al dinero. Una mirada que ninguna empresa ni empresario está interesado en compartir.<br /><br />El tremendo impacto que han producido sus donaciones y su discurso social surge de la fusión de actitudes contrapuestas. Por un lado su fruición por el lujo extremo, y a la vez, su filantropía, expresada y comprobada con millonarias donaciones. Acciones que defiende con argumentaciones ligadas a una moral personal, a una ética social, las que están confrontadas con el interés empresarial gremial.<br /><br />Esta actitud de Farkas ha maravillado a parte de la ciudadanía porque reúne aspectos propios del deseo, del imaginario colectivo sobre el éxito y el dinero, con un cierto ideal, el que se expresa a través de un relato, un claro discurso ético. El personaje, que es el millonario en toda su profundidad, extensión y glamour, está construido, está creado, con la palabra, con el sermón. Como si su misión fuera buscar la redención. No la propia, porque él ya está redimido y glorificado, sino la de sus seguidores. De cierta manera, ha dicho que es posible ser como él es y hacer lo que él hace. Si muchos fueron como yo, dice, el mundo sería otro.<br /><br /><br />Felipe Lamarca, ex presidente de la Sofofa, en una entrevista en La Tercera alteró la tesis del desalojo, aquella levantada por el senador Allamand, que es el cambio desde la Concertación a la Alianza, por la del desahogo. Lo dijo por Farkas, porque “la gente está buscando alternativas a los actuales liderazgos. Sería bueno que surgieran muchos Farkas”. Es que la política, aunque no lo diga Lamarca sí lo esboza, no da para más. Por ello el encanto de Leonardo Farkas, que hoy de manera espontánea aparece nombrado como eventual candidato presidencial. Es como el grito desesperado, la necesidad que “alguien” nos salve de los políticos, de la actual política, que es la de los consensos, de la necesidad de lograr la gobernabilidad, de los equilibrios macroeconómicos, de la funcionalidad sistémica. De la política de las elites, de los compadres, de los arreglos entre las aquellas familias. La política zanjada entre pasillos, oficinas y salones.<br /><br />Farkas es un outsider en la política. Además de no saber nada de política, como lo ha reconocido, es también despreciado por el establishment político. Lo dijo con claridad en Animal Nocturno, el programa de Felipe Camiroaga. Pero la gente se pregunta si es necesario saber algo de política cuando son los políticos quienes no han hundido en esta desesperación, en esta desesperanza. Muy por el contrario, alguien que no sabe de política, pero capaz de expresar nuestro dolor, capaz de levantar un discurso desde la simplicidad y el sentido común, haría una mejor política. Es como decir ¡Cualquiera lo haría mejor!<br /><br />En la entrevista a La Tercera, el periodista le pregunta a Lamarca si la emergencia de nuevos y singulares líderes no llevan el riesgo de crear nuevos Fujimori. Tal vez, dice, pero vale siempre el riesgo. Nosotros también: cualquier remezón que conduzca a mayor reflexión, a una mayor transparencia y evidencia de la actual miseria de la política, será siempre deseada.<br /><br />PAUL WALDER<br /><br /><br /> </span></div><div class="blogger-post-footer">Paul Walder.Periodista chileno, que vive en Chile, licenciado en la Universidad Aut?noma de Barcelona. He trabajado en numerosos medios, escrito innumerables textos, columnas, art?culos y reportajes. </div>Paul Walderhttp://www.blogger.com/profile/12625215054086126725noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-11995170.post-70053130906253452542008-12-23T23:43:00.001-03:002008-12-23T23:45:26.918-03:00Tras los despojos de la crisis<div align="justify"><span style="font-size:85%;">Hay señales que son voluntades. Y en la cumbre del Apec (el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico) quedaron, si no selladas, sí bien expresadas. En aquel Foro celebrado en Lima, denunciado desde hace años por diversas organizaciones ciudadanas como uno de los cónclaves mundiales del neoliberalismo, así como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio. Pero hay algunas diferencias. Si recordamos las más últimas declaraciones de los altos funcionarios de estos organismos internacionales respecto a la crisis, vemos que ha habido un reconocimiento, una concesión intelectual a la cruda realidad. Tanto el estadounidense Robert Zoellick, presidente del BM como el francés Dominique Strauss-Kahn, del FMI, han admitido no sólo que el escenario es oscuro, sino que las relaciones económicas tenderán a variar. No es poco para organismo que pusieron en práctica en el mundo, y en Latinoamérica, las reformas estructurales que llevaron a la extensión y profundización del libre mercado.<br /><br />Pero Apec reacciona como si no existiera crisis. A diferencia de los otros organismos, este es un foro integrado por diversos países –les llaman economías- cuyos acuerdos no son vinculantes. Son declaraciones de intenciones, las que de una u otra manera se han cumplido. Especialmente aquellas que han profundizado el comercio. Porque el Foro de Apec es básicamente un espacio de mercaderes.<br /><br />Aquel fin de semana de noviembre los 21 líderes del Apec emitieron una declaración para abstenerse, por lo menos durante un año, de cualquier medida que impida el libre intercambio de inversiones, bienes y servicios. Para inhibirse de de aplicar acciones incompatibles con el estímulo de las exportaciones, todo ello ante el riesgo de un crecimiento económico más lento de la economía que podría generar alguna medida proteccionista que agravaría la actual crisis”.<br /><br />Una declaración, pero también una clara señal al sector privado transnacionalizado. Era una forma de decir que no se alterará el actual statu quo económico-normativo, que todas las condiciones negociadas en los acuerdos de libre comercio se mantendrán intactas, que lo consensuado en la OMC seguirá siendo la gran brújula para el comercio mundial. En otras palabras, que la pauta comercial neoliberal, que garantiza el libre flujo de mercancías, de inversiones y capitales se mantiene impoluta.<br /><br /><br />Eso es lo que Chile no sólo suscribió, sino que enfatizó. El Director General de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon), Carlos Furche, comentó entonces a este cronista que “uno de los ámbitos para enfrentar la crisis es el manejo de la coyuntura y al mismo tiempo rechazar cualquier tentación proteccionista. Más bien impulsar una agenda de liberalización comercial justamente en la dirección de proteger los empleos que están vinculados al comercio exterior, que en casi todas las economías aquí representadas son muy relevantes”.<br /><br />Furche dijo también: El ánimo que predominó en Apec “es que estamos en una situación difícil y que ningún país de manera independiente puede resolver la crisis como tampoco sus propios problemas derivados de esta crisis. Aquí se necesita un esfuerzo colectivo, cooperativo. Y en eso me parece que hay gran coincidencia en todos los representados”.<br /><br />Lo dijo el director de la Direcon y lo ratificó con creces la presidenta Michelle Bachelet. es que el libre comercio "ha sido positivo y en ese sentido yo diría que las declaraciones más fuertes van a ser en término de eso, de seguir propugnando el comercio abierto" y al mismo tiempo hacer "un claro llamado al no proteccionismo".<br /><br />La Mandataria señaló que esta reunión de APEC es relevante también para "asegurar que el comercio siga siendo una alternativa real para todos los países y poder tener nuevos mercados" y, en el caso de Chile, "poder sacar sus productos y por tanto, seguir originando riqueza y generando empleo, que es lo más importante de todo".<br /><br /><br />Pero el sello lo dio George W. Bush, que lanzó desde Lima una mensaje paradójico, lleno de contradicciones, absurdo. Apeló, rogó, una vez más, al libre mercado, pero a la vez dijo: "Es esencial que los gobiernos eviten la tentación de hacer correcciones excesivas mediante la imposición de regulaciones que sofoquen la innovación y estrangulen el crecimiento". Nadie le preguntó sobre qué opinión le merecían las “correcciones”, los planes de rescate, las estatizaciones de las empresas financieras estadounidenses. Si eso no es un tipo de proteccionismo, de qué protección, de qué intervención estatal se está hablando.<br /><br />Esta total contradicción –Bush dice que los rescate y las estatizaciones son para fortalecer el libre mercado- revela también el momento que pasa la ideología económica del libre mercado. Porque Apec fue el el “canto del cisne del fundamentalismo neoliberal”, como denominaron en Lima economistas peruanos. En declaraciones entregadas a la agencia Prensa latina, David Tejada, analista y consultor internacional, dijo que el documento “es el último coletazo de vida del discurso otrora hegemónico del agonizante paradigma neoliberal donde el mercado lo es todo y la inversión privada la maravilla que lo resuelve todo”.<br />Subrayó que la declaración constituye “el canto del cisne del fundamentalismo neoliberal”, que propugna más liberalismo frente a la crisis financiera mundial, aunque con regulaciones para los sistemas financieros.<br />Tejada añadió que los acuerdos que plantean la liberalización del comercio y las inversiones “son más de lo mismo, una vieja medicina ya fracasada que está llevando a la recesión a los países”.<br />Se trata, dijo, de “una declaración desfasada de la realidad emergente mundial”, y contraria a la tendencia creciente de los países sudamericanos, de lograr mayor autonomía, recuperar sus recursos naturales y actuar en bloque en el concierto internacional.<br />Pero Apec no es sólo un foro para declarar intenciones. Su fortaleza se basa en los tratados de libre comercio, actividad en la que Chile, durante los gobiernos de la Concertación, ha realizado con singular fruición. Y no cesa. Durante la reunión uno de los objetivos del gobierno chileno es ampliar el bloque denominado P4, formado, además de Chile, por Nueva Zelanda, Singapur y Brunei.<br />Estos tratados, desde el suscrito con Estados Unidos y la Unión Europea al firmado con China y otros países latinoamericanos, sí son normativos y vinculantes: sus cláusulas, especialmente las relativas a la protección de las inversiones y su no discriminación, y las relacionadas con el intercambio comercial, han de respetarse. El no cumplimiento de estas cláusulas contiene otras, las que apuntan a sanciones.<br />Chile, que se ufana de la apertura y la libertad de su economía, está atado y muy atado a estos numerosos acuerdos. Al haber apoyado la declaración del Apec se está comprometiendo a mantener todas y cada una de las cláusulas que aparecen en todos sus acuerdos de libre comercio. Se compromete a no hacer nada pese a la gravedad de la crisis. Y las consecuencias de esta postura ya la estamos padeciendo. Es la inacción.<br />Un ejemplo más que claro es lo que sucede con los fondos de pensiones, administrados en varios casos por empresas transnacionales. Al domingo 30 de noviembre la pérdida total de los fondos de pensiones desde el xxx de junio era de 27 mil millones de dólares, o casi el 30 por ciento del fondo. Una merma que en el caso del fondo A alcanza al 45 por ciento. Una catástrofe que aumenta día a día, pero que no existe para el gobierno, que no habla, no comenta. No reacciona. Y no lo hace porque los tratados de libre comercio dicen que no puede tocar las inversiones extranjeras.<br />La Enade, que es el cónclave que celebran anualmente los empresarios chilenos en Casapiedra, aclaró un poco más las fórmulas que baraja el gobierno –y, por cierto, los empresarios- para amortiguar la crisis. Recetas que van en consonancia con las lanzadas por el gobierno de Bush y el secretario del Tesoro Henry Paulson. En síntesis, planes de ayuda diseñados a la medida de la gran empresa.<br />Lo que salió de Enade no generó ninguna sorpresa. Los empresarios pidieron al gobierno rebajar el IVA –tras el aumento “provisorio” durante el gobierno de Ricardo Lagos- como medida de reactivación económica. La otra petición, cómo no, fue el antiguo deseo de flexibilizar el mercado laboral. Ante la demanda del IVA, que no es una idea descabellada porque favorece a todos los consumidores, al comercio y la producción, Hacienda dio un portazo.<br />Pero nada nuevo. Ante una crisis de carácter estructural, el gobierno chileno y el sector privado siguen reaccionando y aplicando las mismas y tradicionales fórmulas. Rebaja de impuestos, flexibilización laboral, más apertura comercial. En suma, más mercado, como si la solución estuviera otra vez en la liberación de los mercados, como si la crisis y la catástrofe no fuera una consecuencia de la extrema liberalización de la economía.<br /><br />Malas noticias<br />Pero este tipo de declaraciones no tienen ni tendrán ningún destino. La fuerza de la crisis crece cada día con impredecibles consecuencias sociales. La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), el organismo que reúne a los países más ricos del planeta, advirtió a finales de noviembre que las economías de sus estados miembros sufrirán una recesión, la que se traducirá en un aumento del desempleo en ocho millones de personas. En estas naciones habría para el 2009 unas 42 millones de personas sin trabajo. Un proceso de involución que ratifica la Organización Internacional del Trabajo (OIT): para el 2009, proyectó hacia fines del mes pasado, los 1.500 millones de asalariados en el mundo perderán su poder adquisitivo a través de una mayor inflación, de mayores tasas de desocupación y de recortes salariales.<br />Malas noticias, que para los países menos afortunados serán peores. Joseph Stiglitz, ganador del Premio Nobel de Economía en 2001, dijo hace poco más de una semana que la crisis financiera va a impactar “enormemente” a los países latinoamericanos, pese aque hoy en día estén mejor preparados para enfrentarla que hace diez años.<br />La Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL) también ha hecho sus evaluaciones y estima que durante el 2009 unos 15 millones de personas de la región caerán por debajo del umbral de la pobreza. Y lo mismo el PNUD. Rebeca Grynspan, directora de la oficina para Latinoamérica de esta institución, dijo que “el año que viene, el impacto social puede agravarse aún más si los gobiernos y la comunidad internacional no generan respuestas adecuadas y eficaces”. Las crisis, dijo, pueden afectar a los grupos más vulnerables de manera desproporcionada, teniendo consecuencias más graves para los pobres y los marginados”. Según datos oficiales, más de cien millones de personas en todo el mundo han caído sólo este año en la pobreza.<br />Rescates superan el costo de la II Guerra Mundial<br />Pese al drama económico y a la catástrofe humanitaria en ciernes, Estados Unidos, y no sólo este país, sigue apuntalando y rescatando a los grandes grupos financieros. Hacia la última semana de noviembre el saliente gobierno de Bush “rescató” al Citigroup y se hizo cargo de 306 mil millones de dólares de créditos en riesgo de pérdida del gigante financiero. Y como si fuera poco, dos días más tarde lanzó otro gigantesco plan de rescate. El mayor de todos. Esta vez por 800 mil millones de dólares. Según anunció entonces el gobierno, este plan busca aportar más liquidez, generar nuevos préstamos, en suma, rescatar “el libre mercado”. Un nuevo pase que suma lo impensable, lo indecible: más de cinco billones en 22 programas para rescatar la economía, y según algunos cálculos el total podría llegar a 7.5 billones, el equivalente de la mitad del PIB de Estados Unidos en 2007 o casi el doble del costo estadounidense de la Segunda Guerra Mundial. Un cálculo de ABC News también lleva al plan a sumas astronómicas: si llega a más de 7,5 billones de dólares, “sería más que los costos combinados del Plan Marshall, la compra de Luisiana, la guerra de Corea y la guerra de Vietnam y el presupuesto total desde sus inicios de NASA”.<br /><br />Cuál es la salida. Hay consenso en la necesaria intervención de la economía mundial, en que de este trance ningún país saldrá por sí solo, que se requiere, como ha dicho el mismo Stiglitz, una reformulación de toda la arquitectura financiera mundial. ¡Nada menos que un cambio total a nivel global!<br /><br />Pero las señales no parecen ir en ese sentido. Por lo menos no con la necesaria prisa. Los nombramientos que ha hecho Barack Obama para esta transición económica son figuras conocidas y renombrados neoliberales. Gente del gobierno de Clinton, expertos que ayudaron a liberalizar, a desregular la economía. Como el mismo futuro Secretario del Tesoro, Tim Geithner, presidente de la Reserva Federal de Nueva York, como Larry Summers, futuro director del Consejo Nacional Económico y ex secretario del Tesoro de Hill Clinton, como Paul Volcker, presidente de la FEd antes que Alan Greenspan, que encabezará el equipo de emergencia para encarar la crisis. Los nombramientos, realizados durante la última semana de noviembre, tal vez lograron el efecto deseado de calmar los mercados. Esa semana Wall Street recuperó unos diez puntos pese a pésimas noticias de la economía real.<br /><br /><br />Naomi Klein, en una muy reciente columna, intenta explicarse estos nombramientos. Y busca argumentos en la reacción que podría tener Wall Street. “Sabemos una cosa con certeza: que el mercado reaccionará con violencia a cualquier señal de que hay un nuevo sheriff en el pueblo que podría imponer regulaciones serias, invertir en la gente y suspender el dinero gratuito a las corporaciones. En pocas palabras, se puede confiar en que los mercados voten exactamente en el sentido contrario del que los estadounidenses acaban de hacerlo”.<br /><br />Y agrega: “Sospecho que la verdadera razón por la cual los demócratas hasta ahora han fracasado en tomar acción tiene menos que ver con el protocolo presidencial que con el miedo: miedo de que la bolsa de valores, que tiene el temperamento de un niño consentido de dos años de edad, hará otro de sus berrinches capaces de sacudir al mundo”.<br /><br />Pero tampoco, dice, hay que darle en el gusto en todo a Wall Street. Tampoco hay que temerle demasiado. “Pocos lo podrían culpar de una crisis que claramente comenzó antes o echarle la culpa por cumplir con los deseos del electorado. Mientras más se espere, sin embargo, más se diluyen las memorias. A la hora de transferir el poder de un régimen funcional y digno de confianza, todos favorecen una transición suave. Cuando se sale de una era marcada por la delincuencia y por una ideología en bancarrota, un poco de turbulencia al principio sería una muy buena señal.<br /><br />El columnista de La Jornada de México Alejandro Nadal también sostiene esta tesis. Es bueno un remezón. Llevar las cosas al extremo para, desde allí, comenzar a reconstruir.” Antes de mejorar, las cosas tendrán que empeorar”.<br /><br /><br /><br />PAUL WALDER</span></div><div class="blogger-post-footer">Paul Walder.Periodista chileno, que vive en Chile, licenciado en la Universidad Aut?noma de Barcelona. He trabajado en numerosos medios, escrito innumerables textos, columnas, art?culos y reportajes. </div>Paul Walderhttp://www.blogger.com/profile/12625215054086126725noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-11995170.post-51411404089287969832008-12-03T13:27:00.002-03:002008-12-03T13:30:52.472-03:00Las deudas, la desesperación y la muerte<div align="justify"><div style="FLOAT: right; MARGIN-BOTTOM: 10px; MARGIN-LEFT: 10px"><a title="photo sharing" href="http://www.flickr.com/photos/paulwalder/2845198985/"><span style="font-size:85%;"><img style="BORDER-RIGHT: #000000 2px solid; BORDER-TOP: #000000 2px solid; BORDER-LEFT: #000000 2px solid; BORDER-BOTTOM: #000000 2px solid" alt="" src="http://farm4.static.flickr.com/3117/2845198985_61f81ff989_m.jpg" /></span></a><br /><span style="MARGIN-TOP: 0px"><a href="http://www.flickr.com/photos/paulwalder/2845198985/"><span style="font-size:85%;">fragmentos III</span></a><br /><span style="font-size:85%;">Cargado originalmente por </span><a href="http://www.flickr.com/people/paulwalder/"><span style="font-size:85%;">Paul Walder</span></a></span></div></div><p align="justify"><span style="font-size:85%;">La muerte de Diego Schmidt-Hebbel se inscribe y se expande no sólo como un nuevo caso policial, sino como un evento que se hunde en el corazón de nuestra modernidad. En el centro de nuestras aspiraciones y de nuestros temores. En el foco, tan pálido, de nuestros fracasos. Un episodio, una trama cubierta, una coartada mal diseñada y peor realizada, estirada como una funda tosca, superficial, que no logra ocultar el desastre. Lo que quiso ser encubierto como un simple evento para abultar las estadísticas policiales se expresaba en toda su magnitud con el temible orden y semblante de un drama familiar representado en público de forma obscena. Pero lo trascendía: tras las huellas del crimen, en su origen, en sus motivos, aparecía de manera amplificada una representación social cuyos simbolismos nos han dejado helados. La violencia y la muerte convertida en el espejo de un deterioro social. La muerte, el crimen, como una extensión del mercado, como un negocio extremo de última hora.<br /><br />El domingo 9 de noviembre el titular de El Mercurio, espacio reservado generalmente para marcar la agenda política de la semana, la pasada o la venidera, desenmarañó parte del caso. En el centro de la portada simplemente decía: “El homicida de Diego habla desde la cárcel: Me sentí sobrepasado por las deudas”. Un dato que espejeó el crimen con nuestra dureza social, con nuestro convivir diario, con los márgenes, si es que los tiene, de nuestro sistema económico y social. Extendió el asesinato hasta sus orígenes, los que estaban, cual tragedia griega, trazados si no por la fatalidad de un destino clamado y reclamado por los dioses, sí tramado en la impúdica desnudez de nuestra compleja y perversa estructura social. Lo que El Mercurio revelaba no era un asalto más, como sí lo había tipificado e interpretado los días previos, sino un confuso tejido cruzado por la ambición, la desesperación, el rencor. Una compleja trama que abarcaba todos los matices morales y los lugares sociales, que se extendía desde la más completa inocencia –la de Diego y el sacrificio de su vida entregada cual inútil ofrenda al padre de su novia- hasta la espesa y evidente psicopatía de María del Pilar. Entre ellos, José Ruz, sicario torpe y sin vocación, movido, como él ha dicho, por la desesperación económica.<br /><br />Y en todos ellos, y también en todas las circunstancias, el error, la aberración, como el ineludible trazado del destino. No un hecho a contrastar, una oposición entre una víctima y un victimario. Porque no fue un asalto, como toscamente trató en un comienzo la prensa y algunos observadores al intentar una vez más anudar la trenza que une delincuencia y política, sino un crimen que impidió la reacción periodística sobre los estándares más conocidos. Un crimen por encargo –lleno de descuidos, de omisiones y torpezas- con motivos tan profundos y complejos, pero también tan escabrosamente básicos, que la prensa tuvo que establecer nuevos patrones para armar su escenografía y su espectáculo. Finalmente construyó, con todos los excesos, distorsiones y variaciones, un atípico culpable. Un condenado. Una culpable. La mala.<br /><br />Pero este otro guión está, como el anterior, también lleno de borrones y manchas. De más excesos y aberraciones. La procesada está llena de corrupciones y traumas, de miedos y odios. De debilidades. De fragilidad. De inconsistencia, de decadencias, de enfermedades. María del Pilar aparece como una mujer débil, delgada, protegida por un doméstico chal y hundida en una silla de ruedas. Y así recordamos…y la relacionamos: como un Pinochet, como un Paul Schaeffer ante sus jueces. Una procesada que actúa, que sobreactúa, en un comportamiento cercano a la ficción, al propio espectáculo televisivo. María del Pilar, que encarna a la mala de la teleserie, no habla, sino que gesticula, desafía, se ríe, se burla. ¡Está también ante las cámaras, está en la televisión! Pero como un nuevo gran error, María del Pilar, si no loca, es, o parece, una psicópata.<br /><br />El titular de El Mercurio con los días se desvanece, así como las otras ramificaciones del asesinato. La trama social de colapso económico que permitió el asesinato de Diego se enredó hasta quedar sólo el nudo. Aquel permanente y cristalizado nudo de las estadísticas criminales. Nada más deleznable que el crimen, dice la prensa. Es cierto. Pero también, dice, nada más lejano de la realidad. Los malvados, los delincuentes, aquellos sujetos, de los que habla esa prensa, pertenecen a un mundo propio, de extrañas apariciones. Un mundo de perversión, dice, repite día a día, que no tiene un verdadero contacto con la realidad. Aunque asesine, o robe, para saldar una deuda… con el banco.<br /><br />PAUL WALDER<br clear="all"></p></span><div class="blogger-post-footer">Paul Walder.Periodista chileno, que vive en Chile, licenciado en la Universidad Aut?noma de Barcelona. He trabajado en numerosos medios, escrito innumerables textos, columnas, art?culos y reportajes. </div>Paul Walderhttp://www.blogger.com/profile/12625215054086126725noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-11995170.post-46526193753080360372008-12-03T13:18:00.002-03:002008-12-03T13:24:18.457-03:00Fondos desfondados: colapso estructural del sistema de AFP<div align="justify"><a href="http://farm4.static.flickr.com/3126/2819629720_b556fb96d9.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 232px; CURSOR: hand; HEIGHT: 180px" alt="" src="http://farm4.static.flickr.com/3126/2819629720_b556fb96d9.jpg" border="0" /></a><br /></div><div align="justify"><a href="http://farm4.static.flickr.com/3126/2819629720_b556fb96d9_b.jpg"></a><span style="font-size:85%;">Las pérdidas de los fondos de pensiones de los trabajadores chilenos, administrados por firmas privadas, llegaban a 26.400 millones de dólares el lunes 17 de noviembre, guarismo -que ya no es posible denominarlo como fondo, suma o ahorro, sino como negación, error o, tal vez, desfalco- avanza diariamente en su deterioro. Con el paso de los días, las semanas y posiblemente los meses, este agujero medido hoy medido en dólares, sólo se ensancha. Desde el origen del reflujo financiero, medida señalada en la implosión de las hipotecas subprimes en julio del año pasado, el fondo de los trabajadores chilenos se ha reducido en un 27 por ciento. Y sigue perdiendo presión. Lo sigue haciendo a vista y paciencia del gobierno y de sus administradores privados. Y ante la impaciencia de sus dueños, los trabajadores.<br /><br />Las pérdidas son ingentes. Históricas. Además de individuales, además de empobrecer a la población, a los futuros pensionados, esta merma, que es un gran borrón, que comienza a perfilarse como una gran tachadura a todo lo hecho, pensado y hablado durante los últimos veinte años de religión neoliberal, se ha adherido a la economía chilena como uno de los mayores cortes de su historia. Como una herida, como un gran hueco lleno de distorsiones, de pérdidas. Como, citando al economista Aníbal Pinto, un nuevo episodio de nuestro frustrado desarrollo.<br /><br />Ya no hay duda de la magnitud de la actual crisis global. Sólo tiene un parangón en la de 1929, en tanto la controversia es si la supera. Un recuerdo también muy amargo para la historia de la economía chilena, que vivió en aquel entonces uno de los peores trances del mundo. Chile fue el país que peor resistió los efectos de aquella crisis mundial, y también fue el más endeble en la crisis más reciente de 1980. Bien podemos recordar la tasa de desempleo del 30 por ciento. Bien recordamos infames programas como el PEM y el POJH. La que hoy padecemos apunta a superar esta marca: Chile ya es una de las naciones del mundo más afectadas por la crisis.<br /><br />Y lo será aún más: si se hecha a andar la memoria económica, las más venales crisis de finales de la década pasada, como la asiática, rusa, brasileña y argentina, contrajeron el PIB chileno. Los anuncios para la que se gesta –no levantados por agoreros, sino hoy por las mismas autoridades políticas- podrían superar esas marcas. Y en ese trance se han inscrito las recientes movilizaciones de los empleados públicos, que buscan una necesaria protección para tiempos de crisis. El antecedente es muy reciente: la inflación del 2008 superó todas las proyecciones atadas el 2007; de una estimación de 5,5 por ciento ha subido casi a un diez por ciento, con la consiguiente pérdida en el poder adquisitivo de los trabajadores. Y si así fue para el año en curso, nada puede asegurar que otra vez las cifras se amplifiquen. Lo que ha demandado la ANEF era simplemente un reajuste real del 4,5 por ciento. El diez por ciento que falta, es solo la recuperación de lo perdido por la inflación.<br /><br />El problema, bien se sabe, no es solo un guarismo salarial. Es la crisis financiera mundial en plena maduración y sus efectos económicos y sociales locales. Es también su extensión y la reproducción de gestos y movilizaciones en otros sectores y gremios, los que se expresarán por necesidad y con seguridad. Lo que viene el 2009 no será fácil y tampoco será tranquilo. “Lo peor está por venir”, repiten ya dirigentes gremiales, políticos y funcionarios.<br /><br />Para el economista Orlando Caputo no hace falta esperar mucho: lo peor de la crisis ya está aquí. Chile es uno de los más afectados por la recesión. Por una parte, están las pérdidas de los fondos de pensiones –más de 25 mil millones de dólares-, por otra, las pérdidas de ingreso por exportaciones de cobre a los precios actuales (desde abril a la fecha el precio del metal ha caído desde casi cuatro dólares a 1,7). En un año, éstas también hacen un agujero de 25 mil millones de dólares. Si se suman ambos, el número que aparece, de 50 mil millones de dólares, equivale al 40 por ciento del PIB anual al tipo de cambio actual.<br /><br />Para dar una idea de la magnitud de las pérdidas chilenas, Caputo establece comparaciones: “Estas grandes pérdidas equivalen también a dos años del presupuesto total del Estado chileno y a diez años del presupuesto del Ministerio de Salud”. Y podrían ser mayores, porque “no consideran los impactos en los precios e ingresos de otros productos de exportación, así como el impacto de sectores que producen para el mercado interno y el impacto sobre el empleo”. Están las pérdidas crecientes y está también una legislación que impide alterar la situación. Un evento de mayor gravedad, afirma Caputo, “que el conocido corralito en Argentina, porque el corralito era transitorio y los dueños de los recursos, en un período de años, podían, aunque con pérdidas, retirar sus ahorros”.<br /><br />El Fondo A ha perdido casi la mitad de sus ahorros<br /><br />La Superintendencia de Administradoras de Fondos de Pensiones, institución que debiera cuidar los fondos y no administrar las pérdidas, lo que hace es informar sobre el fracaso del sistema. Así dice: "el valor de los Fondos de Pensiones alcanzó a 69.084 millones de dólares al 31 de octubre de 2008. Con respecto a igual fecha del año anterior, el valor de los Fondos disminuyó en 25.168 millones, equivalente a -26,7 por ciento." Ante esta cifra global, el economista de Cenda y experto en la materia Manuel Riesco, agrega lo que la superintendencia ha preferido silenciar: las escandalosas pérdidas de los fondos invertidos en acciones, los denominados A y B. Riesco dice que las pérdidas en doce meses al 30 de octubre del 2008 alcanzan a -45,07 por ciento, -34,18 por ciento, -22,5, -12,08 y -0,88 para los fondos A, B, C, D y E, respectivamente. ¡Las personas que han colocado sus ahorros en el fondo A han perdido prácticamente la mitad de capital!<br /><br />Desfalco para los trabajadores, pero gran negocio para los administradores. Riesco afirma que históricamente, desde la creación del sistema hasta el 2006, los administradores privados y las compañías de seguros, generalmente relacionadas con las AFPs, se han quedado con uno de cada tres pesos aportado por los trabajadores. ¿Cómo? Por ley, por comisiones y otras invenciones. Los otros dos pesos, dice Riesco, “se traspasaron en su mayor parte a unos pocos grupos económicos en Chile (solo doce grupos tienen en su poder la mitad de las inversiones en el país) y el resto lo apostaron a inversiones en renta variable en el extranjero”. Hoy pierden ese dinero a destajo. Un dinero que no es suyo. Ya hay una cuarta parte que nunca van a devolver, y en el caso del fondo A, se trata casi de la mitad. Y siguen perdiendo ese dinero sin pudor, sin decencia.<br /><br /><br />Los oficiantes del modelo, que van desde los ejecutivos de las AFPs, políticos de la derecha y de la Concertación, dirigentes empresariales, funcionarios gubernamentales, lo que han hecho es desinformar y mentir. A veces embozadamente. La gran mayoría, con absoluto descaro. Han dicho, le han dicho a los trabajadores próximos a jubilar, que se esperen. ¿A qué? ¿A quién? ¿A un alza mágica de las acciones? ¿Al mesías? ¿A la muerte?<br /><br />Lo que han perdido los fondos en poco más de doce meses es en algunos casos la mitad de lo acumulado durante toda la vida. Lo que ha tardado tanto tiempo no se resuelve, no se recupera en meses, ni tampoco en años. Un trabajador próximo a jubilar, que ha perdido la mitad de sus ahorros, tendría que esperar por lo menos una década para volver a llenar el fondo.<br /><br />Si se observa la evolución internacional en el precio de las acciones, donde transan y especulan los ejecutivos de las AFPs con los ahorros de los trabajadores chilenos, se puede detectar que esas afirmaciones son falsas. Es desinformación. Acaso, ilusiones.<br /><br />La principal plaza bursátil del mundo, que es Wall Street, ha tardado más de diez años en acumular ganancias, las que ha perdido en sólo uno. Es ésta la relación entre lo que sube y lo que baja, por tanto cualquier referencia a una rápida recuperación es un llamado a la magia.<br /><br />Hace más diez años atrás, hacia el segundo semestre de 1997, el Dow Jones, que es el indicador principal de Wall Street, marcaba un mínimo de 7.600 puntos. Desde entonces tuvieron que pasar diez años para que el índice alcanzara su máximo: en octubre del año pasado marcó la cifra mágica de 14.164 puntos. Un mes que quedó en la historia económica, porque desde entonces hasta octubre pasado, en apenas un año, el indicador cayó hasta los 8.100 puntos. Prácticamente ha perdido la mitad. Lo que ganó en una década lo ha perdido en un año.<br /><br />Hay numerosos indicios que nos colocan en los comienzos de este trance económico. Están las declaraciones de presidentes de los organismos internacionales, de jefes de Estado y de gobierno, de economistas, de inversionistas. Caputo, que ha seguido las crisis económicas desde 1980 en adelante, también afirma esa idea. “La crisis inmobiliaria en Estados Unidos, en los últimos meses se ha transformado en crisis de la economía mundial. Esta crisis es mucho más grave que las seis crisis anteriores. Estamos en su primera etapa. La crisis puede ser profunda y prolongada. Ningún rescate, aunque tan masivo como los de Estados Unidos, de Europa y el más reciente de China, han logrado restablecer la confianza de los empresarios y de los consumidores”.<br /><br />El colapso de los fondos ha sido un evento anunciado en diversas voces y palabras. Desde la década pasada varios especialistas han advertido sobre los riesgos de un sistema que cada día necesita de más especulación y riesgo extremo para subsistir. Es por este motivo que estimuladas por las mismas autoridades de gobierno las AFPs aumentaron progresivamente las inversiones en acciones, así como en el extranjero. Todas las debilidades del sistema, todos sus errores derivados del mismo diseño, forzaron la especulación y la apuesta bursátil. Para obtener una buena rentabilidad había que arriesgarse.<br /><br />Las mismas falencias del sistema –desde los malos salarios a los largos periodos sin cotizaciones- forzaron también la reforma previsional, aquel subsidio a todos los que no logren reunir la cantidad suficiente para una pensión mínima. El economista Marcel Claude nos recuerda los otros grandes males del sistema. “Cerca de un 60 por ciento de los trabajadores no tiene al día sus cotizaciones debido a la precariedad del empleo en Chile. Esto contribuye a que casi el 50 por ciento de los trabajadores no alcanzará a autofinanciar su pensión, equivalente al mínimo garantizado. Y, en muy corto plazo, el Estado deberá subsidiar más de la mitad de las pensiones”. Si ya antes de la crisis el modelo no lograba cumplir con el objetivo de otorgar una pensión digna -que permita al jubilado mantener su nivel previo de vida o no bajarlo de forma violenta- , la crisis ha convertido el problema en un drama. En una catástrofe.<br /><br />Un drama en todos sus aspectos, que al observar con mayor detenimiento aumenta. La gran mayoría de los afiliados tiene sus depósitos en los fondos más riesgos. Según los últimos datos publicados por la Superintendencia, el 13,8 por ciento estaba en el Fondo A, el 39,6 en el B y el 37 por ciento en el C. Más del 90 por ciento de los afiliados estaba en los fondos más riesgosos, aquellos con rentabilidades negativas del 41,3 por ciento, 31,8 y 21,2 por ciento. A la inversa, en el Fondo E, que ha caído apenas en un punto en el último año, sólo absorbe al 0,74 por ciento de los trabajadores.<br /><br />Manuel Riesco escribía en su blog una reflexión sobre la base de estas estadísticas. Llama la atención, “el elevado número de afiliados mayores de 55 años que tiene sus ahorros en los fondos más riesgosos: hay 9.014 afiliados de ese tramo de edad en el fondo A ¡más que en el E donde sólo hay 7.305! En otras palabras, más afiliados próximos a jubilar han perdido casi la mitad de sus ahorros en el A, que aquellos que los han puesto a buen recaudo en el E. Adicionalmente, hay 64.796 afiliados mayores de 55 años que han perdido un tercio de sus fondos en el B, y otros 246.958 que han perdido más de una cuarta parte en el fondo C”.<br /><br />Alquimia financiera<br /><br />¿Dónde está ese dinero? Es la pregunta sin respuesta y tiene que ver con la alquimia financiera, con la capacidad de crear dinero de la nada. Tiene que ver con la propia lógica financiera, con la especulación. Con ese misterio. Por tanto, podría decirse que quien entra en ese juego aceptó sus reglas, sus riesgos, que es tanto la ganancia como la pérdida. Como es en la bolsa, como es en el casino.<br /><br />Hay aquí una diferencia. El origen del sistema está adulterado. Es antidemocrático, autoritario. Fue una operación más de la dictadura para favorecer al sector privado y despojar de todo poder a los trabajadores. Como lo fueron todas las privatizaciones de los servicios públicos, traspasadas estos a precio de oferta a los funcionarios de régimen e instigadores del golpe de Estado, también y se hizo lo suyo con los ahorros de sus trabajadores.<br /><br />El afiliado fue forzado a incorporarse al sistema privado de pensiones y hoy, pese a todos sus errores y perversiones, es un rehén de él. Porque el sistema de AFP no fue diseñado para entregar una buena jubilación a los trabajadores. Fue diseñado para usar los ahorros de los afiliados en el sector privado, como afirma Riesco. El sistema de AFP es un efecto evidente de las reformas neoliberales, de las políticas desarrolladas por Hayek y Milton Friedman, por la escuela de Chicago. Un sistema que tenía como dogma –en Chile lo sigue teniendo- la contracción hasta la mínima expresión posible del aparato del Estado.<br /><br /><br />Se puede decir que esos fondos jamás existieron, que eran especulación, parte de la burbuja financiera mundial. Números, estadísticas, abultadas con fuerza durante los últimos años en perfecta sintonía con la orgía bursátil mundial. Una hinchazón, una ganancia no apoyada en el trabajo –recordemos que estos fondos son, originalmente, fruto del trabajo- sino en el lucro, la usura, la apuesta. Y ante este exceso, ante esta destemplanza económica, que hizo crecer los ahorros del trabajo como una burbuja –o también un tumor- no puede extrañarnos el actual colapso. Es parte del juego, es el riesgo.<br /><br />Ante este colapso, tan anunciado por tantos economistas no escuchados, es necesario mirar las bases del modelo, que desde su origen, desde su misma concepción, ha sido un error. Su incapacidad de otorgar una pensión decente –que no signifique una caída brusca en el nivel de vida del trabajador- aun en tiempos de bonanza financiera, lo ratifica. Un sistema obligado a correr los más extremos riesgos no puede sorprenderse de su fracaso. Era su destino.<br /><br /><br />Lo que se ha perdido es el trabajo. Es el pasado y también el futuro. Es la vida, medida en este caso como un bienestar, de las personas. Una culpa doble, que radica en la omisión del estado y en la intervención malvada de los privados.<br /><br /><br />El regreso de la cordura está en seguir el camino argentino. Traspasar los fondos al estado y restablecer un sistema público, como los que han operado en el mundo desde hace más de un siglo. Un sistema capaz de entregar pensiones claras, definidas, de por vida y decentes. Que la jubilación no signifique un cambio brusco en el modo de vida, que no signifique una catástrofe.<br /><br /><br />Manuel Riesco lo dice sin mayores rodeos: Los fondos de pensiones deben ser intervenidos de inmediato, para proceder a un repliegue ordenado a inversiones seguras en el país. “Las AFP han demostrado que no fueron capaces de hacerlo y la autoridad no hizo nada al respecto, muy por el contrario, estimuló a tomar más y más riesgos en medio de la crisis. Ellos deben responder por el inmenso daño que significa haber perdido en pocos meses una cuarta parte del fondo total, un 30% del fondo B y el 40% del fondo A. Suman 25.000 millones de dólares, equivalentes a dos tercios del presupuesto nacional y a siete años de cotizaciones previsionales. Millones de afiliados afectados tienen todo el derecho a exigir sanciones ejemplares por esta gigantesca irresponsabilidad”.<br /><br />PAUL WALDER</span></div><div class="blogger-post-footer">Paul Walder.Periodista chileno, que vive en Chile, licenciado en la Universidad Aut?noma de Barcelona. He trabajado en numerosos medios, escrito innumerables textos, columnas, art?culos y reportajes. </div>Paul Walderhttp://www.blogger.com/profile/12625215054086126725noreply@blogger.com