La necesaria desaparición del Partido Socialista
Nombrar lo real en el mundo de las representaciones y los simulacros puede parecer una nueva representación, un juego, un reflejo, un chiste. Porque la realidad, la más cruda realidad, reproducida, cubierta de retórica, de imágenes, de símbolos sobre otros símbolos, sólo puede ser asumida con espanto, con dolor. Incluso con una dosis de humor. Porque de tan reales, algunas cosas, esas cosas humanas, llegan a parecen no sólo espantosas o innombrables, sino absurdas.
Q.E.P.D, “de la inutilidad del partido socialista y de las razones que aconsejan hacerlo desaparecer” (el afilador, 2009) libro escrito por el militante PS Luis Casado, es una de esas miradas al centro de la realidad política. Ante esa cruda, pavorosa realidad, ante cuya descripción, inventario, disección, que nos deja atónitos, hemos optado por no mirar, y mantenernos en la falsedad. Porque de eso se trata el texto de Casado, de quitar toda la indumentaria retórica, todo el disfraz a una entidad política que ha sido pulverizada por la historia reciente. No sólo por la reacción y persecución tras el golpe de estado, sino principalmente por motu proprio. Más daño le hizo al PS su deleitoso abrazo al neoliberalismo que Pinochet.
Hablamos de falsedades, de imposturas, de símbolos, no vacíos, pero sí vaciados. Decenas, centenares, talvez millares de eventos y señales levantadas como evidencias por el autor. Tantas, que no queda duda: el PS no ha sido víctima de la dictadura sino de la corrupción, en todas sus acepciones, pero especialmente en el sentido del desgaste, de la alteración de su esencia hasta el punto de quedar irreconocible. De ser otro u otra cosa.
¿Qué tiene que ver el PS chileno de hoy en día con el pensamiento de Salvador Allende? Con quien estatizó la banca, realizó una reforma agraria, nacionalizó el cobre. Qué hace una fotografía de Allende en la sede de un partido cuyos gobernantes y funcionarios han promovido privatizaciones, divinizan al “libre mercado” como el “motor de la economía”, apoyan el lucro en la educación y a las transnacionales y persiguen al pueblo mapuche. Un partido que se resiste a cualquier propuesta seria y verdadera de cambio social.
El gran absurdo es que se trata de un partido llamado Socialista, un partido que estimula el neoliberalismo pero con la retórica y los simbolismos de un partido obrero, de trabajadores, de clase obrera, que canta la Marsellesa socialista. ¿Qué dice el PS sobre lucha de clases? ¿Sobre Marx, Lenin, Gramsci? El PS “pega en la mercancía que vende una etiqueta que no le corresponde: caballa por atún, gatos por liebres, consolidación de la institucionalidad dictatorial por transición a la democracia… neoconservadores por socialistas…”
Sin este PS –Casado extiende de manera tácita la invitación al resto de la Concertación- se elimina un gran obstáculo. Un estorbo para los movimientos sociales, que eleva sus cantos de sirena y su falsa indumentaria en cada elección. El PS es hoy el mejor muro de contención para los movimientos sociales levantado por las fuerzas de la reacción. Es una pieza más de la reacción, que contiene y a la vez engaña. “Porque el PS, en un solo empeño, niega la realidad y asesina los sueños, hunde los reencuentros y sabotea las resistencias”, dice el autor.
Un libro necesario para mirar la absurda e invertida realidad. “Un partido como aquel en que se ha transformado el partido socialista de Chile no sirve para nada. Solo su desaparición podría favorecer la emergencia de nuevas fuerzas portadoras de un proyecto innovador que, gracias a nuevas alianzas, permitiese ampliar el universo de lo posible”.
PAUL WALDER
Q.E.P.D, “de la inutilidad del partido socialista y de las razones que aconsejan hacerlo desaparecer” (el afilador, 2009) libro escrito por el militante PS Luis Casado, es una de esas miradas al centro de la realidad política. Ante esa cruda, pavorosa realidad, ante cuya descripción, inventario, disección, que nos deja atónitos, hemos optado por no mirar, y mantenernos en la falsedad. Porque de eso se trata el texto de Casado, de quitar toda la indumentaria retórica, todo el disfraz a una entidad política que ha sido pulverizada por la historia reciente. No sólo por la reacción y persecución tras el golpe de estado, sino principalmente por motu proprio. Más daño le hizo al PS su deleitoso abrazo al neoliberalismo que Pinochet.
Hablamos de falsedades, de imposturas, de símbolos, no vacíos, pero sí vaciados. Decenas, centenares, talvez millares de eventos y señales levantadas como evidencias por el autor. Tantas, que no queda duda: el PS no ha sido víctima de la dictadura sino de la corrupción, en todas sus acepciones, pero especialmente en el sentido del desgaste, de la alteración de su esencia hasta el punto de quedar irreconocible. De ser otro u otra cosa.
¿Qué tiene que ver el PS chileno de hoy en día con el pensamiento de Salvador Allende? Con quien estatizó la banca, realizó una reforma agraria, nacionalizó el cobre. Qué hace una fotografía de Allende en la sede de un partido cuyos gobernantes y funcionarios han promovido privatizaciones, divinizan al “libre mercado” como el “motor de la economía”, apoyan el lucro en la educación y a las transnacionales y persiguen al pueblo mapuche. Un partido que se resiste a cualquier propuesta seria y verdadera de cambio social.
El gran absurdo es que se trata de un partido llamado Socialista, un partido que estimula el neoliberalismo pero con la retórica y los simbolismos de un partido obrero, de trabajadores, de clase obrera, que canta la Marsellesa socialista. ¿Qué dice el PS sobre lucha de clases? ¿Sobre Marx, Lenin, Gramsci? El PS “pega en la mercancía que vende una etiqueta que no le corresponde: caballa por atún, gatos por liebres, consolidación de la institucionalidad dictatorial por transición a la democracia… neoconservadores por socialistas…”
Sin este PS –Casado extiende de manera tácita la invitación al resto de la Concertación- se elimina un gran obstáculo. Un estorbo para los movimientos sociales, que eleva sus cantos de sirena y su falsa indumentaria en cada elección. El PS es hoy el mejor muro de contención para los movimientos sociales levantado por las fuerzas de la reacción. Es una pieza más de la reacción, que contiene y a la vez engaña. “Porque el PS, en un solo empeño, niega la realidad y asesina los sueños, hunde los reencuentros y sabotea las resistencias”, dice el autor.
Un libro necesario para mirar la absurda e invertida realidad. “Un partido como aquel en que se ha transformado el partido socialista de Chile no sirve para nada. Solo su desaparición podría favorecer la emergencia de nuevas fuerzas portadoras de un proyecto innovador que, gracias a nuevas alianzas, permitiese ampliar el universo de lo posible”.
PAUL WALDER