WALDERBLOG - "El desvío de lo real"

sábado, agosto 06, 2005

Cantidad no es calidad


Un informe elaborado por el Consejo Nacional de Televisión (CNTV), denominado Barómetro de Calidad de Noticiarios centrales de la TV Abierta, reveló lo que cualquier espectador más o menos concentrado ya había descubierto. El análisis de contenido realizado por el CNTV, que se basa en un vaciado de las notas de los informativos, su cuantificación y segmentación, concluyó que la temática con mayor presencia en los telediarios es la deportiva, con un 27,1 por ciento del total, seguida por los casos policiales y de tribunales, con un 19,7 por ciento. Ambos ámbitos concentran el 46,9 por ciento del tiempo total dedicado a noticias, lo que les otorga un sesgo y una responsabilidad no irrelevante en la construcción de nuestra realidad social. La TV genera una imagen social apoyada en dos opuestos, crea una realidad que funciona como una antinomia: por un lado el terror urbano, que es también desintegración social; por otra parte, el fútbol, presentado como símbolo de integración nacional.
El otro ámbito con alta presencia es el político, con el 11,8 por ciento del tiempo informativo. Con menor cobertura aparecen temas relacionados con la sociedad civil, como Salud (4,9 por ciento), Educación (1,9), Problemáticas Sociales (dos por ciento), Trabajo (1,3) y Medio Ambiente (1,2 por ciento). La farándula, que es profusa en otros espacios de la televisión, tiene en los informativos un escaso uno por ciento del tiempo.
La enorme diferencia que podemos observar entre el deporte, que es básicamente fútbol y tenis, y los casos policiales comparados con informaciones relacionadas con materias como salud y educación, refleja en términos cuantitativos el carácter de nuestra televisión, muy bien adaptada a las demandas de la audiencia y los avisadores y muy poco inspirada en interpretar la complejidad social, la que, por cierto, no se reduce a la delincuencia y el fútbol.
El CNTV destaca que un 45,2 por ciento de las notas periodísticas incluye tres o más fuentes, “lo que demuestra un esfuerzo de los canales por aportar más voces a la discusión. Sólo un 6,1 de las notas no presentó fuentes, las que en su gran mayoría corresponden a noticias breves”. Sin embargo, las apariencias, como reza el refrán, a veces engañan. La multiplicidad de voces no refleja, necesariamente, diversidad de opiniones o la generación, y aún menos la instalación, de nuevas ideas.
El informe afirma que son los ciudadanos los actores sociales con mayor acceso a vocerías en los informativos, los que tienen aproximadamente el 21 por ciento del total de las fuentes. Ellos, sin embargo -matiza el informe- están ligados en un 40 por ciento a casos policiales, lo que nos lleva a señalar que se trata de víctimas o testigos de acciones delictivas. “Luego marcan especial presencia los “deportistas” y “dirigentes deportivos”, con un 19,9 por ciento, y en menor escala, “gobierno central”, con 12,6, “profesionales y expertos”, con un 11,5 y “políticos y parlamentarios”, con un 8,8 por ciento. En el caso de las organizaciones civiles, sindicales y estudiantiles se observó sólo una presencia de uno por ciento”.
La disímil presencia de las distintas fuentes es otro claro indicador de las tendencias informativas de la televisión chilena. Cuando observamos que una alta proporción de la presencia de “ciudadanos” aparece en ámbitos policiales, podemos decir que la TV recurre a ellos como víctimas o meros observadores, los que los aleja de la categoría de verdaderos actores sociales relevantes.
Que los deportistas y dirigentes deportivos tengan más presencia que actores gubernamentales o políticos, es un dato, pero otro aún mayor es que prácticamente no exista en la televisión la sociedad civil, aquella representada por organizaciones civiles, sindicales o estudiantiles. La nula representación de la sociedad organizada –que cobra evidencia con el análisis de contenido del CNTV- es enmascarada por la presencia de la “ciudadanía”, principalmente en los casos policiales, estrategia mediática útil para silenciar cualquier discurso de carácter político que provenga desde la sociedad civil. Lo que aparece como representantes de la sociedad son sujetos aislados e inofensivos, incapaces se articular un relato que abarque más que un testimonio. En suma, no son fuentes válidas, sino que elementos funcionales, tanto o tal vez menos que una buena imagen, a la estructura dramática de la crónica. No aportan nada –en realidad le restan- a la información y al conocimiento de las percepciones sociales.