Concentración de mercados: más agua para el mismo molino
La rebeldía de las cadenas de farmacias para vender el fármaco de anticoncepción de emergencia Postinor 2 (levonorgestrel) ha sido una última y ruidosa vuelta de tuerca en el proceso de concentración de la propiedad y de los mercados. La actuación concertada entre dos sectores económicos –en este caso la distribución farmacéutica y algunos medios de comunicación- han insertado nuevamente este polvoriento debate en el centro de la agenda con el objetivo de frenar las políticas sanitarias. Un propósito impulsado desde la sombra por grupos ultraconservadores con alta capacidad de influencia y presión, que, en esta ocasión, y pese a su aparente poder, se ha estrellado no sólo con uno de los ejes más sólidos de este gobierno en cuanto a políticas públicas, sino con una sociedad muy poco interesada en oír y seguir las causas de los grupos fundamentalistas. Una encuesta realizada por el diario La Tercera y publicada el domingo 4 de noviembre reveló que más del 50 por ciento de los padres y madres estarían dispuestos a proporcionar la Píldora del Día Después a una hija menor en caso de ser necesario.
La rápida concertación entre las farmacias, que habrían sido amenazadas con acciones legales y pecuniarias por estas ligas conservadoras, y el diario El Mercurio, caja de resonancia de estos grupos, ha sido posible por la evidente concentración de los mercados y la información. A las tres cadenas farmacéuticas –Farmacias Ahumada, Cruz Verde y Salcobrand- que controlan más del 90 por ciento de las ventas del sector, y a un periódico que domina aproximadamente el 50 por ciento de la venta y la lectura y casi el 80 por ciento de la publicidad en diarios, no les ha resultado difícil instalar la polémica y acusar al gobierno de cursar multas a quienes no venden -por libertad de conciencia, dicen- el anticonceptivo. Un problema que cruza no sin opacidad aspectos comerciales e ideológicos ha sido levantado como problemática nacional. Sólo con una extrema concentración del mercado y de la información ha sido posible colocar esta campaña en portada y en el debate público. El poder corporativo, tanto en el comercio como en los medios de comunicación, impugna y desprestigia una política pública. Una vieja estrategia, esta vez llevada a un nuevo extremo.
La concentración en un mercado, que apunta en no pocos casos a prácticas monopólicas o de oligopolio, tiene relación con el número de actores en el sector y con sus barreras de entrada. Aquellos mercados que impiden o hacen extremadamente difícil el ingreso de nuevos actores son muy poco competitivos, por lo que derivan en una alta concentración, la que es perjudicial para los consumidores. Hay un uso abusivo del poder de mercado que detentan estos pocos actores, lo que se traduce generalmente en precios altos o en el tipo de productos ofrecidos, que en el caso de los medios, se trata de una información oblicua. Una distorsión difícil de corregir, porque ¿quién puede hoy en día entrar a competir con El Mercurio o con las cadenas farmacéuticas?
Cuando menos empresas compiten en un mercado es más fácil una colusión entre ellas, tanto respecto a los precios, a las condiciones de venta, a las relaciones con sus proveedores o al tipo de producto. Se trata de un fenómeno bastante usual, que durante los últimos años y meses ha estado en la mira de la Fiscalía Nacional Económica (FNE), organismo independiente que ha declarado advertencias, sugerencias, emitido sanciones y ha impedido algunas operaciones que apuntan a aumentar la distorsión y concentración de mercados. La FNE y el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC), que difícilmente pueden cambiar la actual y ya consolidada estructura oligopólica de la mayoría de los mercados, sí han frenado este año la compra del supermercado Unimarc por Cencosud (dueño de Jumbo y Santa Isabel) y han restringido la fusión, también en el rubro de los supermercados, entre Falabella (dueña de Tottus) y D&S (propietaria de Líder y Ekono). Se trata de un par de pequeños diques, los que, sin embargo, no alteran el torrente de las fusiones y adquisiciones corporativas.
La distorsión y discriminación que ha generado la excesiva concentración de los mercados es tan evidente que en el último congreso de la Democracia Cristiana fue ésta una de las materias de reflexión y debate. El cónclave acordó establecer mecanismos para fortalecer los organismos antimonopolios para evitar que la concentración continúe perjudicando a los consumidores, a las pymes y a los trabajadores.
Son profusos los sectores que operan bajo altos niveles de concentración, que no sólo perjudica a los consumidores y competidores pequeños, sino también a todos los actores más débiles de la industria, como las pymes, y a los trabajadores: las fusiones y adquisiciones conllevan una reducción de las plazas laborales tanto en la misma empresa fusionada como en la desaparición, mediante quiebras, de aquellos puestos de trabajo de los desplazados del mercado.
El proceso de concentración de la propiedad y los mercados – una de las causas de la extrema desigualdad en la distribución de la riqueza- tiene efectos perjudiciales tan evidentes y hasta el momento tan cristalizados, que será difícil de revertir pese a los esfuerzos de los organismos que cautelan la competencia y el libre mercado. El daño está hecho. Aun así, durante los últimos meses estos organismos han emitido no sólo declaraciones y sanciones orientadas a las operaciones comerciales de múltiples sectores, sino que han elaborado informes y estudios. Más que cambiar el estado de las cosas, con estos trabajos ha quedado bien subrayado el perjuicio, a los consumidores, a los trabajadores, a los competidores y a la economía en general, que contiene el proceso de concentración de la propiedad y los mercados.
Farmacias y discriminación
La FNE recibió el mes pasado una solicitud para investigar el mercado de la distribución de medicamentos controlado por las cadenas Ahumada, Cruz Verde y Salcobrand. La presentación ante la Fiscalía la hizo Raúl Alvarez, presidente la Asociación de Dueños de Farmacias Independientes, organismo que reúne a las 530 boticas pequeñas, de barrio y de pueblo que quedan en el país, de las cuales unas 300 están prácticamente quebradas. En declaraciones a Radio Cooperativa, Alvarez dijo que entre el 95 y el 97 por ciento del mercado está dividido en estas tres grandes manos, “con un poder de negociación tan formidable, que los laboratorios han perdido la propiedad de sus propias empresas”. Este poder dominante, explicó Alvarez, les coloca en una posición favorable en cuanto a descuentos ante los proveedores, categoría que no gozan las farmacias independientes, que han de competir en desigualdad de condiciones. La concentración genera una fuerte discriminación en este mercado.
Supermercados y alzas de precios
Como hemos citado, el TDLC impugnó hace unas semanas la compra de la cadena de supermercados Unimarc por el grupo Cencosud, cadena que ha sido adquirida por el grupo del empresario Alvaro Saieh. Cencosud, que actualmente tiene el 29 por ciento del mercado hubiese aumentado su participación a un 32 por ciento, acercándose a D&S, que controla un 34 por ciento. Estos dos grandes consorcios ostentan el 63 por ciento de las ventas del sector, lo que les otorga una posición de evidente dominio sobre el resto de los actores.
La otra operación que los organismos de la libre competencia están evaluando es la fusión entre D&S y Falabella, propietaria de los supermercados Tottus. Esta gran unión daría origen a un gigante de proporciones continentales, con ventas por 7.500 millones de dólares anuales, utilidades por más de 450 millones y una valoración de 16 mil millones. Un consorcio del retail que no sólo tendría efectos en el comercio, sino también en operaciones financieras, las que controla mediante las tarjetas CMR y Presto.
Para argumentar la oposición a esta operación la FNE presentó un informe que elaboró el economista Aldo González. En explicaciones a El Mostrador, González dijo: S”i usted observa la evolución de precios de alimentos verá que efectivamente estos se reducen en términos reales el 2004, pero luego el 2005 suben significativamente, fenómeno que se repite el 2007”. Hay, según el economista y la FNE, un impacto en los precios de los alimentos, lo que es perjudicial no sólo para los consumidores, sino para la economía en su conjunto.
El informe “Análisis Económico de la Industria de Supermercado”, presentado por la FNE ante el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC), incluyó también un estudio de percepción de 55 proveedores de los supermercados que trabajan con las cadenas de D&S y Cencosud. “Una vez que las principales cadenas logran dominar los mercados locales y su crecimiento comienza a generar una mayor concentración a este nivel, el efecto sobre los precios es opuesto” señaló el estudio.
“Para el consumidor final, los presuntos beneficios de una mayor concentración en la industria supermercadista son, a lo menos, cuestionables. Las operaciones de concentración han sido seguidas primero de una desaceleración de la caída de los precios observada anteriormente y luego de alzas de precios” explica el análisis.
González apunta también a otro efecto nocivo de la concentración: “Es posible afirmar que los supermercados financian su capital de trabajo mediante un mecanismo de créditos sin intereses, otorgados forzosamente por sus proveedores con menor poder de negociación". Conocida es la imposición de condiciones de compra, las que toman cuerpo a través de pagos fragmentados a 30, 60 y 90 días sin intereses. Una situación que impulsa a los proveedores más pequeños a buscar financiamiento en la banca.
Tarjetas CMR y Presto
Junto con el retail, el mercado de las tarjetas de crédito ofrece también numerosas zonas oscuras, las que la fusión entre CMR y Presto podría opacar aún más. Enrique Vergara, el Fiscal Nacional Económico, ha señalado que “en esta materia nuestro análisis revela que es un mercado bastante poco transparente en donde el consumidor no sabe bien cuanto paga y que por la integración que se da entre retail y tarjeta de crédito es propicio para que se den prácticas excluyentes entre otros medios de pagos, por lo tanto, en nuestra opinión, en caso de que se enajenaran las dos cadenas de supermercados igualmente habría que tomar medidas de resguardo en relación al mercado de las tarjetas para evitar que se discrimine otro medio de pago y para fomentar la transparencia al consumidor para que sepa cuánto está pagando con ese crédito”.
Si se consideran las colocaciones brutas en créditos de consumo que mantienen las compañías, entre Banco Falabella, CMR y la tarjeta Presto, su participación de mercado en esta área del crédito pasa a bordear el 13 por ciento del total. En cuanto a intereses, los consumidores están pagando una tasa máxima anual de un 40,8 por ciento en el caso de Falabella y de un 48,9 con Presto, esta última, la más alta del mercado.
AFP: peor imposible
Una alta concentración tiene también el mercado de los fondos de pensiones. Sólo Provida (del BBVA) tiene el 41,7 por ciento de los afiliados, y las dos mayores AFPs, Provida y Habitat, controlan el 66 por ciento. La fusión entre las AFPs Santa María (de ING) y Bansander generará una institución con aproximadamente el 24 por ciento de los afiliados. Pese a ello, a un nuevo avance en la concentración de este sector, las autoridades de la libre competencia no han impugnado la operación aun cuando tampoco la han elogiado. La explicación entregada es que las condiciones del mercado son ya tan poco favorables en cuanto “elimina incentivos competitivos tanto para los actuales operadores como a los potenciales entrantes, que “difícilmente una mayor concentración empeorará estas condiciones”.
Isapres y colusión
Si es así con las AFPs, algo muy similar sucede con las isapres. Tres de ellas, Banmédica, Consalud e ING Salud controlan casi el 70 por ciento del mercado, lo que facilita prácticas de colusión. Es así como hace un par de meses terminó un largo proceso iniciado por la FNE que acusó a las isapres Banmédica, Vida Tres, Consalud, Colmena e ING salud de colusión para disminuir las coberturas de los planes desde un cien por ciento en prestaciones hospitalarias y 80 por ciento en coberturas ambulatorias a una combinación entre un 90 y un 70 por ciento. Pese a los aparentes antecedentes, el TDLC rechazó las acusaciones de la FNE y liberó de cargos a las instituciones.
Pese a estos pequeños obstáculos, el proceso avanza con fuerza. Nada más recordar que a partir del primer día del año entrante una nueva fusión comenzará a operar en el sector financiero. Con la nueva operación, el Banco de Chile pasará del 18 por ciento del mercado de las colocaciones a un 20 por ciento, sólo superado levemente por el Santander, que tiene un 21,8 por ciento y ostenta el primer lugar. Tras la fusión, estos dos bancos concentrarán el 41,8 por ciento del mercado, un sector de por sí altamente concentrado: los cuatro principales bancos tienen casi el 70 por ciento del mercado financiero chileno, el que está compuesto por más de 20 instituciones.
La rápida concertación entre las farmacias, que habrían sido amenazadas con acciones legales y pecuniarias por estas ligas conservadoras, y el diario El Mercurio, caja de resonancia de estos grupos, ha sido posible por la evidente concentración de los mercados y la información. A las tres cadenas farmacéuticas –Farmacias Ahumada, Cruz Verde y Salcobrand- que controlan más del 90 por ciento de las ventas del sector, y a un periódico que domina aproximadamente el 50 por ciento de la venta y la lectura y casi el 80 por ciento de la publicidad en diarios, no les ha resultado difícil instalar la polémica y acusar al gobierno de cursar multas a quienes no venden -por libertad de conciencia, dicen- el anticonceptivo. Un problema que cruza no sin opacidad aspectos comerciales e ideológicos ha sido levantado como problemática nacional. Sólo con una extrema concentración del mercado y de la información ha sido posible colocar esta campaña en portada y en el debate público. El poder corporativo, tanto en el comercio como en los medios de comunicación, impugna y desprestigia una política pública. Una vieja estrategia, esta vez llevada a un nuevo extremo.
La concentración en un mercado, que apunta en no pocos casos a prácticas monopólicas o de oligopolio, tiene relación con el número de actores en el sector y con sus barreras de entrada. Aquellos mercados que impiden o hacen extremadamente difícil el ingreso de nuevos actores son muy poco competitivos, por lo que derivan en una alta concentración, la que es perjudicial para los consumidores. Hay un uso abusivo del poder de mercado que detentan estos pocos actores, lo que se traduce generalmente en precios altos o en el tipo de productos ofrecidos, que en el caso de los medios, se trata de una información oblicua. Una distorsión difícil de corregir, porque ¿quién puede hoy en día entrar a competir con El Mercurio o con las cadenas farmacéuticas?
Cuando menos empresas compiten en un mercado es más fácil una colusión entre ellas, tanto respecto a los precios, a las condiciones de venta, a las relaciones con sus proveedores o al tipo de producto. Se trata de un fenómeno bastante usual, que durante los últimos años y meses ha estado en la mira de la Fiscalía Nacional Económica (FNE), organismo independiente que ha declarado advertencias, sugerencias, emitido sanciones y ha impedido algunas operaciones que apuntan a aumentar la distorsión y concentración de mercados. La FNE y el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC), que difícilmente pueden cambiar la actual y ya consolidada estructura oligopólica de la mayoría de los mercados, sí han frenado este año la compra del supermercado Unimarc por Cencosud (dueño de Jumbo y Santa Isabel) y han restringido la fusión, también en el rubro de los supermercados, entre Falabella (dueña de Tottus) y D&S (propietaria de Líder y Ekono). Se trata de un par de pequeños diques, los que, sin embargo, no alteran el torrente de las fusiones y adquisiciones corporativas.
La distorsión y discriminación que ha generado la excesiva concentración de los mercados es tan evidente que en el último congreso de la Democracia Cristiana fue ésta una de las materias de reflexión y debate. El cónclave acordó establecer mecanismos para fortalecer los organismos antimonopolios para evitar que la concentración continúe perjudicando a los consumidores, a las pymes y a los trabajadores.
Son profusos los sectores que operan bajo altos niveles de concentración, que no sólo perjudica a los consumidores y competidores pequeños, sino también a todos los actores más débiles de la industria, como las pymes, y a los trabajadores: las fusiones y adquisiciones conllevan una reducción de las plazas laborales tanto en la misma empresa fusionada como en la desaparición, mediante quiebras, de aquellos puestos de trabajo de los desplazados del mercado.
El proceso de concentración de la propiedad y los mercados – una de las causas de la extrema desigualdad en la distribución de la riqueza- tiene efectos perjudiciales tan evidentes y hasta el momento tan cristalizados, que será difícil de revertir pese a los esfuerzos de los organismos que cautelan la competencia y el libre mercado. El daño está hecho. Aun así, durante los últimos meses estos organismos han emitido no sólo declaraciones y sanciones orientadas a las operaciones comerciales de múltiples sectores, sino que han elaborado informes y estudios. Más que cambiar el estado de las cosas, con estos trabajos ha quedado bien subrayado el perjuicio, a los consumidores, a los trabajadores, a los competidores y a la economía en general, que contiene el proceso de concentración de la propiedad y los mercados.
Farmacias y discriminación
La FNE recibió el mes pasado una solicitud para investigar el mercado de la distribución de medicamentos controlado por las cadenas Ahumada, Cruz Verde y Salcobrand. La presentación ante la Fiscalía la hizo Raúl Alvarez, presidente la Asociación de Dueños de Farmacias Independientes, organismo que reúne a las 530 boticas pequeñas, de barrio y de pueblo que quedan en el país, de las cuales unas 300 están prácticamente quebradas. En declaraciones a Radio Cooperativa, Alvarez dijo que entre el 95 y el 97 por ciento del mercado está dividido en estas tres grandes manos, “con un poder de negociación tan formidable, que los laboratorios han perdido la propiedad de sus propias empresas”. Este poder dominante, explicó Alvarez, les coloca en una posición favorable en cuanto a descuentos ante los proveedores, categoría que no gozan las farmacias independientes, que han de competir en desigualdad de condiciones. La concentración genera una fuerte discriminación en este mercado.
Supermercados y alzas de precios
Como hemos citado, el TDLC impugnó hace unas semanas la compra de la cadena de supermercados Unimarc por el grupo Cencosud, cadena que ha sido adquirida por el grupo del empresario Alvaro Saieh. Cencosud, que actualmente tiene el 29 por ciento del mercado hubiese aumentado su participación a un 32 por ciento, acercándose a D&S, que controla un 34 por ciento. Estos dos grandes consorcios ostentan el 63 por ciento de las ventas del sector, lo que les otorga una posición de evidente dominio sobre el resto de los actores.
La otra operación que los organismos de la libre competencia están evaluando es la fusión entre D&S y Falabella, propietaria de los supermercados Tottus. Esta gran unión daría origen a un gigante de proporciones continentales, con ventas por 7.500 millones de dólares anuales, utilidades por más de 450 millones y una valoración de 16 mil millones. Un consorcio del retail que no sólo tendría efectos en el comercio, sino también en operaciones financieras, las que controla mediante las tarjetas CMR y Presto.
Para argumentar la oposición a esta operación la FNE presentó un informe que elaboró el economista Aldo González. En explicaciones a El Mostrador, González dijo: S”i usted observa la evolución de precios de alimentos verá que efectivamente estos se reducen en términos reales el 2004, pero luego el 2005 suben significativamente, fenómeno que se repite el 2007”. Hay, según el economista y la FNE, un impacto en los precios de los alimentos, lo que es perjudicial no sólo para los consumidores, sino para la economía en su conjunto.
El informe “Análisis Económico de la Industria de Supermercado”, presentado por la FNE ante el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC), incluyó también un estudio de percepción de 55 proveedores de los supermercados que trabajan con las cadenas de D&S y Cencosud. “Una vez que las principales cadenas logran dominar los mercados locales y su crecimiento comienza a generar una mayor concentración a este nivel, el efecto sobre los precios es opuesto” señaló el estudio.
“Para el consumidor final, los presuntos beneficios de una mayor concentración en la industria supermercadista son, a lo menos, cuestionables. Las operaciones de concentración han sido seguidas primero de una desaceleración de la caída de los precios observada anteriormente y luego de alzas de precios” explica el análisis.
González apunta también a otro efecto nocivo de la concentración: “Es posible afirmar que los supermercados financian su capital de trabajo mediante un mecanismo de créditos sin intereses, otorgados forzosamente por sus proveedores con menor poder de negociación". Conocida es la imposición de condiciones de compra, las que toman cuerpo a través de pagos fragmentados a 30, 60 y 90 días sin intereses. Una situación que impulsa a los proveedores más pequeños a buscar financiamiento en la banca.
Tarjetas CMR y Presto
Junto con el retail, el mercado de las tarjetas de crédito ofrece también numerosas zonas oscuras, las que la fusión entre CMR y Presto podría opacar aún más. Enrique Vergara, el Fiscal Nacional Económico, ha señalado que “en esta materia nuestro análisis revela que es un mercado bastante poco transparente en donde el consumidor no sabe bien cuanto paga y que por la integración que se da entre retail y tarjeta de crédito es propicio para que se den prácticas excluyentes entre otros medios de pagos, por lo tanto, en nuestra opinión, en caso de que se enajenaran las dos cadenas de supermercados igualmente habría que tomar medidas de resguardo en relación al mercado de las tarjetas para evitar que se discrimine otro medio de pago y para fomentar la transparencia al consumidor para que sepa cuánto está pagando con ese crédito”.
Si se consideran las colocaciones brutas en créditos de consumo que mantienen las compañías, entre Banco Falabella, CMR y la tarjeta Presto, su participación de mercado en esta área del crédito pasa a bordear el 13 por ciento del total. En cuanto a intereses, los consumidores están pagando una tasa máxima anual de un 40,8 por ciento en el caso de Falabella y de un 48,9 con Presto, esta última, la más alta del mercado.
AFP: peor imposible
Una alta concentración tiene también el mercado de los fondos de pensiones. Sólo Provida (del BBVA) tiene el 41,7 por ciento de los afiliados, y las dos mayores AFPs, Provida y Habitat, controlan el 66 por ciento. La fusión entre las AFPs Santa María (de ING) y Bansander generará una institución con aproximadamente el 24 por ciento de los afiliados. Pese a ello, a un nuevo avance en la concentración de este sector, las autoridades de la libre competencia no han impugnado la operación aun cuando tampoco la han elogiado. La explicación entregada es que las condiciones del mercado son ya tan poco favorables en cuanto “elimina incentivos competitivos tanto para los actuales operadores como a los potenciales entrantes, que “difícilmente una mayor concentración empeorará estas condiciones”.
Isapres y colusión
Si es así con las AFPs, algo muy similar sucede con las isapres. Tres de ellas, Banmédica, Consalud e ING Salud controlan casi el 70 por ciento del mercado, lo que facilita prácticas de colusión. Es así como hace un par de meses terminó un largo proceso iniciado por la FNE que acusó a las isapres Banmédica, Vida Tres, Consalud, Colmena e ING salud de colusión para disminuir las coberturas de los planes desde un cien por ciento en prestaciones hospitalarias y 80 por ciento en coberturas ambulatorias a una combinación entre un 90 y un 70 por ciento. Pese a los aparentes antecedentes, el TDLC rechazó las acusaciones de la FNE y liberó de cargos a las instituciones.
Pese a estos pequeños obstáculos, el proceso avanza con fuerza. Nada más recordar que a partir del primer día del año entrante una nueva fusión comenzará a operar en el sector financiero. Con la nueva operación, el Banco de Chile pasará del 18 por ciento del mercado de las colocaciones a un 20 por ciento, sólo superado levemente por el Santander, que tiene un 21,8 por ciento y ostenta el primer lugar. Tras la fusión, estos dos bancos concentrarán el 41,8 por ciento del mercado, un sector de por sí altamente concentrado: los cuatro principales bancos tienen casi el 70 por ciento del mercado financiero chileno, el que está compuesto por más de 20 instituciones.