CNN en Chile: ¿Big Mac o Cajita Feliz?
Un paso más en el proceso de globalización, en la agenda mundial de comercio y servicios. La instalación de la cadena norteamericana CNN en Chile sólo puede compararse al aterrizaje en Santiago, hace ya más de una década, de la cadena de hamburguesas McDonald´s. Si el restaurante de comida rápida es el primero en el mundo en su género, CNN, bajo la propiedad del conglomerado Time Warner, lo es también en su rubro. En ambos casos, vale medir e interpretar estas operaciones bajo la lógica de la inversión extranjera, que es la búsqueda de nuevos negocios.
CNN es en su sector lo que McDonald’s en la fast-food. Consorcios globales, que han estandarizado en prácticamente todo el mundo no sólo un producto o servicio (en la medida que una Big Mac o una Cajita Feliz más parece servicio que producto), sino también un concepto de vida, éste afín con la lógica del consumo y el statu quo funcional al gran capital.
Lo que CNN ha hallado en Chile es lo que se denomina un nicho de mercado: la transmisión de noticias, en este caso locales y producidas localmente, durante las 24 horas. Un espacio olvidado por los medios nacionales, que por diversos criterios de mercado, han optado por una programación variada, fragmentada y bien modelada por el consumo, el rating y la lógica del espectáculo.
Aun cuando no hablemos sólo del espectáculo, sí hablamos de negocios, de mercado, de servicios, de consumo. Por ello, la diferencia entre lo que hoy ofrece la CNN, y presumiblemente ofrecerá en Chile, con la actual información de los canales de televisión abierta no es más que la distancia que existe hoy en día entre tantos otros productos y servicios, desde zapatillas a telefonía, desde créditos de consumo a automóviles. ¿Cuál es la diferencia entre dos marcas de zapatillas? ¿Cuál entre dos créditos de consumo?
La globalización, bajo los criterios de los organismos internacionales como el FMI, el BM y, para este caso, la Organización Mundial de Comercio (OMC), busca simplemente más inversión y más negocios. No discrimina, y Chile es uno de sus alumnos más adelantados, entre sectores de la economía –es lo mismo que sea del rubro minero, metalmecánica o universitario- ni entre capital nacional o extranjero. Por tanto, el trato es igual para una empresa minera canadiense o chilena, o para una emisora de capital nacional o español. La adquisición reciente del consorcio radial Iberoamerican por el grupo hispano PRISA es una muestra en el territorio de los medios de comunicación, lo mismo que ha sucedido en la televisión, con La Red o Chilevisión, hoy de Sebastián Piñera, pero hace unos años en manos de extranjeros. Sólo una extrema concentración con características monopólicas podría ser impugnada. Y, como es el caso de la prensa escrita, ni eso. El mercado, aquí, como en la banca, las telecomunicaciones, las farmacias y todo el retail, campea a sus anchas.
CNN será un servicio más. Tal vez le quite publicidad a la televisión abierta, pero ese factor es propio de la competencia del libre mercado, tan cara a las misma televisión chilena. Puede influir el diseño de la televisión tradicional, pero también podría verse influida por el estilo de esta TV. Un asunto de competencia de servicios. Diversos productos disputando a potenciales consumidores.
En principio, y porque la televisión digital podría conducir a ciertas modificaciones, la CNN Chile se emitirá a través del sistema de TV cable de VTR, empresa de capitales tan norteamericanos (Liberty Global) como la cadena informativa. En el comunicado para anunciar esta nueva inversión, VTR destacó los aportes a la “pluralidad de su oferta programática”, anuncio sobre el que cabría recordar los alcances de aquella “pluralidad”: VTR se ha negado sistemáticamente, lo mismo que Telefónica a través de su sistema de cable, a emitir las informaciones de la cadena venezolana de noticias TeleSur.
VTR tendrá sus motivos para optar por una alianza con CNN y no con TeleSur, la que no tiene relación con esa “pluralidad”, sino, además de las proyecciones comerciales, con una afinidad ideológica. Una alianza estratégica entre inversionistas extranjeros puede ser muy útil para defender intereses, sean estos comerciales, políticos e ideológicos. La firme presencia en Chile del consorcio radial de PRISA sin duda que también, negocios mediante, está aquí para defender las ingentes inversiones españolas.
CNN es informativa y puede también parecer pluralista. Una mera apariencia que se acaba cuando el statu quo, la institucionalidad afín a los negocios y al gran capital, se debilita, o cuando los movimientos sociales y voces de la Izquierda comienzan a copar la agenda informativa, tal como hoy sucede en varios países latinoamericanos. No sólo podemos recordar el triunfalismo de algunos reporteros de la CNN “incrustados” entre los batallones de los marines durante la invasión a Irak, sino la abiertamente sesgada cobertura que esta cadena ha otorgado al gobierno de Hugo Chávez y Evo Morales.
Un tipo de cobertura que seguramente irá incluida en el nuevo servicio.
PAUL WALDER
Publicado en PF
CNN es en su sector lo que McDonald’s en la fast-food. Consorcios globales, que han estandarizado en prácticamente todo el mundo no sólo un producto o servicio (en la medida que una Big Mac o una Cajita Feliz más parece servicio que producto), sino también un concepto de vida, éste afín con la lógica del consumo y el statu quo funcional al gran capital.
Lo que CNN ha hallado en Chile es lo que se denomina un nicho de mercado: la transmisión de noticias, en este caso locales y producidas localmente, durante las 24 horas. Un espacio olvidado por los medios nacionales, que por diversos criterios de mercado, han optado por una programación variada, fragmentada y bien modelada por el consumo, el rating y la lógica del espectáculo.
Aun cuando no hablemos sólo del espectáculo, sí hablamos de negocios, de mercado, de servicios, de consumo. Por ello, la diferencia entre lo que hoy ofrece la CNN, y presumiblemente ofrecerá en Chile, con la actual información de los canales de televisión abierta no es más que la distancia que existe hoy en día entre tantos otros productos y servicios, desde zapatillas a telefonía, desde créditos de consumo a automóviles. ¿Cuál es la diferencia entre dos marcas de zapatillas? ¿Cuál entre dos créditos de consumo?
La globalización, bajo los criterios de los organismos internacionales como el FMI, el BM y, para este caso, la Organización Mundial de Comercio (OMC), busca simplemente más inversión y más negocios. No discrimina, y Chile es uno de sus alumnos más adelantados, entre sectores de la economía –es lo mismo que sea del rubro minero, metalmecánica o universitario- ni entre capital nacional o extranjero. Por tanto, el trato es igual para una empresa minera canadiense o chilena, o para una emisora de capital nacional o español. La adquisición reciente del consorcio radial Iberoamerican por el grupo hispano PRISA es una muestra en el territorio de los medios de comunicación, lo mismo que ha sucedido en la televisión, con La Red o Chilevisión, hoy de Sebastián Piñera, pero hace unos años en manos de extranjeros. Sólo una extrema concentración con características monopólicas podría ser impugnada. Y, como es el caso de la prensa escrita, ni eso. El mercado, aquí, como en la banca, las telecomunicaciones, las farmacias y todo el retail, campea a sus anchas.
CNN será un servicio más. Tal vez le quite publicidad a la televisión abierta, pero ese factor es propio de la competencia del libre mercado, tan cara a las misma televisión chilena. Puede influir el diseño de la televisión tradicional, pero también podría verse influida por el estilo de esta TV. Un asunto de competencia de servicios. Diversos productos disputando a potenciales consumidores.
En principio, y porque la televisión digital podría conducir a ciertas modificaciones, la CNN Chile se emitirá a través del sistema de TV cable de VTR, empresa de capitales tan norteamericanos (Liberty Global) como la cadena informativa. En el comunicado para anunciar esta nueva inversión, VTR destacó los aportes a la “pluralidad de su oferta programática”, anuncio sobre el que cabría recordar los alcances de aquella “pluralidad”: VTR se ha negado sistemáticamente, lo mismo que Telefónica a través de su sistema de cable, a emitir las informaciones de la cadena venezolana de noticias TeleSur.
VTR tendrá sus motivos para optar por una alianza con CNN y no con TeleSur, la que no tiene relación con esa “pluralidad”, sino, además de las proyecciones comerciales, con una afinidad ideológica. Una alianza estratégica entre inversionistas extranjeros puede ser muy útil para defender intereses, sean estos comerciales, políticos e ideológicos. La firme presencia en Chile del consorcio radial de PRISA sin duda que también, negocios mediante, está aquí para defender las ingentes inversiones españolas.
CNN es informativa y puede también parecer pluralista. Una mera apariencia que se acaba cuando el statu quo, la institucionalidad afín a los negocios y al gran capital, se debilita, o cuando los movimientos sociales y voces de la Izquierda comienzan a copar la agenda informativa, tal como hoy sucede en varios países latinoamericanos. No sólo podemos recordar el triunfalismo de algunos reporteros de la CNN “incrustados” entre los batallones de los marines durante la invasión a Irak, sino la abiertamente sesgada cobertura que esta cadena ha otorgado al gobierno de Hugo Chávez y Evo Morales.
Un tipo de cobertura que seguramente irá incluida en el nuevo servicio.
PAUL WALDER
Publicado en PF