Las Pymes y la inversión de la política
Como una ola cíclica, como el clima o la estacionalidad laboral, y, claro está, como los ciclos propios de los procesos electorales, hay materias, sean éstas políticas, sociales o económicas, que emergen, se expanden, explotan, para volver a hundirse. Las pymes, las pequeñas y medianas empresas, más que entidad económica, son entidad imaginaria, tema de la agenda y bandera política, han vuelto a protagonizar el espacio público de los medios, actuación que con certeza, como todo en este mundo, pasará en el breve plazo al olvido. Hace un mes atrás nada podría llevar a presagiar ni menos proyectar que las pymes, este conglomerado productivo heterogéneo, disperso, tan irreal y también tan ambiguo como hablar de “la clase media”, de “la mujer chilena” o, incluso, de “la familia chilena”, pasarían a ser una colectividad , habría que precisar más simbólica que real, disputada por el gobierno y la oposición. Una disputa sorpresiva que para pesar de las pymes tiene más relación con el horizonte electoral y sus estrategias de corto y mediano plazo. Tal vez sin la arremetida legislativa del gobierno, que ha incluido además de la hoy denostada depreciación acelerada el proyecto de reforma electoral y el de reforma educacional, la oposición de derecha no hubiera hallado mejor oportunidad para desplegar sus estrategias: favorecer a unas pymes olvidadas por un gobierno socialista y, de paso, revolver un poco el mapa electoral e ideológico y diluir eso de una derecha que está por el puro lucro.